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Comida

Este es el perro caliente que me recomendaron los taxistas de Bogotá

Por solo 12.000 pesos puede embutirse esta monstruosidad que, más que un perro, parece una mazorcada encima de un pan.

El perro caliente Transmilenio es un mito que me ha perseguido desde que decidí escribir sobre comida. Cogí la costumbre de preguntar a cada persona a la que me cruzaba por la calle, con la que tuviera una interacción necesaria, cuál era la comida más burda y rica que se hubiera comido. A veces eran simples recomendaciones de lugares por sus módicos precios, a veces eran recomendaciones de tamaño.

Este fue, de manera unánime, el segundo caso.

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Todos (o al menos una gran mayoría) de los conductores de taxi que conocía me recomendaban un perro caliente que quedaba en la Plaza de las Américas: decían que muy pocos se podían acabar, que tenía de todo un poco. Desde huevo hasta jamón, con papas, queso, cebolla y salsas. La primera recomendación de esta monstruosidad fue hace un año y no sé por qué nunca logré cumplir mi deseo de conocer el famoso perro caliente que no le cabía ni a un taxista con buen apetito.

(Y yo sé que los taxistas comen mucho).

Hasta hace un mes, me lo recordaron de nuevo: ese monstruo de salchicha me estaba esperando desde hace mucho y esta vez no permití dejar pasar la oportunidad. Aproveché que nuestro fotógrafo, Mateo, es de esas personas que no tiene fondo y que puede comer de a tres platos por sentada para que nos atragantáramos con la promesa gastronómica de varios entrevistados.

El local donde lo venden se llama Mr. Dog, queda en frente de Plaza de las Américas a una calle de Cuadra Picha y, a falta de uno local, pusieron dos en la misma calle. El que visitamos lleva dieciocho años de servicio y el más pequeño lleva diez. Según los transeúntes a los que les pregunté la hora de apertura, es el más famoso de perros calientes de la zona. Abre a la una de la tarde y, apenas empieza a haber movimiento en el lugar, varias personas se paran al frente hasta que puedan atenderlos.


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Según Juan, el encargado de preparar los perros calientes, el especial, el grande (que ni siquiera tiene nombre de Transmilenio) es el que más compran.

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Pero esto no se trata de tamaño a lo largo: este perro caliente, de doce mil pesos, es un embutido que desde arriba parece una especie de mazorcada entre un pan abierto por la mitad que está a punto de explotar.

Su preparación consiste en meter en un pan de perro tradicional jamón, queso doble crema, dos salchichas, cuatro huevos de codorniz duros, cebolla, papita ripio, salsa de tomate, mayonesa y piña. Morderlo es toda una hazaña. Tan solo con levantarlo, las papitas empiezan a caer a los lados y la salsa se empieza a meter por entre los dedos. Toca morderlo desde arriba, poco a poco y abriendo bien la boca.

Entonces este platillo es para los hambrientos, para los que no les da miedo repetir, para los arriesgados y glotones. Yo definitivamente no pude acabarlo, pero estuve cerca y eso ya es un logro para mí.

Éntrenle a estas fotos, antójense y vayan a comprar este monstruo de dos salchichas que le ha cambiado la vida a más de uno.