¿Por qué los colombianos no nos quitamos el jean entubado?
Ilustración por Curzi

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Μodă

¿Por qué los colombianos no nos quitamos el jean entubado?

Desde Florencia, Londres y Nueva York los mandan a recoger, pero seguimos viéndolos en todas las calles y vitrinas de Bogotá

"Los jeans entubados están muertos, todos los sabemos". La frase la escribió hace poco un periodista que, desde una feria de moda de lujo que se organiza cada invierno en Florencia, Italia, condenaba mi repertorio de pantalones, y el de casi todos los que me rodean, al cajón de la obsolescencia.

No era la primera vez que alguien anunciaba la muerte del estilo de pantalón que tengo puesto en este momento y que ha sido dominante durante toda la última década. Desde 2014 —cuando el Wall Street Journal publicó un artículo acerca de la segunda venida del clásico 501 de Levi´s— y hasta el mercado de la moda de Florencia de hace un par de semanas, los medios especializados han venido alistando un ataúd para al jean entubado.

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Pero ya es 2017 y en la calles de Bogotá, en las piernas de sus universitarias, en las vitrinas de los centros comerciales  y en las botas de los diseñadores de esta revista, sigo viendo jeans entubados por todas partes.

¿De qué "todos" hablan los reporteros que escriben desde la primera fila de los mercados de moda en Florencia, Italia? ¿Es posible que en una industria tan globalizada como la de la moda un estilo pueda estar muerto a un lado del Ecuador y mantenerse vivo durante tanto tiempo del otro lado? ¿O estamos más bien a punto de ver cómo un cambio de tendencia hace colapsar todo lo que hemos aprendido a entender por un bonito par de jeans a la moda?

Antes de ser el estilo de jean con el que se viste a un maniquí por defecto, los jeans entubados fueron durante décadas propiedad casi exclusiva de punkeros, metaleros y otros frutos exóticos de la ciudad. Según Catalina Marín, quien trabaja para WGSN, una empresa británica que se especializa en predecir tendencias,  la industria de la moda le da crédito a un tal señor Iggy Pop el hecho de traer a los entubados de las márgenes al mainstream.

Iggy Pop, trendsetter desde el 77. Imagen vía Wikimedia Commons

A finales de los noventa, Iggy Pop alcanzó la Fama con mayúscula luego de una carrera que había comenzado en los setenta pero que había estado a la sombra de sus problemas de drogas. Su música estaba en la banda sonora de películas como Trainspotting y Arizona Dream y el propio señor Pop había dejado de cortarse el pecho con botellas para aparecer en programas de Nickelodeon y reencauches de Star Trek. Sin embargo, el exvocalista de los Stooges no había cambiado su sentido de la moda: para sus apariciones públicas Iggy Pop seguía optando por una única prenda, un par de jeans entubados que parecía no haberse quitado desde 1970.

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Según los reportes de WGSN, los primeros en adoptar el estilo de los jeans de Iggy en una colección de ropa de calle fueron los diseñadores japoneses, quienes a principio de este milenio ya vestían a sus modelos con la clase de pantalones que se venden hoy en todas las tiendas de Fast Fashion en Bogotá. Curiosamente, los diseñadores japoneses también hacían presencia en masa en el mercado de la moda de Florencia, donde los entubados fueron sentenciados a muerte hace poco.

Para mediados de la década pasada, los jeans entubados comenzaron a invadir las nuevas temporadas de marcas europeas y estadounidenses, que iban desde Cheap Monday hasta Karl Lagerfeld.

Sin embargo, Catalina Marín recuerda que en Colombia las marcas tuvieron muchas reservas antes de apostarle al estilo de jean que había impuesto un ex adicto a la heroína: "eso debió haber sido como 2007 y la mayoría de marcas que estaban trayendo jeans al país no creían que estas nuevas siluetas tan ajustadas fueran a gustarle a los colombianos, porque estaban asociadas a nichos como el del punkero".

Colección 2008 de la marca sueca Cheap Monday. Imagen vía Flickr: Lions! Tigers! Bears!

Pero les gustó.

Natalia Pardo está encargada del mercadeo de Angel Jeans, una marca colombiana que se especializa en hacer ventas en El Madrugón, una feria mayorista que se realiza todos los miércoles y sábados en la que se surten comerciantes de todo Bogotá y sus alrededores. Según Natalia, de las 42 piezas de jean que produce la marca en cada temporada 36 son entubadas. La proporción entre entubados y otras siluetas se ha mantenido así desde hace al menos seis temporadas.

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"La gente sí sigue comprando muchos jeans entubados —me decía por teléfono—, a veces tratamos de sorprender a nuestro cliente y proponerle nuevos cortes o materiales, pero esa no es nuestra misión como marca. Al final el jean ganador sigue siendo el entubado", me dijo Natalia con total indiferencia por las opiniones de los reporteros de moda del otro lado del Atlántico.

"De pronto en Zara, en Levi's o en alguna de las tiendas que se concentran en atender a otra clase de clientes te digan algo más", me aconsejó.

Pero en la orilla opuesta a la del congestionado Madrugón de San Victorino, la de los no menos congestionados centros comerciales del norte de Bogotá, los jeans entubados siguen mandando.

La versión más colombiana del entubado se encuentra en la última temporada de Angel Jeans. Imagen vía Facebook: Angel Jeans

"La última colección del año pasado fue de las más entubadas que hayamos recibido", me decía Isabel, encargada de la tienda ZARA de Titán Plaza. Según Isabel, a pesar de que la primera temporada de 2017 trajo algunas cosas nuevas, los entubados siguen conformando la mayor parte de la oferta de ZARA en pantalones. "Llegaron cosas nuevas (culots, pantalones sin bota y cosas así fuera de lo común) pero de estas prendas llegan muy pocas unidades y van dirigidas a un público muy exclusivo, sobre todo mujeres. En términos generales, para nosotros el básico sigue siendo el entubado", aseguró presentando todo un mueble de pantalones entubados como evidencia.

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De los 12 modelos que llegaron a la tienda Levis de la calle 122 para la primera temporada de 2017, 10 son entubados. "Hace unos cinco años llegaban apenas uno o dos modelos así", recuerda Yurani Rodriguez, encargada de la tienda. Por su parte, dos jóvenes vendedores de la tienda Diesel que se encuentra a pocas cuadras responden a la misma pregunta con una sola palabra: todos. De hecho, a juzgar por su expresión, parecen nunca haber visto ni ser capaces de imaginar otra clase de jean.

No hace falta irse a pasear por las tiendas para darse cuenta de la acogida que los jeans entubados han tenido en esta generación. En medio de una exposición de arte en la que la mayoría  de los asistentes usamos jeans de bota entubada, un conocido que anda por los treinta y pico desentona con unos de corte recto, que hoy en día parecen bota campana. Le pregunto porque no usa los pantalones entubados como todos los demás muchachos: "No sé, seguramente porque ya soy más viejo  que los demás muchachos", contesta con la misma indiferencia que mostró la mujer que maneja las colecciones de jeans en el madrugón.

Hoy, en las calles de Bogotá, el ancho de la bota suele ser proporcional a la edad que alguien tiene, o al menos a la que intenta aparentar.

Aparte del natural deseo de querer estar a la moda, hay buenas razones prácticas para el éxito de los jeans entubados en Colombia. Estos son jeans que levantan la cola, esconden el gordito y  se le ven muy bien a las mujeres bajitas, que son la mayoría", me contestó Natalia, de Angel Jeans, cuando le pregunté por qué su clientela estaba tan apegada a los entubados.

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Para Catalina Marín la acogida del jean entubado en Colombia tiene raíces que van más allá de lo funcional: "Al principio nadie creía que a las mujeres colombianas les fuera a gustar verse tan nalgonas y caderonas. Pero no solo ha cambiado la moda, ha cambiado la relación con el cuerpo", concluyó acerca del romance entre los colombianos y los pantalones que alguna vez fueron de punkeros.

"Lo que pasa con los jeans entubados es que han dejado de ser tendencia para convertirse en un básico", me decía Gustavo Lozano, director creativo de Juan, una marca local que nació en un pequeño local de Chapinero y ahora ocupa un amplio espacio justo encima de uno de los bares más concurridos de la ciudad.

Pantalones de la última temporada de JUAN. Foto por George Venegas cortesía de Juan Studios

Con la intención de presentarle a sus clientes algo novedoso —algo como lo que habría sido un jean entubado en 2002— Gustavo introdujo en su última colección un par de modelos de jean de bota recta para hombres. "Pero la gente todavía no los recibe muy bien. En términos de moda, los hombres en Colombia son muy conservadores", aseguró el diseñador.

En cambio la clientela femenina de Juan se ha mostrado mucho más receptiva a la nuevas propuestas de la marca. De hecho, uno de los ítems más vendidos de la nueva colección es un par de mom jeans a rayas.

A pesar de que los modelos de bota recta de Juan se estén quedando colgados en la tienda, la moda de los jeans entubados sí empieza a dar algunas señas de fatiga. Recuerdo que hace unos 7 u 8 años era necesario visitar a un sastre para conseguir la clase  entubado que el mercado aún no ofrecía. "¿Y usted sí se va a poner eso tan entubado?", me preguntaba mi mamá con escepticismo.

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Y fue mi propia madre quien la pasada Navidad me regaló —sin necesidad de que yo hiciera ninguna sugerencia— un par de jeans más entubados de lo que ninguno de los sastres de mi adolescencia habría conseguido ajustar.

El monstruo de la moda lo ha hecho otra vez: los jeans del terrible Iggy Pop se han convertido en el regalo de mamá.

A pesar de la sensación de que las cosas se ponen muy de moda justo antes de pasar de moda, los pronósticos de WGSN dicen que los entubados seguirán siendo una prenda básica hasta 2018 y lo que se alcanza a ver de 2019.

Afortunadamente.

"El vestuario es un sistema y cuando llega la moda del skinny jean todo lo demás se fue ajustando —me decía Catalina Marín— entonces cambiar  esa silueta no es fácil. Yo puedo decidir ponerme unos bota campana mañana, pero me voy a dar cuenta de que ya nada de lo que tengo en mi closet me sirve".

Ya es 2017 y los jeans entubados siguen estando ahí —hoy los tienen puestos 14 de las 16 personas que trabajan en este piso—. Y seguirán estando ahí para tranquilidad de la parte de abajo, y de todo el resto de nuestro clóset. Al menos por un rato más.