Una noche de magia negra en Bogotá a cargo de Slayer
Fotos por David Micolta

FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Una noche de magia negra en Bogotá a cargo de Slayer

Este dios del metal rugió con toda su furia en la capital.

Cuando uno da vueltas en un pogo mientras Slayer está en la tarima tocando "Angel Of Death" piensa en muchas cosas. A la par que se lanzan y esquivan golpes, vienen a la mente cientos de recuerdos. Las tardes escuchando metal con los amigos al lado de una grabadora, la primera vez que uno tuvo en las manos una copia de Reign In Blood, los primeros conciertos a los que uno fue, la vez que inútilmente se intentó sacar "Raining Blood" en algún instrumento, los regaños de los papás por escuchar música del Diablo, las miles de horas y horas que uno ha pasado bolenado mecha en bares, conciertos, buses, calles y en la soledad del cuarto. Cuando uno da vueltas en un pogo mientras Slayer está en la tarima tocando "Angel Of Death", es inevitable no derramar una lágrima en honor al parche de toda vida, a la música, al metal.

Publicidad

Ayer, 3 de mayo, sonó en Bogotá por tercera vez el incomparable estruendo de Slayer. Una de las bandas más grandes de la historia del metal. Esa banda que inspiró generaciones de metachos, las cuales se reunieron en la Gran Carpa Américas para alzar los puños y menear los cuellos. Para quienes los vimos por primera vez fue una experiencia irreal. Y sí, no estaba Jeff Hanneman, quien murió hace cuatro años justo un dos de mayo, pero tener a Tom Araya y Kerry King parados sobre el escenario parecía una mentira. Era como un sueño vívido porque era impresionante la forma en la que tocaban.

Desde el público parecía que adentro tenían problemas de sonido, sobre todo porque Gary Holt entraba y salía constantemente del escenario, pero si había algún problema no se sentía, porque escucharlos era perfecto. Cada golpe de batería, cada corte de guitrra, cada solo, cada grito, todo era un puta cátedra maestra de metal.

Además la banda no se guardó nada: "War Ensemble", "Seasons In The Abyss", "Black Magic", "Postmortem", "Disciple", un repertorio tremendo que repasó gran parte de su discografía e incluyó canciones del más reciente disco de la banda como "You Against You". Una brutalidad que duró casi dos horas en las que Araya hizo pocas intervenciones y hasta habló español.

Simplemente genial.

Lo único reprochable: el público de la zona más cercana del escenario. Parecían maniquíes que veían el concierto a través de las cámaras de sus celulares. No tenía lógica que la gente estuviera más preocupada por tomarse selfies que por lanzar puños. Daban ganas de gritar: "¡Carajo está tocando Slayer, a correr en círculos, caras verga!", pero qué se le va a hacer, por suerte había parches aislados que meneaban esas cabezas y lanzaban puño y pata como esa banda lo merece. Gracias a Satán en las otras localidades el desmadre estaba bueno. Solo pogo que paraba con un cabeceo unísono y de ahí a correr de nuevo.

Publicidad

Algo sublime. Gracias por eso gente linda.

Aunque al final la cosa se prendió duro, incluso había gente arrodillada en el pogo con los brazos abiertos haciendo una profana oración ¿Cómo no?, estaba sonando "Raining Blood", qué más podía pedir uno.

Al final no quedó más despedirse de la banda e intentar digerir lo que pasó.

No queda más que decir, excepto: Slayer por siempre, que nunca pare de llover sangre.

Aquí les dejamos algunas imágenes de esta noche de metal y euforia.