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Cultură

Una psicoanalista explica por qué los hombres dibujan penes en todas partes

Desde tiempos inmemoriales los hombres han dibujado penes en cosas, pero ¿por qué? Tratamos de desvelar este misterio atemporal.

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Imagen por Michael Yardley

Como mujer, no soy capaz de clasificar la relación que mantengo con los penes dibujados. A nivel subconsciente, la silueta de un falo me resulta instintivamente muy divertida, pero también la considero un símbolo de masculinidad amenazadoramente desbocada (sin duda hay una razón por la que este artículo no se titula "¿Por qué las mujeres dibujan vaginas por todas partes?").

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Nada resume esta confusión mejor que aquella vez en la que pagué por un dibujo que representaba una escena de varios penes antropomorfos bebiendo cerveza juntos. Todo sucedió muy deprisa: yo iba caminando por Bedford Avenue, Brooklyn, cuando un vendedor callejero me paró y bloqueó mi camino con sus retratos de vergas enmarcados. Me dijo que se marchaba de Nueva York al día siguiente para regresar a su África natal y que necesitaba deshacerse de la mayor cantidad posible de sus cuadros antes de irse. "¿Qué tal 20 dólares?", me preguntó, agitando en el aire varios retratos fálicos. Algo desorientada por su tono y algo impresionada por su espíritu empresarial, busqué en mi bolsillo y encontré un billete de 10 dólares. Él aceptó mi contraoferta y yo acepté su dibujo genital, que más tarde tuve que tirar a la basura cuando mi novio se negó a dejarme colgarlo en nuestro apartamento, junto a "obras de arte de verdad"… (y bueno, cuando volví a ver al hombre negro de los penes en Bedford la semana siguiente).

Dejando de lado mi falta de criterio, la verga, como forma de arte, resulta menos agresiva que como avance sexual. Por lo general, las fotos de penes son consideradas universalmente algo malo, pero los dibujos de penes —en su forma más cercana a la caricatura— con frecuencia se toleran e incluso se reivindican. Así, las vergas dibujadas totalmente aisladas del resto de su forma humana ni siquiera resultan eróticas. También están por todas partes y su presencia no tiene visos de ir a decrecer. Al parecer, los hombres llevan siglos dibujando penes, ya sea de forma clandestina sobre cuadernos, sobre lagos y carros cubiertos de mugre o sobre cualquier otra superficie que en ese momento no esté ya cubierta de penes. Pero, ¿por qué?

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Imagen cortesía de Michael Yardley

Si preguntas a un psicoanalista te dirá que es algo obviamente freudiano. "En términos psicoanalíticos, la castración es un miedo fundamental que todos experimentamos, si no el más fundamental de todos", me dijo la Dra. Vanessa Sinclair por mail cuando le planteé la pregunta. "El clásico ejemplo de Freud es el del niño pequeño que ve que su madre no tiene pene y eso lo traumatiza. Entonces teme que le pase lo mismo a él, no sólo que pueda perder su pene, sino que quede expuesto y todo el mundo vea que no lo tiene. Eso lo hace sentir vulnerable: ya no tiene un falo —quizá nunca lo tuvo— y ahora todo el mundo lo sabe".

La Dra. continuó: "Cuando piensas en el falo de forma metafórica y no como un pene literal, todo se centra más en quién ostenta el poder, quién tiene la respuesta y quién posee lo que todo el mundo busca. La realidad, por supuesto, es que nadie tiene la respuesta del poder, en última instancia. Sólo tienes la respuesta si los demás creen que la tienes: siempre y cuando no quedes totalmente expuesto, puedes seguir haciendo que la gente crea que la tienes. Pero existe cierto límite, de modo que, básicamente, las personas que dibujan penes una y otra vez están tratando de mostrar que tienen el poder, que poseen un falo, que no son vulnerables. Es el mismo ejemplo clásico de los hombres mayores que se compran un carro deportivo o una moto cuando su salud y fuerza física empiezan a fallar".

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Imagen vía Penised

Aunque no es exactamente muy revelador, cuando hice la misma pregunta a hombres reales esta teoría pareció ser cierta. Quizá la más significativa de todas fue la conversación que mantuve con los hombres anónimos que hay tras Penised, una compañía dirigida a startups que "convierte el logotipo de tus enemigos en penes". Pero aunque la empresa empezó usando los penes como una forma de que los negocios pudieran insultar a la competencia, sus fundadores me dijeron que "muchas compañías empezaron a solicitarnos que transformáramos en pene sus propios logos debido a lo viral y popular que se había hecho nuestro servicio".

Así es, hay empresas que alegremente quieren transformar sus propios logotipos en penes. Si eso no es una declaración de poder, no sé qué más puede ser.

Sin embargo, Michael Yardley, un diseñador y prolífico retratista de penes de 33 años de edad que trabaja desde Florida, me dijo que a él simplemente le gusta dibujarlos. "Me gusta dibujar penes sin circuncidar realmente exagerados y con aspecto de tubérculo", me escribió, añadiendo que nunca dejará de dibujar penes a menos que con eso se consiga "curar el cáncer".

"Antes dibujaba muchísimos, cuando empecé a principios de la década de 2000, y entonces mi trabajo alcanzó cierta repercusión", me dijo. "Pero entonces estrenaron la película Súper cool (Superbad, en su título original), en la que había una escena sobre dibujar vergas. Eso me jodió durante bastante tiempo, pero ya casi todos se olvidaron de esa mierda, así que vuelvo a mi labor cada vez que puedo".

La teoría de Yardley es que los chicos dibujan penes durante su adolescencia y juventud para lograr comprender la evolución de sus cuerpos. "Dibujas vergas a partir de la experiencia, que consiste exclusivamente en tu pene. Si alguien te dice, 'Wow, ¿por qué tiene esa forma la cabeza?', ya sabes que probablemente tengas algo raro y que deberías ir al médico a que te lo mire".

Pero quizá la mejor explicación es que no hay explicación para esa pasión espontánea que sienten los hombres por dibujar penes. Después de todo, la esencia misma de la vida es un misterio.