Entrevistamos al creador de Padres e Hijos para entender por qué
A pesar de sus 2.8 estrellas en IMDb, la serie se mantuvo 16 años entre las cinco más vistas de la televisión nacional. | Ilustración: Juan Ruiz. | VICE Colombia.

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Semana de la televisión

Entrevistamos al creador de Padres e Hijos para entender por qué

Una charla con la persona que mantuvo a media Colombia pegada del televisor a la hora del almuerzo.

A pesar de sus sus 2.8/10 estrellas en IMDb (ahí está la puntuación, solo vayan y véanla), Padres e hijos marcó la televisión colombiana para siempre. En dieciséis años de emisión, la telenovela (¿la serie?) demostró que podía haber tramas de alto rating con elementos sencillos (a veces, demasiado sencillos): Carlos Alberto ahorrando para irse de vacaciones con su familia a un hotel en Girardot; el fantasma de Ana María visitando a su hija Daniela; Esteban enamorándose de quien resultaría ser su propia hermana.

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Sin embargo, el programa demostró una cosa: no importa ser polémico si triunfas con la audiencia.

No lo puedo negar: yo era una fiel seguidora del programa. Y supongo que, como yo, mucha gente lo era, pues la telenovela estuvo posicionada dentro de los cinco primeros lugares del share y rating de la televisión nacional durante todo el tiempo que estuvo al aire. Todo el tiempo. Los datos fueron recogidos por IBOPE, empresa líder en el mercado de investigación de medios de comunicación en América Latina .

Por eso, pueden decir lo que sea, pero nadie puede negar el éxito que tuvo.

Basándose en los mismos datos de IBOPE, Manuel Riveros, director de tecnología y sistemas de Colombiana de Televisión —la productora y ex programadora de Canal Uno y Caracol TV— afirma que el share nacional corrobora el éxito de la serie. En promedio, este fue del 41.7%. Lo que quiere decir es que, de todas los personas que veían televisión a esa hora en Colombia, ese porcentaje —la mitad— estaba viendo Padres e hijos.

Para entender más sobre este fenómeno televisivo, hablé con Malcolm Aponte, un comunicador social de la Javeriana, que tuvo la idea original y produjo el programa. Y como si se tratara de un capítulo de la novela, me encontré con él un día soleado en un parque de Bogotá en el que recordamos los grandes momentos de gloria en que almorzar equivalía a ver a Carlos Alberto, Gabriela y Daniela Franco en pantalla.

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Aponte me contó que trabajó treinta y dos años con Caracol Televisión haciendo seriados y novelas como Oye, bonita, Amor de Carnaval, La Sucursal del Cielo y Mujeres al límite. Hoy la cosa es diferente: “a partir del ocho de enero, estoy gozando de mi jubilación”, me dice con una sonrisa.

“Era un fenómeno—dice sobre Padres e Hijos—: todas las familias de todo el país y de todos los estratos veían el programa”.

La razón que Malcolm me da cuando le pregunto por la ironía de que la crítica negativa y la popularidad convivieran juntas en este programa es simple: los temas.

Las tramas y subtramas se creaban con base en las experiencias que le ocurrían a conocidos y a gente cercana al equipo de producción. Ellos escuchaban una historia de lo qué le había ocurrido a alguna persona, y si era interesante, buscaban la manera de meterla en la novela. Luego veían cuáles historias eran tendencia y cuáles no.

Y claro, ¿cómo no notar ese experimento de combinar un montón de historias dentro de una misma familia? A los Franco les pasó de todo: adoptaron niños, hubo problemas de drogadicción y episodios fantasmagóricos, había episodios de secuestros, tramas de divorcios reiterados por parte de Daniela Franco.

Tal vez, esa era la magia que tenía el programa: las tramas parecían ser infinitas.

Daniela Franco

De esa manera, en ese eterno ensayo de prueba y error, los realizadores se dieron cuenta de que Daniela Franco era uno de los pilares fundamentales del programa. “Todo lo que le pasaba a ella era amado u odiado. Entonces, a partir de ese personaje, construimos muchas historias relacionadas con problemáticas de adolescentes”, afirma Aponte.

¿Cómo olvidar a Daniela Franco? Imposible. Daniela creció en el programa: de niña se hizo adulta. Era inmortal. A pesar de estar al borde de la muerte varias veces, nunca murió, y en una de esas, hasta revivió. Tuvo varios novios y esposos, casi todos guapos, entre los cuales estaba Diego Cadavid.

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Por eso es que la gente no dejaba de hablar de ella. Y mientras la gente más veía y criticaba el programa, el rating subía y subía. Al mismo tiempo, Franco se fue convirtiendo casi que en un ícono de la cultura pop colombiana: existe incluso un grupo de punk bogotano que lleva su nombre.

Confieso que me alcancé a emocionar cuando Netflix sacó este video que anunciaba la llegada de Daniela Franco a su plataforma.

Antes de saber que el video era un chiste del Día de los Inocentes, me emocioné porque pensé que iba a descubrir cómo serían los nietos de Carlos Alberto y Gabriela. Pensé que iba a descubrir cómo serían Pipe y Pablito levantando en Tinder y cómo serían mis propios almuerzos a ritmo de la canción de Padres e hijos con fusiones de trap y reggaeton, probablemente con la voz de Maluma.

¿Será que algún día tendremos otro éxito televisivo casi tan inmortal como la mismísima Daniela Franco que nos ayude a digerir los almuerzos que nos quedan antes de morir?

No sé si sea posible.

Padres e hijos demostró su genialidad al descubrir la fórmula del rating que la mantuvo al aire dieciséis años. La fórmula fue tal vez, el hecho de ser un experimento de largo aliento. Fue un análisis eterno lleno de tramas, personajes y lecciones de vida cotidianas que indagaba constantemente qué era lo que pegaba entre la gente. Y fue un experimento más o menos bien logrado.

“Se tocaron los temas que en una época no se tocaban en televisión. Y lo hicimos de una manera muy familiar y real. Además, eran aleccionadores. La familia cambió muchísimo en diecisiete años. Creo que ni había celular al comienzo. Todas las relaciones y la conformación de la familia tradicional sufrieron muchos cambios. Entonces, nos tocó entender todo esto con diferentes profesionales de diferentes disciplinas para ponerlo en la serie”, me cuenta el productor antes de mencionar que cuando la novela se convirtió en un fenómeno tuvieron que involucrar antropólogos, psicólogos, médicos y psiquiatras para que aportaran diversos puntos de vista a las historias construidas.

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Eso se nota: las tramas, circulares y abnegadas en su propio estilo a retratar la clase media colombiana, tenían muchas cosas qué contar. Casi no acaba.

Por ahora, ante la negativa de Netflix, habrá que repasar sus grandes éxitos por YouTube.

Aquí pueden ver el final de la serie, por si no lo recuerdan.


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