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En el aniversario del primer viaje en ácido, ¿qué sabemos ahora sobre el LSD?

Hay una fecha tan famosa que incluso tiene un cumpleaños: el día de la bicicleta, 19 de abril de 1943. El día del primer viaje en ácido.

Un carro con forma de unicornio en Burning Man, 2014. Foto cortesía Michael & Sandy/Flickr.

Un puñado de experiencias con drogas son conocidas por millones de personas. La dosis de mezcalina de Aldous Huxley, que fue grabada en The Doors of Perception (1954), es una de ellas. Las visiones en opio de Taylot Coleridge en 1797, escritas en su poema "Kubla Khan", es otra.

Pero hay una fecha tan famosa que incluso tiene un cumpleaños: el día de la bicicleta, 19 de abril de 1943. El día del primer viaje en ácido.

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Ya sabes la historia: el químico sueco Albert Hofmann jugueteaba en el laboratorio de químicos Sandoz cuando accidentalmente absorbió LSD-25 a través de sus dedos. El producto, luego vendido como "Delysid" por Sandoz, fue una de las muchas moléculas sintéticas creadas por Hofmann para prevenir la hemorragia post parto (el hombre que creó el alucinógeno más amado por el mundo sólo intentaba prevenir la muerte de mujeres al dar a luz y logró su tarea en ambas áreas). Horas después, cuando iba de vuelta a casa en bicicleta, el mundo brillaba.

Sin tener experiencia alguna con las drogas recreacionales, Hofmann quedó perplejo y decidió "experimentar en sí mismo" para profundizar. El 19 de Abril tomó 250 microgramos a las 4:20 PM, sin duda una de las coincidencias más alucinógenas de la historia.

El primer viaje estuvo lejos de ser divertido. "Un demonio me invadió, tomando posesión de mi cuerpo, mi mente y mi alma", escribió Hofmann en su libro. Pese a que luego fue placentero, Hofmann odió la sacudida inicial. "Lo último que esperé era que esta substancia pudiera tener alguna aplicación parecida a una droga placentera", en cambio esperaba que el LSD "pudiera ser para la siquiatría lo que el microscopio es para la biología y el telescopio para la astronomía". Una herramienta para sondear la mente. Una tarea, no un capricho.

Mucho de la consternación de Hofmann fue porque el ácido "se extendió a la velocidad de una epidemia como una borrachera de sensaciones". Su "hijo prodigo" se había transformado en un "hijo problema". El LSD estaba en todos lados y tenía mala reputación.

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El ácido lisérgico fue vilipendiado: las letras LSD se convirtieron en sinónimo de psicosis, suicidio y daño cerebral. Pero, ¿la evidencia científica coincidía con la percepción del público?

Los medios masivos dieron el tono. La revista Time dijo que Norteamérica estaba sufriendo "una epidemia de cabezas de ácido" durante el año 1966, reportando que los damnificados "se amontonaban" en el Instituto Neuropsiquiatrico de UCLA. Otras publicaciones decían que "el 15 por ciento de los pacientes en salas psiquiátricas" era víctimas de psicosis inducida por el ácido. Los padres estaban preocupados por que sus hijos se transformaran en esas personas que saltaban desde las ventanas porque "pensaban que podían volar". Los estudios aseguraban que el LSD causaba "daño cromosómico". Casos aislados sugerían que el acido podía causar leucemia.

El terror psicodélico creció desde el daño físico al caos social. Las personas "artísticas" estaban en riesgo. El alucinógeno "posee un atractivo particular para cierto tipo de perfil psicológico, de personas poco ajustadas a la sociedad", incluyendo a "artistas como los escritores, pintores y músicos", decía un boletín de la Organización Mundial de Salud.

"Si alguien moría saltando desde una ventana mientras estaba en LSD, el mito urbano era que 'estaba intentando volar'".

Si algo ejemplifica lo peligroso que era considerado el LSD, era la operación Julie. Luego de dos años y medio de investigación, el 26 de marzo de 1977 fueron incautadas 6.5 millones de dosis de LSD y fueron detenidas 120 personas. Se vendían a 1 libra el toque, estos "microdots" fueron diseminados para su uso filosófico, no financiero. "Considero que el LSD es una herramienta útil para que las personas vean realmente la belleza trascendental de nuestro hogar", escribió Leaf Fielding, uno de los arrestados y encarcelados, en su memoria 'Vivir fuera de la ley'. "Las personas en ácido no van a destruir el planeta", predijo.

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Imagen: Psychonaught/Wikimedia.

En una ocasión, Fielding accidentalmente tomó una cantidad monumental luego de derramar miles de cristales e intentar recolectarlos con la mano. "Me arrodillé y me hundí en ellos, sin ser capaz de moverme por más de cuatro millones de años", escribió.

Es imposible saber cuánto ácido tomó, "pero en realidad fueron miles", me dijo por teléfono desde su hogar en el sur de Francia. ¿Esta experiencia lo alteró irreparablemente?, "estuve un poco destrozado por una semana o así", dijo riendo, "pero no, podría decir que no sufrí ningún cambio permanente". Para ser justos, desde mi perspectiva al otro lado del teléfono él esta perfectamente lúcido.

Estadísticamente hablando, argumenta Fielding, si el LSD tuviera la capacidad de causar daño cerebral permanente, muchas más personas terminarían en instituciones mentales.

Hoy no solo tenemos la retrospectiva (alerta: los alucinógenos no nos llevaron a la paz mundial), también muchos datos para analizar. Entonces, ¿qué nos dicen los números?

Muchos miedos iniciales fueron sepultados. ¿El LSD daña el ADN? En 1971, un estudio publicado en Science desechó la evidencia. ¿El LSD puede hacerte creer que vas a volar? Probablemente no, pero sin duda la embriaguez lisérgica puede causar lesiones idiotas. La consejera de drogas Lisa Zimmerman de Ottawa, Canadá, fue testigo de cómo una mujer casi rompió sus piernas sobre un unicornio gigante. Advertencia: el unicornio era real e itineraba por el desierto en Burning Man en 2014 en forma de automóvil artístico creado a imagen de "Charlie el unicornio", un dibujo animado en Internet.

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"Nuestro auto, llamado 'the bleachers' (que era un estadio de deportes sobre un camión) casi choca con el unicornio en mitad de la noche, porque era difícil conducir en la oscuridad. "Todos los que estaban en la primera fila sacaron sus piernas cuando vieron que se acercaba Charlie", recuerda Zimmerman, "excepto por una mujer que con entusiasmo las puso más afuera y casi se las rompe entre los dos camiones. Ella estaba drogada y pensaba que Charlie estaba hecho de almohadas".

El automóvil artístico 'The Bleachers'.

Muchas personas no van a pelear contra la idea de que el ácido (al igual que el alcohol y la marihuana) pueden lograr que la gente haga cosas estúpidas. "Han muerto personas drogadas con LSD, pero se debe recordar que se han usado al menos medio billón de dosis durante estos años, entonces por supuesto que podía pasar, dijo Teri Krebs del departamento de neurociencia en la Universidad noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim.

"Si alguien moría saltando desde una ventana mientras estaba en LSD, el mito urbano era que 'estaba intentando volar'", dijo Pål-Ørjan Johansen, un psicólogo clínico e investigador, compañero de Krebs. "El mito de volar era pura especulación, hoy sabemos que las heridas serias asociadas con el LSD son extremadamente poco comunes".

Krebs y Johansen están presionando para que haya mayor acceso controlado a los psicodélicos y comenzaron una campaña de recaudación de fondos para crear una fuente confiable y obtener psilocibina de grado médico.

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La pregunta final, dicen Krebs y Johansen, es: ¿Las personas que toman psicodélicos tienen más posibilidades de desarrollar psicosis, tendencias suicidas u otras formas de enfermedad mental? Los investigadores analizaron la encuesta nacional estadounidense de drogas y salud (o NSDUH por sus siglas en inglés), entre 2008 y 2011, las que abarcan a más de 135.000 personas. El estudio, publicado el mes pasado, no encontró "lazos" entre usar psicodélicos como el LSD y problemas de salud mental. Otro estudio sobre lo mismo publicado en la revista de Psicofarmocología, tampoco encontró riesgo de suicidio en aquellos que han utilizado psicodélicos.

Pero, ¿el uso de psicodélicos puede causarpsicosis?

El doctor David Abraham comenzó a documentar casos de "trastorno alucinógeno de percepción persistente" (o HPPD) en 1971; estos eran disturbios visuales incesantes y largos. Él escribió los criterios para el HPPD en el manual de diagnóstico y estadísticas (conocido como la Biblia de los psiquiatras). Algunos investigadores niegan la validez de esta condición, incluidos Krebs y Johansen, quienes señalan que otros estudios han encontrado síntomas de HPPD (denominado "nieve visual") en personas que nunca han utilizado psicodélicos. Abraham señala otro estudio, en el que encontró que un cuatro por ciento de las personas que han usado psicodélicos experimentan síntomas de persistencia visual.

"Pese a que los reportes de "flashbacks" y cosas así fueron exagerados en los años 60, el uso de LSD tiene riesgos".

Pero Krebs, Johansen y Abraham comparten algunos puntos en común. "Fundamentalmente estoy en el lado donde todos quieren explorar los efectos positivos de la droga, luego de años de una supresión draconiana de la posibilidad legitima de investigar", dijo Abraham, quien está a favor de investigar los potenciales beneficios médicos de las drogas ilegales. Pero los efectos dañinos de estas drogas no deben ser trivializados, "muchas de las nuevas investigaciones en este campo no están considerando los efectos secundarios", él dice. En otras palabras: toda droga, sea farmacéutica o no, puede dañar al mismo tiempo que sana.

"Pese a que los reportes de "flashbacks" y cosas así fueron exagerados en los años 60, el uso de LSD tiene riesgos, particularmente para personas con predisposición a la psicosis", dice Amanda Feilding, directora de la fundación Beckley. Por décadas ella ha encabezado investigaciones sobre los beneficios médicos de sustancias controladas, como el cannabis para el dolor o el LSD para la ansiedad en pacientes que tienen cáncer y están en etapa terminal. "Es innegable que el LSD es una substancia muy poderosa y si no es utilizada de manera responsable puede producir inestabilidad mental, especialmente si es consumida en condiciones inadecuadas. Puede tardar mucho tiempo en recuperarse de estos accidentes", ella dijo.

Albert Hofmann, de paso, tomó una dosis de LSD cada minuto hasta la edad de 96 y vivió hasta los 102.

"Albert era la persona más encantadora y posiblemente la más feliz que he conocido. Incluso a la edad de 100 años tenia un brillo en los ojos, probablemente porque sabía del maravilloso regalo que le dio a la humanidad", dice Feilding. "Por un tiempo estuvo triste a medida que su 'hijo prodigo' se transformaba en un 'hijo problema' debido al mal uso. Espero que ahora entremos en una nueva era en la que seamos más cuidadosos en el uso de este elixir".