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Música

No entiendo qué tiene Kali Uchis

OPINIÓN | No basta con convertirse en un pastiche de ideas sacadas de distintos contextos que se juntaron en una misma bolsa.
Foto: Luke Gilford

Hace un par de meses, una revista me pidió que escribiera sobre Kali Uchis. “¿Sobre quién?”, pregunté yo. Mi ignorancia era genuina. Hasta ese entonces, no había escuchado hablar nunca de la supuesta revolución del soul y el R&B. Hice la tarea: escuché su música, vi sus videos, leí sus entrevistas. Me enteré de que era colombiana, pero vivía en Estados Unidos. Que había sido telonera de Lana del Rey en su última gira y que la suya era una propuesta alrededor de lo retro. Que había aparecido en la escena musical gracias a una mixtape hecha solo con su computador y que Snoop Dog y Tyler, the Creator, se habían convertido en sus padrinos.

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Qué había cantado con Gorillaz y había estado nominada a un Grammy Latino con Juanes. Que la habían invitado al talk show de Jimmy Fallon y que era amiga de Shakira. Hice la tarea, pero seguía sin entender: ¿qué tiene Kali Uchis?

Voy por partes. Hace mucho tiempo que la música dejó de ser simplemente sonido. Desde el momento en que se hizo comercial, se volvió también imagen, discurso, espacio, tendencia e incluso ideología. Quien paga la entrada a un concierto de Lady Gaga, está esperando ver su show. El que escucha a Silvio Rodriguez, alguna vez creyó en sus palabras. Los seguidores de Aterciopelados en 1995 se vieron representados por su rebeldía. Entonces, repito: ¿qué tiene Kali Uchis?

Su música no propone nada nuevo. Por un lado, sonidos de los años sesenta y setenta mezclados con sonidos actuales. La idea existe desde hace dos décadas y hace rato comenzó a desgastarse. Algunos ejemplos para la muestra: James Blake, The Ladies Band y hasta The Weekend. Y por el otro, fusiones de pop, R&B, soul y reggae. Ritmos disímiles en sus raíces que se mezclan en la superficie. Otra idea repetida. El 80% de los productores la usa para llegarle a varios públicos objetivos dentro del mercado.

Ahora bien, verla me resulta mucho más interesante que escucharla. Sus videoclips son ficciones inesperadas que rompen con las lógicas de la normalidad. Amantes que se compran en semillas, se siembran en el jardín y se riegan hasta que crecen y se convierten en hombres perfectos, o amantes con síndrome de Estocolmo que viven presos en la tina del baño. Sin embargo, los créditos de volver la música un hilo narrativo son para MTV en 1980 y los de llenarlo de elementos fantásticos e inesperados son para el pop y el rock de finales de los noventa y comienzos del 2000: Telephone de Lady Gaga, Just de Radiohead, Stan de Eminem, The one that got away de Katty Perry y la lista sigue.

¿Qué queda? Haber hecho de sí misma su obra. Haber construido un personaje y un performance característico. Una diva vintage a mitad de camino entre Amy Winehouse y la Nana Fine, rosada de la cabeza a los pies y nostálgica del pasado. Eso, por supuesto, ya lo han hecho muchos y lo han hecho mejor: Michel Jackson, Madonna, Lady Gaga, Elvis Presley. ¿Qué más? Ser militante regular de la estética DIY: “hágalo usted mismo”. Escriba los guiones de sus videos, produzca su música y encárguese de su imagen con la ropa de su propio clóset. Igual que todos los cantantes de punk.

Es cierto que la creatividad no consiste en sacarse cosas de la manga o en descubrir el mundo por primera vez. Crear es, sobre todo, reinventar. Apropiarse de elementos y resignificarlos. Pero hay que saber hacerlo. No basta con convertirse en un pastiche de ideas sacadas de distintos contextos que se juntaron en una misma bolsa.

Escribí el texto que me pidió la revista. Hablé de Kali Uchis y de su familia en Pereira. De Karly Loaiza su nombre de pila. De la vez que estuvo en Medellín grabando uno de sus sencillos y de Isolation, su próximo disco. Pero sigo entender: ¿qué tiene Kali Uchis?

@LauraGalindoM