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Música

El auge de la autoproducción musical en españa

Hablamos con algunos de los artistas emergentes de la escena españolan sobre esta tendencia en la que los interpretes toman el control absoluto de sus proyectos.

Este artículo fue originalmente publicado en i-D.

La industria de la música cambia a pasos agigantados. En una sociedad tan acelerada como la nuestra, este aspecto cultural con tanta repercusión en nuestros días se renueva constantemente. Semana tras semana, los medios nos bombardean con jóvenes artistas, las canciones del momento, nuevos videoclips que debes ver si quieres conocer la última moda en el mundillo y un largo etcétera. Por tanto, es normal que cualquier persona que esté al día con las tendencias musicales y tenga un poco de talento decida seguir el paso de sus ídolos y probar suerte.

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No parece difícil, ¿no? Crear un tema del estilo que más te guste, subirlo a alguna plataforma online y dejar que la rueda gire sola. Si Lorde o Grimes lo hicieron en su día, cualquiera puede. Lo cierto es que, a día de hoy, esta opción es una vía casi segura para intentar hacerte un hueco en el mundo de la música y, además, haciendo lo que te gusta, pero cuenta con un gran contratiempo: la competencia. En los últimos años, la escena musical española ha vivido un auténtico boom de artistas emergentes con apenas apoyos externos, ya sean productores, discográficas o cualquier equipo de management. El presente está en Internet.

Tú eres EL artista (con mayúscula). Compones el tema, lo produces, lo subes a una plataforma de streaming, controlas las redes sociales y te encargas de expandir la repercusión que pueden tener tus canciones. Un auténtico artista 360º sin ningún tipo de intermediarios en la mayoría de los casos. Esto, por supuesto, no siempre ocurre así. Quien más y quien menos se rodea de amigos que puedan poner su mano en los arreglos de la canción, que dirija algún videoclip o que incluso tenga un pequeño equipo de prensa que se encargue de alguna entrevista. Todo ello depende, además, del nivel de fama que hayas llegado a alcanzar.

Son muchos los artistas españoles de cierta relevancia en los últimos años que cumplen al menos alguno de estos requisitos: Las Bistecs, Ms Nina, C. Tangana… ¿A qué se debe entonces este auge de los artistas DIY en España?

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En realidad, Internet y la globalización nos han puesto las cosas fáciles. Alimentados por las ideas 'hollywoodienses' que predican seguir tus sueños hasta que se cumplan sin tenerle miedo al fracaso, las nuevas generaciones sentimos la necesidad casi innata de manifestarnos en cualquier rama cultural. Por si eso no fuera suficiente, tenemos al alcance de nuestra mano infinidad de herramientas físicas y virtuales para crear los sonidos que queramos. Y, para rematar, referentes nacionales e internacionales no nos faltan: cantantes en boca de todos que únicamente han necesitado unos 'clicks' para acaparar portadas y amasar una buena legión de fans. Un cóctel perfecto.

Para Rosade Calima, uno de los ejemplos que encaja a la perfección con la definición de 'artista autodidacta', Grimes fue toda una inspiración: "Me enteré de que ella hacía toda su música como yo: con su portátil, sin haberse formado musicalmente y que empezó subiendo canciones a Myspace. Obviamente, eso me fascinó".

Detrás de Rosade Calima se encuentra Alberto, un joven de Alicante, España, que lleva un par de años compartiendo sus temas de electrónica en su perfil de Soundcloud. "La música me parecía algo que solo podía suceder en estudios de grabación súper equipados", asegura. Este pensamiento es bastante recurrente, pero no hace falta más que investigar un poco para descubrir que el número de nuevos cantantes que graban canciones en su propia habitación es, cuanto menos, sorprendente.

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Es el caso de Alba, más conocida como Bad Gyal. Esta joven artista se ha convertido, con apenas unas canciones y un EP, en un futuro referente de la música en España. Tanto es así que la catalana ha fichado recientemente por Canada y todo empezando a crear música desde su propio hogar: "Grabo mis temas con el Logic Pro, un micro y un autotune físico en mi casa". Así de sencillo.

Obviamente, la calidad de un estudio no es comparable a la de un equipo amateur colocado en el escritorio de una habitación, pero ahí radica el discreto encanto de estos proyectos musicales. Ideas frescas libres de cualquier influencia externa relacionada con el mercado musical. De esta manera, el artista demuestra que tiene más claro que nunca a dónde quiere llegar, cuál es su público objetivo y cómo acceder a ellos. La prueba está en Mercadona o Fiebre, dos temas de Bad Gyal que ya se han convertido en auténticos 'hits' del momento para toda una generación.

Las Bistecs son otro buen ejemplo de ello cuando aparecieron en nuestras vidas hace ya un par de años y supusieron toda una revolución con su 'electrodisgusting'. A la publicación de una canción suya le seguía casi inmediatamente su conversión en himno coreable en cualquier fiesta. Este género cercano al 'electroclash' no suele ir de la mano de un contrato discográfico, pero a pesar de ello, animó a otros artistas similares a seguir sus pasos. Es el caso de Vacas Venéreas, un dúo formado por Dani y Natasha que, tras actuar en infinidad de salas de fiestas madrileñas, ya cuenta con todo un repertorio en streaming.

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"Empezamos a crear música cuando descubrimos una app maravillosa que nos permitía crear bases y cantar por encima. Somos musicalmente paletas y esta era una manera rápida y eficaz de jugar y experimentar con la música. La necesidad de atención y de ser amadas por el mundo nos llevó a empezar a subir canciones a Internet", aseguran admitiendo que sus creaciones musicales son simple divertimento. "En este momento en el que todo se comparte, necesitábamos saber si lo que hacíamos era divertido solo para nosotras o también para los demás".

Este es uno de los grandes beneficios de ser un artista DIY, ya que estás exento de las directrices de una discográfica y tienes total libertad creativa para hacer absolutamente lo que te dé la gana. Vacas Venéreas ven esta autoproducción como la fase más divertida a la hora de crear temas: "Nuestra música se resume en la frase 'fast music for a fast world', por lo que nuestras canciones no tienen la calidad que el mercado espera de un producto musical. Si la tuvieran, no serían conceptualmente lo que son. Si tuviéramos una discográfica no seríamos parte del cutrismo, ni nos regodearíamos en la anti cultura".

Un punto de vista similar tiene la propia Bad Gyal. "Yo no pienso que autoproducirse o no contar con el apoyo de una discográfica sea difícil, sino que hay que tener un estilo propio y tener claro lo que haces. Ahora hay más puertas abiertas y creo que incluso es más fácil que te vean porque hay un interés. Que puedas convertirlo en tu trabajo, ya es otra cosa", asegura.

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En cambio, para Underclock —que se dedica a la música electrónica—, la autoproducción significa "que te va a tocar saber de todo. Vas a tener que aprender a masterizar tú mismo tus temas e incluso ir más allá y promocionar esa música, que creo que quizás es lo que más te puede dar una discográfica". Este joven gallego de 20 años crea y produce sus propias canciones. Tras varios años subiendo temas, en 2016 lanzó en Soundcloud su primer EP, 610-670 Thz. "En el fondo, ser un artista DIY es bueno porque te va a enseñar mucho sobre la música y todo lo que la engloba".

Enfocar tu proyecto musical de una forma u otra depende de lo en serio que te tomes tu música. Da igual que crees canciones por puro hobby o porque sueñes con convertirte en un artista de éxito; los pasos son los mismos para todos. En primer lugar, crear canciones. Afortunadamente, ahora contamos no solo con instrumentos musicales sino con varios programas de ordenador para explorar nuevos ritmos: Ableton, Logic Pro X o GarageBand son los más comunes, con interfaces más o menos similares y con extensísimas bibliotecas de sonidos.

Ismael, el joven que se encuentra tras el pseudónimo de Underclock, empezó con Ableton. "Gracias a que me enseñaron a usar dicho programa, empecé a subir mis primeros temas. Era una forma de compartir lo que yo hacía y no dejarlo olvidado en mi ordenador, pero apenas se lo enseñaba a la gente porque me daba vergüenza compartir mi música con conocidos o no consideraba que hiciese algo digno. Uno de mis mayores dilemas era si tenía la suficiente formación para dar el paso y convertirme en artista", asegura. Ismael no es la única persona en sentirse así. Bad Gyal también pasó por momentos de indecisión: "Empecé haciendo un remix de un tema que me moló. Hasta entonces, yo no había compartido música nunca. Lo guardaba para mí, pero sentí que tenía algo nuevo que aportar, sobre todo al ser mujer".

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Dicho dilema es más común de lo que parece. Si no, que se lo digan a Ms Nina. Hoy por hoy, la nueva reina del reggaetón es archiconocida por cualquier persona que siga las tendencias musicales (y por nuestros padres gracias a un anuncio de televisión) pero Jorgeline tuvo momentos de inseguridad antes de lanzarse al mercado. "Estuve meses y meses sin sacar nada porque no confiaba en mí. Esa inseguridad poco a poco se fue eliminando cuando empecé a ver que había gente ahí que le gustaba mi arte, aunque siempre hay algunos a los que les molesta", nos cuenta.

La autora de Chupa Chupa o del famosísimo "Claro que sí, guapi" sacado su tema Chic empezó hace un par de años por pura casualidad. "La mayoría de mis amigos hacían música y una de mis mejores amigas me convenció para grabar una canción. Veía que otra gente lo hacía y pensé: '¿Por qué no lo intento? No tengo nada que perder. Si no me gusta, lo borro'. Un año después grabé Chupa y, a partir de ahí, me tomé más en serio esto de hacer música. Si no me hubiera animado nunca a subir algún tema, nunca hubiera escuchado mi voz en un anuncio", afirma.

Esa inseguridad es un sentimiento comprensible, pero se termina diluyendo cuando el público responde de forma positiva. Al principio, la argentina de nacimiento se lo tomaba a broma, pero enseguida lo empezó a entender como algo serio: "Poco a poco, fui viendo la reacción de la gente y ahora hago música para el público. Si a la gente le gusta, eso te motiva a seguir trabajando, le pones más ganas y te esfuerzas en sacar cosas de mejor calidad. Por eso animo a todos a que hagan lo que les dé la gana aunque a otros les pique".

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Superado este dilema, le toca el turno a la promoción. ¿Dónde quieres subir tu propia música? En Internet tenemos muchísimas opciones a mano. Soundcloud, Spotify, Youtube… Las dos últimas junto a plataformas como Apple Music son, sin duda, las más usadas. Si quieres llegar a un público amplio de una manera accesible, aquí es donde tienes que estar. En cambio, Soundcloud o Bandcamp son portales más profesionales y "miman" más la música. Si quieres descubrir nuevos artistas y promocionar tus sonidos, la primera plataforma es tu sitio.

¿Dónde se gana más dinero? Sorprendentemente no hay datos al 100% fiables, ya que Spotify no da una cifra exacta de lo que paga a cada artista (según ellos, depende del grado de fama del artista), pero esta infografía de The Guardian de abril de 2015 arroja un poco de luz. Según estas cifras, puedes ganar unos 0,0066 euros por escucha en el gigante de streaming sueco. En cambio, por cada descarga que se produzca en Bandcamp, obtienes el 85% del precio al que pongas a la venta tu música.

Rosade Calima es uno de los pocos artistas emergentes que tiene su EP ( Phenomena, 2017) en Spotify. Al contrario de lo que pueda parecer, nos confirma que subir tu música a la plataforma es bastante fácil: "Cuando estaba terminando mi EP, quería que estuviese en algún portal más conocido que Soundcloud. Encontré distribuidores que se encargaban de llevar mi música a las plataformas que yo quisiera. Eso sí, hay que invertir el dinero que ellos piden por llevar, en mi caso, un EP a Spotify. Me hubiese gustado llevarlo también a iTunes y Apple Music, pero no quería gastar más dinero del necesario por un proyecto tan pequeño."

En cualquier caso, está comprobado que del streaming no se puede vivir si estás dando tus primeros pasos, pero con la suficiente promoción se puede llegar a los ojos y oídos de una persona que te escoja como "the best next thing" en nuestro país. Los videoclips, aunque no proporcionen demasiadas ganancias, son una buena forma de promocionarse: son un producto muy visual y con una capacidad de viralidad más alta que ninguna otra. La Zowi o Ms Nina son algunas de las artistas que más destacan en este campo. "La mayoría de mis vídeos los edito yo misma, con mi estilo y mi rollo, al igual que mis portadas. En el fondo, no tener el apoyo de una discográfica es difícil. Al principio tienes que currar mucho; por un lado tienes tu trabajo normal y por otro quieres darle caña a lo que te gusta. Lo bueno es que eres tu propio jefe y haces lo que quieres", asegura la creadora de Chic.

En sus vídeos, Ms Nina tira de amigos (precisamente Rosade Calima aparece en el clip de su tema Acelera con La Favi). Aquí radica otra gran ventaja de los artistas DIY. Como decíamos, dependiendo del nivel de fama que hayas llegado a alcanzar, puedes delegar responsabilidades en un pequeño equipo de personas de confianza, pero cuando estás comenzando, pedir la ayuda de tus amigos es lo más fácil. Los videoclips son el ejemplo más claro de lo que significa ser un artista DIY en España hoy en día.

Si te rodeas de gente con las mismas inquietudes culturales que tú y con algo de experiencia en distintas disciplinas, puedes realizar un vídeo bastante digno que no tenga nada que envidiar a una gran producción. El dúo de Vacas Venéreas lo ve como un 'DIT', o lo que es lo mismo, un 'Do It Together'. "Si tienes la suerte de tener amigos que sepan de ello, puedes hacer un videoclip sin problemas, ya sea con un gran equipo de grabación o con una cámara de 20€ de baja resolución de segunda mano".

Cuando preguntamos a estos artistas si piensan que esta situación se ha convertido en el futuro para los jóvenes artistas, todos afirman con rotundidad. Ser tu propio jefe, tu manager, tu productor o contar con gente de confianza que te ayude a hacer que tu proyecto musical crezca tiene cada vez más relevancia en el mercado. Ocurrió el pasado año con Frank Ocean, que abandonó su discográfica Def Jam (dependiente de Universal) para lanzar el aclamado Blonde desde la filial independiente creada por él mismo, Boys Don't Cry. Por primera vez en la historia, un disco autoeditado podía estar nominado a los Grammy, pero el artista no quiso presentarlo por mantenerse fiel a sus propias ideas. En ese aspecto, Vacas Venéreas apuntan alto: "Nosotras por el momento no tenemos ningún Grammy, pero todo se andará".