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Nos fuimos de tour por las ferias de arte en Bogotá - Parte 1: Barcú y Odeón.

Cuando supe que había cinco ferias de arte simultáneas en Bogotá me volví loca. El reto: ir a todas y ver qué tal. Tiempo límite: hasta el lunes. Misión: traerles una pequeña muestra de lo que está pasando y antojarlos a todos.

Bienvenido sea el arte a Bogotá. Cuando uno abre sus redes sociales y se entera de que hay no solo una, sino cinco ferias de arte en esta ciudad se vuelve como loco. O por lo menos me volví loca yo. Así que decidí irme de ferias en busca de nuevas (y artísticas) experiencias.

Por lo general uno sabe que feria es feria y busca vender. En este caso, busca vender arte. Sin embargo, comprar no es un prerrequisito para ir a disfrutar de exposiciones heterogéneas y conocer galerías y proyectos no solo de Colombia, sino también de otros países. Si algo gusta y hay plata, pues genial, es una buena oportunidad para adquisición de obras: hay mucha variedad y precios para "casi" todos los bolsillos (basta con mirar el católogo de la feria del millón, que se enfoca en vender arte con todas las facilidades y que inaugura este sábado). Sí, evidentemente formar nuevos coleccionistas y enviciar gente al arte (así sea enviciar a verlo, no necesariamente tenerlo) es una expectativa real de los que organizan y participan en estos espacios. Ir, mirar y 'abrir la mente' a nuevos mundos que se asoman tras la mirada de artistas de toda índole es enriquecedor de por sí. Uno aprende con los sentidos, hace relaciones de lo que ve con sus experiencias pasadas y bueno, a veces encuentra "algo" que lo hace pensar o sentir cosas que de otra manera quién sabe cómo a uno se le ocurrirían. La creatividad ajena resulta asombrosa y la repetición de lo ya visto antes reafirma reflexiones sobre el gusto de nuestra época. Las ferias de arte son eso: un abanico de múltiples expresiones artísticas, que se enmarcan en un mercado bien particular pero que pueden funcionar además como puntos de exhibición de obras-gatillos para activar neuronas sensibles y adquirir una visión actualizada, más amplia y rica sobre el mundo.

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El reto: ir a todas y ver qué tal. Tiempo límite: hasta el lunes. Misión: traerles una pequeña muestra de lo que está pasando y antojarlos a todos. Porque sí, estará la glamurosa y tradicional Artbo, que cumple ya su primera década posicionando a la ciudad en el panorama internacional en cuanto arte y coleccionismo se refiere, pero así mismo estarán otras tantas más para quien gusta de lo alternativo y lo novedoso. Arranco entonces con las dos alternativas correspondientes a la zona centro: Barcú y Odeón.

Galería Casa Cuadrada en Barcú. Galería NeeBex en Odeón, obra de Signal Arachnë.

Ir al centro de la ciudad en esta época requiere necesariamente el paso por Barcú, en el empinado barrio La Candelaria. Es una feria de arte bien parada en el siglo XXI y en Bogotá, agregando valor a la localidad y activándola en las noches capitalinas de estos días. Si no van, no se lo perdonarán fácilmente. El ambiente es drásticamente distinto al de las otras: va más allá de "feria" y se convierte en un festival. Su ambiente relajado invita a pasar un rato menos pretencioso y más amistoso o yo qué sé, lo que sí les aseguro es que no se aburren. Le apuesta fuerte al performance, al cine y a la farra, además de ofrecer las tradicionales artes plásticas y visuales que caracterizan estos eventos. Divide sus actividades principales en tres casas coloniales en el barrio La Candelaria: Las llaman 'Casa del Arte' (galerías), 'Casa de la Música' (fiestas, toques y performances) y 'Casa del Cine' (audiovisuales y charlas).

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Izq. Entrada de la casa del cine; Der. Instalación de Leo Carreño (performance) en la casa de la música.

En la 'Casa del arte', galerías nacionales e internacionales muestran obras de sus artistas. Por ejemplo, la galería Alfredo Ginnochio de México trae al uruguayo Bruno Widmann y al argentino Claudio Gallina. Altísimamente recomendada.

Izq. Obra del artista Claudio Gallina; Der. Claudio Gallina, Gonzalo Vidal y Guillermo Contre de la Galería Alfredo Ginnochio.

En la casa de la música, cuando no hay farra, hay performance; y en la casa del cine, cuando no hay películas o charlas, aparecen muñecos gigantes de plaza sésamo para joder la vida un ratico.

Integrantes del staff Barcú en la casa del cine: Felipe, Juliana y Santiago.

Vale recordar que todas las casas, no solo la del arte, tienen como mínimo una instalación artística y un lugar dónde parchar.

Espacio restaurante-bar a cargo de La Hamburguesería en la casa del arte.

Tal vez sea el barrio, tal vez sea la novedad lo que hace la experiencia de esta feria tan encantadora. Vale mucho la pena asomarse a ver qué sorpresas uno se encuentra. Para los que estén interesados en la programación, la pueden encontrar aquí.

Pero no sólo de Barcú vive quien de ferias culturalmente se alimenta esta semana. En el centro de Bogotá, bajando un poco más, está la feria Odeón.

Odeón es un espacio cultural ubicado en un edificio histórico en la esquina de la Jiménez con carrera 5, dónde desde los años 40, y durante cinco décadas, estuvo la primera sala de cine del país y el Teatro Popular de Bogotá (aquí, el documental sobre este espacio que produjo VICE Colombia). Durante 15 años estuvo abandonado y cerrado, eso hasta 2011, cuando a manos de Tatiana Rais, María Fernanda Currea, Vanessa Adatto y Juliana Steinerresurge fue reabierto como espacio para el arte contemporáneo y escénico, sobre todo para proyectos site-specific.

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Esta feria es otra buena alternativa para ir esta semana, nos deleita con intervenciones artísticas en sus ya de por sí encantadoras instalaciones y tiene un bar como intervención artística (Alejandro Mancera en compañía con Ron La Hechicería).

Vista desde el interior de la entrada de Odeón.

Durante esta semana, lo que más se destaca en Odeón son precisamente los proyectos artísticos de intervención en el espacio, aunque también hay galerías con piezas bien interesantes que seguro valdrá la pena ver.

Pero yendo al grano y para que se antojen bien antojados, les cuento que hay una intervención del artista Daniel Canogar que no pueden dejar de ver: Una instalación audiovisual que se vale de un objeto hecho con CD's para generar un efecto de luz y tiempo que difícilmente mi amateur fotografía podría captar. En un gesto muy potente, el artista logra desdoblar con reflejos de luz el objeto hacia el espacio e integrarlo con sonido. Se llama "Sikka Magnum" y es, en definitiva, un must-see para quien vaya a esta feria.

Instalación multimedia "Sikka Magnum" de Daniel Canogar.

Instalación multimedia "Sikka Magnum" de Daniel Canogar vista desde el otro extremo del edificio.

Otra intervención en el espacio que llama mucho la atención por su sutileza y gesto potente es la que encontramos al entrar a la antigua platea del teatro: Se llama "Animismo - Unsoloreino" y su creador es Gabriel Antolinez.

Detalle de la instalación de Gabriel Antolinez.

Por ahora, los dejo con este abrebocas de la movida ferial zona centro que abarca estos dos espacios. Como la semana aún continúa y hay más ferias que ver, entre esas la imperdible Feria del Millón (dónde todo vale un millón de pesos o menos) inaugurando este sábado, estaré contando novedades en breve. Y no siendo más, ¡Nos fuimos de ferias!

Sigue a Valeria en Twitter como @valeriamontana y mira su trabajo aquí.