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Drogas

La verdad sobre la cocaína "devoradora de carne"

El levamisol, una sustancia para cortar cocaína, fue noticia por sus supuestos efectos destructores de la piel, pero hay mucho más que contar sobre él.
Max Daly
London, GB
A case study from the 'British Medical Journal' of a woman whose skin and flesh is rotting due to the presence of levamisole in the cocaine she had been taking. Photo courtesy BMJ

Un estudio de caso del British Medical Journal de una mujer cuya piel y carne se están pudriendo debido a la presencia de levamisol en la cocaína que había estado consumiendo (Foto: BMJ).

La cocaína impura que se vende en Gran Bretaña le está pudriendo la piel a la gente. O al menos eso nos dijeron la semana pasada, cuando salió una serie de informes que advertían sobre los peligros de la cocaína "devoradora de carne", que está provocando en las personas una extraña afección sanguínea que hace que la carne se descomponga y las orejas se pongan negras. Las historias venían ilustradas con imágenes de un truculento estudio publicado en el British Medical Journal, que muestran a una mujer cubierta de manchas oscuras y llagas abiertas y que parecen sacadas de los archivos de un médico medieval.

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La prensa revelaba al culpable: el levamisol, un medicamento para desparasitar ganado encontrado en "el 80%" de la cocaína del Reino Unido. En resumen el mensaje era: métete un buen chute y perderás toda tu piel.

Por supuesto, donde hay drogas, hay siempre una historia de terror detrás y el primer mito del que hay que tumbar aquí es que el levamisol sea un gran peligro para el consumidor medio de cocaína. A pesar de todo el bombo publicitario, las probabilidades de que la cocaína te provoque un trastorno sanguíneo o te pudra la piel son tremendamente remotas. A menos, claro, que seas del norte de Finlandia, pero ya volveremos a eso después.

Durante la última década, el levamisol se ha convertido en un agente de corte habitual en el suministro mundial de cocaína. Dependiendo de donde vivas, entre el 40% y el 90% de la cocaína contiene esta sustancia. El Gobierno británico afirma que el 80% de los cargamentos de cocaína incautados en 2014 contenía levamisol. Un estudio realizado en España en 2012 concluía que el fármaco estaba presente en el 57% de la cocaína, y en Dinamarca, en el mismo año, se encontró en el 90% de las muestras. En Holanda, la cifra es del 60%, y en Estados Unidos, la DEA (Administración para el Control de Drogas), registró un total del 73%.

Si bien la sustancia puede encontrarse con frecuencia, esto no quiere decir que la cocaína esté llena de levamisol. Una investigación sobre la pureza de la cocaína llevada a cabo por Lana Brockbals, de TICTAC, una empresa de identificación de drogas, y puesta sólo a disposición de VICE, concluía que, de las 106 muestras de cocaína obtenidas el año pasado en un festival británico no identificado, 83 contenían trazas de levamisol. Sin embargo, la concentración promedio de levamisol de cada muestra era de poco más del 5%, pues la mayoría de las muestras sólo contenían entre un 1.5% y un 5% de levamisol.

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Varios análisis hechos en 5.000 muestras de cocaína encontradas en las calles de Holanda entre 2011 y 2014 indican una concentración promedio del 9%. El año pasado en España se encontró que la concentración promedio era del 11.9%. La DEA afirma que el levamisol supone el 9% de la bolsita estándar de cocaína en Estados Unidos. Un análisis del año pasado hecho sobre 103 muestras de cocaína aleatorias de todo el mundo, hecho por el servicio de pruebas de drogas de Energy Control, encontró que la concentración promedio era del 11%.

Entonces, ¿esnifar cocaína que contenga 5%, 10% o incluso 20% de levamisol garantiza lo que indican los medios? Después de todo, se estima que hay hasta 21 millones de consumidores de cocaína en el planeta, así que los hospitales tendrían que estar a rebosar de gente con la piel a medio caer. Pero no lo están.

Hablé con la Dra. Lindy-Anne Korswagen, una de las autoras del estudio del BMJ mencionado en todos los periódicos británicos la semana pasada, y médica en el Hospital Sint Franciscus Gasthuis en Rotterdam. "Teniendo en cuenta el hecho de que muchas personas consumen cocaína y que un buen porcentaje de esta está adulterada con levamisol, nuestro caso es anómalo", dijo. "El riesgo de efectos secundarios, tales como la agranulocitosis o la vasculopatía por levamisol con úlceras cutáneas y daño grave a los órganos es bastante escaso. Entre 2011 y 2014, hubo 210 casos reportados en todo el mundo, de los cuales tres han resultado en la muerte del paciente".

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La Dra Korswagen advirtió que podría haber casos sin diagnosticar.

(Foto por Andoni Lubaki)

Los autores de un estudio de caso similar (alguien que sufría de una enfermedad de la piel inducida por el levamisol) publicado en una revista médica estadounidense en 2013, indicaron que la mayoría de las víctimas con las que habían tratado eran fuertes consumidores de cocaína. "Muchos de los individuos afectados son consumidores habituales crónicos de cocaína, lo que implica una gran exposición a esta sustancia y, por asociación, al levamisol, posiblemente durante un gran periodo de tiempo".

El toxicólogo experto en levamisol Robert Hoffman, del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, me explicó que los niveles de dicho fármaco encontrados en una bolsita estándar de cocaína "son probablemente demasiado bajos" para afectar a la mayoría de los consumidores, y que cuando el levamisol se usaba como fármaco legítimo en ensayos médicos, la mayoría de los pacientes toleraba sin problemas las dosis terapéuticas. "Digamos que la típica dosis de cocaína sea de 100 mg., de manera que pudiera haber 10 mg. de levamisol en cada dosis de cocaína consumida. Actualmente, aún se realizan ensayos en los que se usa el levamisol y la dosis puede ser de hasta 150 mg. al día. Para obtener esa cantidad de levamisol, tendríamos que consumir muchísima cocaína", aclaró. "Así que, sí, en cierto sentido, una concentración baja actúa como protector, en el sentido de que la dosis diaria total sería baja".

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Sin embargo, resulta que podría no ser sólo cuestión de la dosis; el Dr. Hoffman me dijo que las pruebas apuntan a que algunas personas tienen una vulnerabilidad genética a los efectos tóxicos de la droga. "Los estudios sugieren que algunos pacientes tienen una predisposición genética única que aumenta el riesgo de toxicidad", dijo. "Siempre hay alguna consideración en cuanto a la dosis, pero es una combinación de la dosis más la susceptibilidad lo que establece el riesgo. Por suerte para los consumidores de cocaína, los casos conocidos de anomalías genéticas responsables son muy poco habituales".

El gen en cuestión, el HLA-B27, está presente en aproximadamente el 8% de los caucásicos, el 4% de los africanos de norte, del 2% al 9% de los chinos y del 0,1% al 0,5% de los japoneses. Por extraño que parezca, en la región del norte de Finlandia, Lapland, un cuarto de la población es portadora del gen.

Que el levamisol sea una amenaza a la salud de las personas mucho menor de lo que los medios británicos están insinuando no es una gran sorpresa. En un negocio tan tremendamente lucrativo como el tráfico de cocaína, no vas a hacer todos esos esfuerzos para fabricar un producto que convierte a tus consumidores tipo en una masa de enfermos o inválidos moribundos (salvo si eres Philip Morris o representas a la tabaquera Imperial). En lugar de eso, el uso de un fármaco para desparasitar el ganado es un indicador de lo astutos que son los cárteres de cocaína, porque parece que han descubierto el agente de corte para más eficiente de todos los tiempos.

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Un informe que se publicará a finales de este año, redactado por una unidad especializada dedicada a monitorear los productos químicos usados para producir cocaína, adscrita a la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), encontró que el uso de levamisol está lejos de ser anómalo. Es una estrategia basada en la actividad empresarial con una sólida base científica.

Un estudio llevado a cabo por la PRELAC (Prevención del desvío de sustancias químicas precursoras de las drogas en América Latina y los países del Caribe), reveló que las firmas colombianas fueron las primeras en empezar a usar el levamisol hace una década. Actualmente también es utilizado por los carteles en Perú y Bolivia como el "corte" de preferencia para conseguir más volumen en la cocaína antes de ser exportada. En la cocaína, el levamisol se suele mezclar con otros dos químicos, tales como el diltiazem, la fenacetina, la hidroxizina y la cafeína. En los mercados de Estados Unidos y de Europa, la cocaína está rendida en un 20%. Si va a enviarse a otros países de Sudamérica como Brasil, puede cortarse hasta al 50%.

Los autores del informe "Dinámica del uso de químicos en la producción de cocaína en la región andina" afirman que hay una serie de razones por las que el levamisol se ha convertido en el agente de corte número uno. Es fácil mezclarlo con la cocaína, tiene una apariencia similar a la cocaína de alta calidad y da la impresión de tener más volumen del que realmente tiene. También provoca falsos positivos en las pruebas de droga realizadas en la calle, de modo que los compradores de cocaína en grandes cantidades no pueden detectar que ha sido cortada; además, es relativamente barato y fácil de adquirir en grandes cantidades en las ciudades de los países de la zona de los Andes. Según un experto del UNODC de Colombia, el medicamento se adquiere normalmente a unos 140.000 pesos el kilo en Bogotá, Cali y Medellín, mientras que el kilo de cocaína está a algo más de 6.700.000 pesos.

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Según la UNODC, el levamisol se incorpora al clorhidrato de cocaína en dos etapas del proceso: antes de convertir la base de cocaína a clorhidrato de cocaína, y más adelante, cuando el clorhidrato ya se ha obtenido, pero aún no se ha secado. Por lo tanto, se encuentra en la cocaína de casi todo el mundo, incluso en la de los súper ricos, aunque supongo que hay unas cuantas mansiones en Colombia y Miami donde la cocaína es completamente pura.

Pero lo que realmente lo convierte en el corte diez (una cualidad del levamisol de la que los químicos de los cárteles son completamente conscientes) es su capacidad de potenciar el efecto de la cocaína en el cuerpo. Un metabolito del levamisol denominado aminorex tiene propiedades parecidas a las de las anfetaminas y muchas investigaciones comienzan a indicar que los químicos colombianos pueden haberlo sabido todo el tiempo: la cocaína mezclada con levamisol te embala más.

"[Los cárteles de cocaína] tienen extensas redes financieras y suponemos que esta droga aumenta la potencia o las propiedades adictivas de la cocaína de una manera que todavía tenemos que determinar", dijo el Dr. Hoffman. "Tienen acceso a los laboratorios que trabajan con animales y con miles de sujetos humanos, y por eso los efectos adictivos del levamisol mezclado con cocaína están sometiéndose a más pruebas que la mayoría de los medicamentos aprobados".

Actualmente, los químicos de los carteles son muy diferentes de como se representan en televisión: el típico tipo con cachucha revolviendo algo en un cubo en mitad de la selva amazónica. "Es un error imaginarse a los productores colombianos de cocaína como campesinos en un laboratorio en mitad de la jungla", dice Mike Power, periodista y escritor, que ha investigado el comercio de cocaína en Colombia. Muchos de los agricultores rurales que aparecen en las películas (los "cocaleros") son sólo parte de la gran vía de abastecimiento que va del campo a las fosas nasales e incluye química, aviones, asesinato y corrupción.

"Sería alucinante que los narco-cárteles no conocieran las pruebas que están saliendo a la luz sobre los efectos estimulantes del levamisol", afirma Power. "Hace cuatro años en Colombia, presencié cómo el proceso de cristalización [de la pasta] se llevaba de la selva a los laboratorios urbanos clandestinos en bloques de apartamentos bien custodiados. Esta es una ciencia compleja. Si pueden aumentar sus beneficios en un 10% añadiendo un corte activo que cumpla todos los requisitos, no hay más que hablar. Y como la mayoría se añade al final del proceso, antes de su exportación, sabemos que es facilitado por las personas que están en la parte alta de la cadena de comercio. Y ellos saben exactamente lo que están haciendo".

Pero, como dice Power, el resultado final para muchos consumidores de cocaína es que, por mucho que el polvo sea blanco, es de todo menos puro. "El caso es que si eres consumidor de cocaína", asegura, "llevas años esnifando un fármaco para desparasitar el ganado, y estás pagando por ese privilegio un ojo de la cara o, mejor dicho, la nariz".