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Aunque algunos argumentan que la comercialización de la ayahuasca ha empobrecido el ritual, otros afirman que eso ha traído mucha atención a la región. El interés renovado en la ayahuasca ha alimentado un renacimiento cultural de todo tipo, mientras que los jóvenes aborígenes se interesan en las tradiciones antiguas, algunas veces olvidadas. Y el incremento de retiros de ayahuasca ha traído un dinero muy necesitado a una de las regiones más pobres del mundo. Pueblos enteros como Iquitos, en Perú, han reconstruido su economía a punta de turismo de ayahuasca, y Perú como tal ha proclamado a la cepa como parte de su herencia cultural. "Ser un aborigen del amazonas no es garantía de que esta persona esté calificada o tenga buenas intenciones, dijo Luis Eduardo Luna, un antropólogo e investigador de ayahuasca nacido en el amazonas colombiano. "Por otra parte, el no ser aborigen, de cualquier región o país, no implica que esta persona esté haciendo las sesiones por ganancias financieras. En nuestro mundo globalizado, cualquiera puede aprender cualquier cosa y puede enseñárselo a otros". Pero sigue valiendo la pena preguntar: ¿Quién es el que más se beneficia de esto y a dónde van las ganancias? "Los grupos indígenas del Amazonas son unas de las personas más pobres y marginalizadas del planeta", dijo Lesly Vela, quien trabaja para la organización británico-colombiana Yageceros, que intenta preservar la cultura tradicional de grupos indígenas en el amazonas colombiano. Si bien muchos chamanes (tanto extranjero como nativos, reales como falsos) contratan a indígenas y contribuyen con la comunidad, muchos no lo hacen. "El crecimiento del turismo y su popularidad en occidente tiene el potencial de abordar estos temas, pero sólo si aceptamos la responsabilidad y el trabajo juntos", dijo Vela. "También está haciendo muy ricas a algunas personas, y sin embargo, las comunidades indígenas donde se originaron estas prácticas siguen viviendo en la pobreza, así como en constante riesgo de sufrir por temas ambientales y sociales".El aumento del consumo de ayahuasca ha traído consigo los ideales, expectativas y estereotipos de los consumidores occidentales. Algunos aborígenes, en un esfuerzo por suplir con la demanda de los turistas, han alterado sus tradiciones para ajustarse a los imaginarios construidos por los extranjeros, incluso cuando esto traiciona la autenticidad de su cultura. En 1999, una declaración de la Unión de Médicos Indígenas Yageceros de la Amazonía Colombiana afirmaron que, "incluso algunos de nuestros hermanos indígenas no respetan el valor de nuestra medicina y van por ahí confundiendo a la gente, vendiendo nuestros símbolos en pueblos y ciudades". Otros nativos, cuya cultura indígena no incluía originalmente la ayahuasca, están siguiendo el ejemplo de los extranjeros y adoptan la tradición para hacer ganancias. La apropiación nativa de este tipo se ha estado expandiendo en todo el Amazonas.Jaquehua señaló a su pueblo natal, Cusco, como ejemplo: "cuando un nativo ve las señales de una ceremonia de ayahuasca, [ellos] dicen, '¿acaso ese ritual no se hace sólo en la selva?'. La gente hace todo por dinero"."Está haciendo muy ricas a algunas personas, y sin embargo, las comunidades indígenas donde se originaron estas prácticas siguen viviendo en pobreza." —Lesly Vela