El peligroso negocio de las cirugías de reconstrucción del himen
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El peligroso negocio de las cirugías de reconstrucción del himen

En Alemania y los Países Bajos, la mayoría de las mujeres que buscan la himenoplastia son mujeres musulmanas jóvenes. Hablamos con algunos médicos sobre la demanda en aumento de este controversial procedimiento.

Este artículo se publicó originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

"Siento mucha pena por estas mujeres. Sienten tanta presión por parte de los hombres de su familia, y tienen miedo de que las rechacen, o peor aún, de ser víctimas de violencia física grave e incluso de que las maten", dice la Dra. Walter*. Durante años, esta cirujana plástica alemana ha tenido pacientes que requieren una reconstrucción del himen. Las mujeres normalmente son jóvenes musulmanas, la virginidad es un concepto importante en el Islam, y el Corán prohíbe explícitamente el sexo extramarital.

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Obviamente, dice Walter, en términos médicos, esta operación no es necesaria. Pero la familia espera que haya sangre en las sábanas después de la noche de bodas. Sus pacientes suelen estar a punto de casarse, pero ya han tenido relaciones sexuales. La cirujana recuerda a unas pocas mujeres que incluso llegaron a su oficina acompañadas por sus novios, las parejas están juntas en esto. A veces se pregunta por qué no nada más se pinchan los dedos con una aguja y ya. "De alguna manera, quieren hacer las cosas 'bien'", dice.

La cirugía de reconstrucción del himen, o himenoplastia, como se conoce en la jerga médica, se puede realizar en un entorno ambulatorio y tarda un poco menos de media hora. Si es posible, los restos del himen real se utilizan para la operación. El tejido crece hacia atrás con bastante rapidez e incluso puede tener algunos vasos sanguíneos que pueden causar sangrado durante las relaciones sexuales. Pero eso no está garantizado: el himen es una delgada membrana que sólo cierra parcialmente la abertura de la vagina y la medida en que realmente cumple esta función depende de cada mujer.


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Hay mujeres que todavía tienen el himen intacto, incluso después de tener relaciones sexuales por primera vez; por el contrario, hay mujeres a las que se les rompió el himen y nunca han tenido relaciones sexuales. La idea de que el pene debe perforar a través del himen para entrar en la vagina es errónea, y nos recuerda una perspectiva más patriarcal de las relaciones sexuales. El himen no necesariamente se rompe durante el sexo, razón por la cual puede no haber sangre incluso si una mujer se somete a una cirugía reconstructiva.

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Según una encuesta realizada por Pro Familia en 2013, aproximadamente la mitad de todas las mujeres no sangran durante su primera vez. La organización dice que es un mito de la virginidad que se ha pasado de generación en generación. "Los médicos [que tratan] casos de cirugía de reconstrucción del himen se enfrentan a un dilema: no quieren que las mujeres se sometan a procedimientos innecesarios, o perpetuar los mitos y la conducta de odio hacia las mujeres. Por otra parte, están conscientes de que esta operación podría salvar a las mujeres de consecuencias graves".

La mayoría de las pacientes tienen miedo de que sus familias las rechacen si descubren su pasado sexual, explica Walter, por eso se hacen estas cirugías. Si es para proteger a la mujer, dice, en términos médicos el procedimiento es justificable. Para ella la mejor recompensa es la gratitud de sus pacientes.

Sin embargo, la familia de las pacientes son muchos menos agradecidas. Walter ya ha recibido amenazas de muerte. "A veces, un hermano o un primo enfurecido llama y quiere saber lo que está pasando, y también nos estamos poniendo en peligro".

La presión sobre los médicos y las pacientes es enorme. "Las chicas se comunican con nosotros a través de múltiples números de teléfono secretos", dice Walter. "Toman una vía alternativa para ponerse en contacto con nosotros". Según un estudio de la Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología sobre las mujeres que buscan la reconstrucción del himen, el 12 por ciento de las encuestadas dijeron que tenían miedo a los crímenes de honor y el 6 por ciento intentó suicidarse porque no eran vírgenes. También es importante señalar que una de cada tres mujeres no perdió su virginidad consensualmente, sino por violación o coerción.

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Los investigadores le dieron seguimiento al caso de 82 mujeres cuando pasaron por el proceso de consulta para la reconstrucción del himen en dos clínicas de Ámsterdam. Su objetivo era establecer pautas diseñadas para ayudar a los médicos con el procedimiento. Las pacientes y los médicos están obligados a reunirse cuatro veces antes de que la operación se puede realizar, ya que los investigadores encontraron que más de la mitad de las pacientes no tenían conocimiento del sistema reproductivo femenino y albergaba suposiciones falsas sobre el himen, incluida la idea ampliamente aceptada de que es una membrana que cierra completamente la vagina. La mayoría también tenía miedo de que el hombre pudiera percibir si una mujer era virgen durante las relaciones sexuales.

A pesar de que los médicos entendían que estas jóvenes necesitaban ayuda, la solución no siempre implicaba un procedimiento médico. En el estudio, a las mujeres se les dio la opción de contraer sus músculos pélvicos para dar la impresión de tensión vaginal. También recibieron la oferta de una pequeña botella de sangre que podrían poner entre sus sábanas. Otras opciones iban desde inducir el sangrado por dejar las pastillas anticonceptivas, o colocar un inserto que contenía colorante rojo en la vagina antes del sexo.

Pero estas opciones no siempre funcionan, dice Walter. A algunas mujeres las amenazan con pruebas de virginidad y se las tiene que realizar un médico o miembro de la familia en sus países de origen, mientras que otras familias requieren un "certificado de virginidad".

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"Una vez, llegó a mi hospital toda la boda y me dijeron que querían que confirmara, a través de un examen, que la novia era virgen", recuerda el doctor Michael P. Lux, Erlangen, Alemania. "Le dije a la mujer que pasara a la sala de pruebas, mandé a todos los demás miembros de la familia afuera y hablé un rato con ella, después de cinco minutos la declaré virgen". El hecho de que un médico no pueda saber si una mujer es virgen era irrelevante. En ese momento, dice Lux, su trabajo como médico era proteger a la niña del peligro.

Por desgracia, dice Walter, los médicos que realizan estas cirugías también necesitan protección. No sabe cuánto tiempo más seguirá aceptando a pacientes que busquen el procedimiento. La demanda y la desesperación son enormes: los foros médicos están llenos de gente que busca ayuda, ya sea un cirujano discreto o un certificado de virginidad para sus futuros suegros. Los médicos pueden utilizar estos foros para ponerse en contacto con los pacientes de forma anónima. Una de las pacientes de Walter la encontró a través de una trabajadora social de Somalia a la que también había tratado Walter. Ella fue víctima de una mutilación genital femenina en su país de origen y quería una cirugía reconstructiva. En los últimos años ha habido un número creciente de refugiados de países africanos que solicitan este procedimiento; Walter las trata gratis.


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Pero ese no es el caso para otros proveedores de salud. Las pacientes deben tener cuidado de no terminar con el médico equivocado; Pro Familia advierte que las prácticas privadas, en particular, aceptan pacientes con fines de lucro, cobran miles de euros por la operación, e incluso tratan de no hablar con los pacientes sobre la cirugía. Cada procedimiento médico tiene sus riesgos, dice Lux. Las cicatrices, la disminución de la sensibilidad y las infecciones pueden ser causadas por una operación que se ha realizado incorrectamente. Los genitales contienen nervios más sensibles que cualquier otra parte del cuerpo humano. Y no hay procedimientos estándar para la reconstrucción del himen, hasta ahora, los médicos han aprendido solos.

Lux dice que los pacientes se deben asegurar de que están buscando tratamiento por un experto médico o cirujano plástico con experiencia comprobada. Dado que el término "cirujano plástico" no está protegido en Alemania, cualquier médico puede escribirlo en su puerta, incluso si carecen de experiencia real.

Sin embargo, las normas en los Países Bajos están en contra de una operación a menos que sea la única opción, con la educación, muchas mujeres desesperadas pueden ser persuadidas de que hay otras opciones disponibles. Después de todo, incluso la primera esposa del profeta Mahoma no era virgen cuando se casaron, ya tenía dos ex maridos y tres hijos cuando se conocieron.

* El nombre se ha cambiado para proteger la identidad de Walter