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Comida

Esta es la razón por la que la marihuana provoca monchis

No necesitamos que la ciencia nos diga que la marihuana y las ganas de comer frenéticamente van de la mano, pero sí para que nos diga cómo nuestra planta favorita afecta a las neuronas que controlan el apetito.

Si alguna vez te has preguntado por qué la marihuana te hace querer arrasar con toda una bolsa de papas fritas, un bowl de platanitos con sour cream, e incluso esa bolsa de maní dulce que te envió tu abuela hace cuatro meses, un equipo de neurocientíficos está un paso más cerca de la respuesta.

No necesitamos a la ciencia para que nos diga que drogarnos y que nos de el monchis o la moncha van de la mano, pero el cómo el cannabis afecta exactamente a los circuitos del hambre en el cerebro no había sido explorado sino hasta ahora.

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Tomas Horvath, profesor de neurobiología en Yale y su equipo de investigadores se centran en cómo el cerebro controla la alimentación, el apetito y la saciedad. Hace unos años, Horvath conoció a Marco Koch, de la University of Leipzig, quien estaba interesado en participar en el laboratorio de Horvath con el fin de estudiar cómo los cannabinoides (la clase de sustancias químicas de las que el THC es el más famoso) se meten con la función normal del cerebro.

'Cuando fumas marihuana o comes galletas de hachís o de lo que sea, obviamente cambian tus funciones cerebrales. Ésa es la idea detrás del consumo', dice Horvath con una sonrisa. "Así que la pregunta es: ¿esas funciones cerebrales cambian porque las funciones neuronales también cambian otras partes del cerebro? Creo que es una pregunta interesante".

Juntos, descubrieron que un conjunto de neuronas en el hipotálamo conocidas como POMCs se revuelven cuando se exponen a la marihuana. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Nature.

"Cuando le administras cannabinoides a los animales, al igual que a los seres humanos, comienzan a comer más, incluso si están llenos", le dice Horvath a MUNCHIES. "Entonces [dijimos], echemos un vistazo a esas vías que controlan la saciedad. ¿Se apagan con la exposición a los cannabinoides?" La hipótesis de Horvath era que la exposición a los cannabinoides apaga las POMCs, apagando así las neuronas que te dicen que estás lleno.

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Pero cuando expusieron a ratones a los cannabinoides, por medio de una inyección, encontraron que había ocurrido lo contrario. "Sorprendentemente, lo que encontramos fue que no solo [las POMCs] no estaban apagadas, sino que estaban mucho más encendidas", dice Horvath.

Las POMCs generalmente secretan una sustancia química llamada hormona alfa estimulante de melanocitos (alfa-MSH), que se cree juega un papel en la sensación de saciedad. Cuando los ratones se expusieron a los cannabinoides, las POMCs comenzaron a liberar químicos completamente diferentes: beta-endorfinas, que estimulan el apetito y promueven los antojos.

"De repente, estas neuronas que normalmente sirven el propósito de dejar de comer se convierten en el motor de la ingesta de alimentos", dice Horvath.

En pruebas posteriores, los investigadores apagaron artificialmente las POMCs en los ratones que ya estaban llenos. ("Queríamos hacer que los animales comieran en exceso cuando de otro modo no lo harían", señala Horvath, "la cual es obviamente la situación cuando alguien fuma marihuana después de la cena"). Cuando expusieron a los ratones a los cannabinoides, no comieron mucho. Cuando activaron artificialmente las POMCs en otro grupo de ratones bien alimentados y expuestos a cannabinoides, los roedores se atoraron con las papas como tú cuando tenías 20 años.

Esto fue más que emocionante para Horvath y su equipo, y también planteó una nueva serie de preguntas acerca de la función cerebral y la capacidad de la marihuana para actuar sobre ellas. En concreto, ¿los cannabinoides pueden invertir la función de otras neuronas? ¿La marihuana en realidad está recableando nuestro circuito cerebral, aunque sea solo temporalmente?

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Si bien este estudio no es el primero en explorar el papel de los cannabinoides en el monchis, Horvath señala que su equipo es el primero en explorar este conjunto específico de neuronas en esta capacidad. Otro estudio reciente sugiere que la marihuana podría afectar el bulbo olfativo en el cerebro, esencialmente volviendo el olor de la comida mucho mejor de lo habitual.

"No puedo excluir la posibilidad de que el sistema olfativo juegue también un papel en el monchis", dice Horvath. "Estamos simplemente diciendo que estas neuronas tienen un gran impacto en cómo los animales responden a los cannabinoides respecto a la alimentación, y no estamos diciendo que son las únicas".

De hecho, el fenómeno del monchis puede ser una compleja respuesta fisiológica que no puede ser reducida a un único conjunto de neuronas. Horvath y su equipo ahora tienen curiosidad por explorar el papel que estas neuronas podrían desempeñar en la sensación general de estar drogados.

"Si resulta que estas neuronas son importantes para estar drogados en general, entonces es una observación interesante", dice Horvath. "Si es solo por la alimentación, entonces podrías argumentar que, si interfieres con estas neuronas, podrías eliminar ese 'efecto secundario' del consumo de marihuana. Ya sabes, si quieres". Por ejemplo, se podrían desarrollar fármacos que alterarían la función de estas neuronas en, por ejemplo, los pacientes de quimioterapia que tienen un apetito reducido.

Uno de otros hallazgos clave del estudio podría proporcionar una pista de por qué los drogadictos comilones no son obesos mórbidos. "Al utilizar cannabinoides, estas neuronas comienzan a secretar [endorfinas que promueven la alimentación] pero que aún están produciendo y almacenando al otro, que es el químico de la anti-alimentación", dice Horvath. Una vez que dejas de estar drogado, las neuronas POMC son capaces de liberar la alfa-MSH, lo que podría causar una fase de rebote en la que se come menos. "Creo que existe un balance y puede que no contribuya a un aumento de peso, a menos que comas y fumes sin parar".

La naturaleza siempre se esfuerza por lograr el equilibrio, ¿no?