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Sexo

Este es el porno que te dan en los bancos de esperma

Siempre me pregunté qué tipo de investigador en bata de laboratorio hacía estas selecciones y cuál era el proceso de pensamiento detrás de su selección.
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Cuando entré a la universidad estaba ansioso sacarle provecho a mi semilla, así que apliqué para ser donante de esperma. En Nueva York hay más o menos una docena de bancos de esperma, todos con nombres que suenan parecido: Nueva York Cryo, Cryos Nueva York, Cryos Internacional… Como soy alto e "inteligente" (según lo determinó mi universidad) y mis padres son de dos razas distintas, me pidieron que fuera y proporcionara una muestra.

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Los bancos que visité estaban ubicados en los pisos intermedios de varios rascacielos en el centro de la ciudad. Eran lugares tranquilos, estériles que me recordaban a la oficina de mi pediatra de infancia. Todos estaban adornados con pinturas abstractas de flores en las paredes y con patrones de garabatos blancos diminutos en el piso. Después de llenar un cuestionario y de interactuar con el personal (por lo general el equipo estaba conformado sólo por mujeres), a uno lo escoltaban hasta un cuarto de donación, le daban un pequeño tubo de plástico y lo dejaban solo para que hiciera el trabajo.

Todos los bancos en los que estuve tenían su propia selección de porno para facilitar el proceso de transmisión. Por lo general, consistía de una pequeña serie de revistas; en ciertos casos, ofrecían un pequeño televisor con algunos DVDs. Al haber crecido en la era del porno en Internet, estas reliquias me generaron intriga. Antes de empezar a proporcionar muestras de mi semen a los bancos de esperma, nunca había visto DVDs de porno. Algunas de las películas parecían ser tan viejas como yo: eran artefactos de mediados de los 90 y tenían nombres como Frenesí Anal 5 y Crónicas de la Venida 3. Desde ahí comencé a preguntarme qué tipo de investigador en bata de laboratorio hacía estas selecciones y cuál era el proceso de pensamiento detrás de su selección.

Una habitación de donación en Cryobank en Manhattan.

Teresa Randolph, la simpática dueña de los Servicios de Fertilidad de Nueva York, que no es un banco de esperma, pero tiene una habitación de recolección de esperma para sus procedimientos de fertilidad, me contó sobre cómo se la jugaban con la ley para proveer pornografía en un banco de esperma.

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"Obviamente, tienes que poner material pornográfico en la sala de recolección porque los hombres necesitan inspiración", afirmó. "Así que tienes que ir a una tienda porno para comprar estos materiales. [No les pedimos a los] empleados que compren pornografía, porque eso podría ser considerado acoso sexual. Mi esposo y yo somos los dueños del consultorio, así que lo hacemos nosotros mismos".

Esa es la norma en la mayoría de los bancos de esperma y de clínicas de fertilidad que contacté. Ty Kaliski, el CEO de Manhattan Cryobank, solía trabajar en otro banco, que sólo proporcionaba revistas en sus salas de donación. Ty compraba las revistas a un distribuidor que encontró en Internet y ponía más o menos 15 revistas en cada sala.

El porno que ofrecían en Mahattan Cryobank.

Ty se fue de ese banco hace año y medio y llegó a Manhattan Cryobank, que ofrece un televisor para sus pacientes. Lo fui a visitar en su oficina y me mostró las dos habitaciones de recolección que tenía en su consultorio. Ty es la excepción a la regla, porque no es él quien elige la pornografía de su consultorio, pero me presentó al investigador que lo hacía.

Hablé con el investigador sobre su proceso de selección. "[Otro empleado] y yo conversamos sobre eso hace más o menos dos años", dijo y me advirtió que quería permanecer anónimo. "Hablamos una semana entera sobre qué sería apropiado para la gente que viene acá".

A continuación, prendió el televisor y me entregó el control. Empecé a ojear los nombres de los casi 30 videos y me di cuenta de que prácticamente todos tenían la palabra "creampie" (el término se utiliza para hablar de cuando se vienen por dentro) en el título. Le pregunté sobre el impulso psicológico que los llevó a seleccionar esos videos. "Bueno, queremos ponerlos en el mood", dijo. "Pero también queremos que no tome demasiado tiempo".

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El investigador explicó que el proceso de selección iba más allá de lo visual. "Antes, la mayoría de [nuestros DVDs] mostraban individuos caucásicos teniendo sexo hetero, por lo que no había tanta diversidad. Queríamos tener más variedad: caucásicos, afroamericanos, asiáticos…, ahora ofrecemos varios tipos de porno con personajes de diferentes categorías raciales y así podemos darle [a nuestros pacientes] lo que quieren ver", dijo.

Un poco del porno gay en los Servicios de Fertilidad de Nueva York.

Manhattan Cryobank actualmente no ofrece pornografía gay, pero ha recibido solicitudes para que ofrezcan este tipo de porno. "Ahora que tenemos más personas de diferentes orientaciones sexuales, tenemos que ofrecerles algo que los ponga en el mood. Eso es importante para nosotros", dijo el investigador.

El Banco de Fertilidad de Nueva York tiene servicios específicos para parejas gays, así que proporcionar los materiales adecuados es fundamental. "Cuando comenzamos nuestro consultorio, no teníamos mucho porno gay", dijo Teresa. "Pero luego empezamos a ver un montón de parejas del mismo sexo [que necesitan esperma para concebir], especialmente a nivel internacional, ya que es ilegal que tengan bebés en otros países".

"Tenemos un aviso en nuestra sala que dice que si no encuentras lo que necesitas, nos lo pidas y vamos a intentar ayudarte", dijo. "Algunas parejas gays empezaron a preguntarnos si podíamos poner algo con lo que se pudieran relacionar más. Y por supuesto los escuchamos".

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Hoy en día, cuando Teresa va con su esposo a alguna tienda porno (van cada dos años) alrededor del 25% de lo que compran es porno gay. Ninguno de los dos tiene un gusto explícito por el porno gay, así que su selección se basa en un análisis somero de las portadas.

Teresa me mostró la sala de recolección del consultorio. En ella había tres cajones, cada uno con la etiqueta "Ayudas visuales" y con etiquetas adicionales que indicaban su contenido. En dos de ellos decía "Hombre/Mujer" y en el otro decía "Hombre/Hombre". "No queremos que nadie se ofenda al abrir el cajón equivocado", me dijo mientras me mostraba los DVDs a los que yo les estaba tomando fotos, "por eso los etiquetamos".

La sala de recolección en el Banco de Esperam y Embriones de Nueva York, Inc.

Proporcionar materiales pornográficos en cualquier contexto es un terreno peligroso. Algunos consultorios, como el Banco de Esperma y Embriones de Nueva York (SEBNY por sus siglas en inglés), tienen que hacerlo aún con más cuidado porque su labor va más allá de la donación de esperma. También preservan el esperma de adolescentes que se preparan para someterse a quimioterapia. Me fui a visitar y a hablar con Albert Anouna, el CEO de SEBNY, sobre esos casos.

"No queremos poner a nadie en una situación incómoda", dijo Albert. "Porque también recibimos a hombres jóvenes [pacientes de cáncer] que tienen 11, 13, 14 años, y tenemos que pedirles permiso a sus padres. A veces ellos no están de acuerdo. No quieren que sus hijos vean ese tipo de cosas. Así que nos aseguramos de que la habitación no tenga nada".

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Albert me hizo pasar a la sala de recolección de su consultorio. Allí empezó a explicar el significado de cada objeto. Señaló el taburete delante del televisor. "Algunos lugares tienen un sofá, a mí me gusta tener un taburete," dijo. "Me parece que es más dinámico, y es más fácil para un hombre eyacular de pie que sentado". Se acercó a una foto enmarcada en la pared de una Madonna desnuda. "Es ella cuando tenía 18, 19 años", dijo. "¿No es hermoso?".

Empecé a mirar las Playboys que tenía sobre la mesa. Algunas eran viejas, de principios de 2010 y de finales de los 2000. "La fecha no es tan importante como lo que hace la revista", dijo, "y ya no usamos tantas revistas. Ahora usamos más que todo DVD's".

Como propietario, Albert asume la responsabilidad de conseguir los materiales, pero no le presta tanta atención al contenido cuando lo compra. Usualmente se lleva varias cosas y luego las revisa. "Tengo personal femenino, y ellas entienden lo que los hombres están buscando en términos de zona de confort", dijo. "No es algo que tengan que hacer, no es parte de su trabajo, pero si quieren revisan los materiales y me dan su opinión".

"Hay que ver, hay que mirar", dijo. "Una vez tuvimos una cinta en la que salían un animal y una persona. La había conseguido en la tienda, pero no sabía lo que era. La vimos y consideramos que no era para nada apropiado".

Todas las clínicas entrevistadas dejaron claro que si bien buscan diversidad racial y de orientación sexual, no van más allá de eso. El esposo de Theresa Randolph, el Dr. Joel Batzofin, que es médico y copropietario de los Servicios de Fertilidad de Nueva York, se mostró firme al respecto.

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"¿Qué somos?" preguntó retóricamente. "Somos helado de vainilla. Hombres con hombres, mujeres con mujeres, dos en uno, todo está bien. Pero no vengas acá a pedirnos videos de animales. Y toda esta mierda con excrementos o como sea que eso se llame. Lo sentimos, ¡no vamos a hacer eso!". Su rostro adquirió una expresión de incredulidad. "¿Por qué debemos poner eso ahí? Si eso es lo que necesitas para llegar a producir, vete a otro lugar, obtén tu muestra y tráela y la analizamos por ti".

Porno hentai en una sala de donación.

El porno más extremo que vi fue hentai japonés (porno animado) en el Manhattan Cryobank. Tenían un par de videos en su archivo. Le hice clic a uno y nos quedamos en silencio por varios segundos viendo cómo una colegiala animada le daba una mamada a un hombre mayor.

Le pregunté al investigador que estaba de pie junto a mí qué los había motivado a incluir hentai. "Yo no me meto en eso, no soy de esa generación", dijo. "Pero [el otro investigador] pensó que tenerlo sería bueno. No creo que la animación tenga alguna parte que incluya algún tipo de bestialidad o diferentes fetiches. Sigue siendo sexo heterosexual bastante directo".

El Manhattan Cryobank es el único que consigue su porno en Internet, lo cual explica la facilidad con que fueron capaces de conseguir hentai. La mayoría de los lugares todavía utiliza DVDs. En Manhattan Cryobank el cambio se dio por dos razones: los DVDs se estaban rayando y la gente se los estaba robando. "Solíamos ver cómo el montón de DVDs iba disminuyendo lentamente en el transcurso del año", dijo riendo.

En los Servicios de Fertilidad de Nueva York tienen el mismo problema. "Es bastante común. Es muy fácil meterte un DVD en el bolsillo", dijo Teresa. "Pero supongo que si conseguimos cosas realmente buenas, entonces es un halago que se las roben".