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Cultură

Este es el colectivo que toca tambor por el feminismo en Colombia

Desde hace tres años La Tremenda Revoltosa batucada feminista ha animado con tambores y cantos las luchas a favor de los derechos de las mujeres en el país. Hablamos con ellas y con dos académicas para enterarnos más de cómo es el feminismo bailable.

Plantón de La batucada en respuesta a un grupo de católicos en contra del aborto haciendo vigilia frente a Oriéntame, el viernes pasado. Foto por Santiago Mesa.

Desde hace más o menos tres años unas 20 mujeres se reúnen todos los lunes a las 6 de la tarde en el campus de la Universidad Nacional. A sus encuentros llevan tambores, redoblantes y baquetas que tocan al son de ritmos africanos y brasileros. Además de montar y practicar sambas tradicionales, tocan también canciones populares a las que les cambian las letras, para que las melodías de Celia Cruz, de El General o de Los Fabulosos Cadillacs sirvan de fondo para acompañar sus gritos y cantos sobre feminismo y revolución.

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El nombre del colectivo es La Tremenda Revoltosa batucada feminista, un grupo de activismo político que, con tambores y trompetas, acompaña muchas de las movilizaciones que se hacen en Bogotá en contra de lo que ellas entienden como injusticia y violación de los derechos de las mujeres. La batucada fue creada por varias integrantes de la maestría en Estudios de Género, de la Universidad Nacional, con la intención de que los estudios sobre el feminismo salieran de la torre de marfil de la academia.

Al fondo, grupos de católicos y el Concejal de la familia manifestándose en contra del aborto. Foto por Santiago Mesa.

"Algunas estábamos cansadas de que los temas que las feministas salimos a gritar y por los que luchamos fueran silenciados. Muchas veces no tenían la misma fuerza y contundencia que tenían otros movimientos sociales", me dijo Jennyfer Vanegas, una trabajadora social, que actualmente hace la Maestría en Estudios de Género y que hace dos años cogió un par de baquetas y un tambor y se unió a La batucada.

El impacto que tiene La batucada en las movilizaciones es evidente. Con el gancho de canciones pegajosas como "No me trates de engañar", del panameño Edgardo Franco –más conocido como El General–, los transeúntes terminan parándole bolas a una manifestación que de otra forma podría pasar desapercibida.

Jennyfer me contó que, inspiradas también en procesos de batucada en otros países, varias de las actuales integrantes de la Tremenda Revoltosa decidieron mezclar arte, música y feminismo y darle a sus discursos y protestas la fuerza que necesitaban con la voz de los tambores. "La idea es mover cuerpos y mentes. Hacer política desde la música y el arte".

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La batucada en Buenaventura. Foto vía usuario de Flickr 135125117@N06.

Para algunos esto puede sonar a mamertada. Pero las cifras que hablan de la situación de las mujeres en Colombia tienden a indicar que salir a gritar por sus derechos no es ningún disparate.

Según un estudio de la Secretaría de la Mujer, de los 4.244 dictámenes sexológicos que hizo Medicina Legal en 2015 en Bogotá –y que corresponden a personas que tenían la intención de denunciar un caso de agresión sexual– 3.578 correspondían a mujeres, es decir el 84%. Y si la cifra no lo sorprende, sino que le parece más o menos predecible, lo que eso indica es que la imagen de las mujeres como particularmente vulnerables a un ataque sexual se ha normalizado al punto de parecer natural.

A esto se suman otras formas de violencia más cotidianas que, por lo mismo, tienden a estar ocultas y pueden ser más difícil de identificar. Una de estas formas es el acoso callejero: miradas, agresión verbal –"piropos", silbidos etc.– exhibicionismo, manoseo, por nombrar algunas formas. En 2014 la Secretaría de la Mujer realizó una encuesta en la que se le preguntó a 10.733 hombres y mujeres acerca de sus percepciones sobre la violencia hacia las mujeres en Transmilenio. La encuesta reveló que, al ver una situación de violencia contra una mujer, la mayoría de los encuestados no hacían nada por temor (34,8% de los hombres y 35,8% de las mujeres encuestadas); la siguiente reacción más popular era la indiferencia (24,1% hombres y 26,1% mujeres). Y un 7,7% de las mujeres encuestadas, frente a un 5,2% de los hombres, respondieron que no hacían nada porque les parecía normal.

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La acción de colectivos como La batucada, según me contó Luz Gabriela Arango, directora de la Escuela de estudios de género de la Universidad Nacional, se inscribe en una larga tradición de feminismos que busca precisamente eso: hacer visible lo que ha permanecido invisible y lo que aparenta ser normal. Y de paso, con arengas como "Si vas a defenderte de violencia machista, tú eres, tú eres, tú eres feminista", enseñar y orientar frente a hechos y conceptos que en muchos casos se siguen mal interpretando y malentendiendo, como el concepto mismo de feminismo.

Foto por Santiago Mesa.

Para Luz Gabriela, el poder de La batucada no es sólo haberle traído a las movilizaciones sociales una energía que no tenían. Su poder también radica en una presencia de tambores y voces puramente femeninas que con su sola presencia rompe estereotipos. "Hacia el exterior tienen una fuerza y un efecto que puede variar según quien las vea; y en un nivel interior han logrado también llegar a una forma en la que ellas mismas se llenan de fuerza y de poder para transformar y transformarse".

Para corroborar cuál es el papel que puede cumplir La batucada en la red de organismos y organizaciones que trabajan por la igualdad de género en Colombia, me puse en contacto con Nina Chaparro, quien es investigadora en el área de género de Dejusticia, un centro de estudios socialesy jurídicos que promueve los derechos humanos en el país. Para ella, La batucada complementa el activismo de otras organizaciones cuyos debates pueden quedarse en una esfera menos pública. "Grupos como La batucada tienen una existencia mayor en la vía pública que a veces no tenemos otras organizaciones. Realizan un papel importante de empoderamiento: de salir a la calle, reivindicar derechos, mostrar por qué causa se pelea".

"Además son activistas que exponen sus cuerpos, sus caras y sus vidas por una causa, y eso además de ser muy valiente le da fuerza y valentía al movimiento feminista. Han logrado protestar de una forma distinta e innovadora, con alegría y tambores, lo que hace que la manifestación no se vuelva una cuestión violenta, sino un espacio de manifestación pacífica y contundente", terminó diciendo Nina Chaparro.

O dicho de forma más sencilla por Jennyfer: "Nosotras nos organizamos desde la rabia porque estamos indignadas con lo que pasa a diario con las mujeres, pero también lo hacemos y respondemos desde la alegría, la música y el carnaval".

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Tania es feminista, sin peros. Si quieres contarle una historia o hablar de feminismo acá la encuentras en Twitter.