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José Obdulio Gaviria ahora es youtuber... Y, pues, qué vergüenza

OPINIÓN | Una más de las formas de lucha del uribismo.
Still vía YouTube.

Aquí tienen ustedes al senador del Centro Democrático, José Obdulio Gaviria, haciendo gala de su renombrado intelecto en el programa "Yo José Obdulio", del canal El Ventilador en YouTube. En él, Gaviria quiere que los colombianos recordemos un hecho innegable: que si hay un pensador eminente y culto en el amplio grupo que defiende a Álvaro Uribe, es él.

En El Tiempo nos lo recordaba hace unos años, por ejemplo, cuando en sus columnas desplegaba varias citas. O elaboraba frases casi ilegibles. O mencionaba sus años de profesor. O enumeraba los libros que traía en su maleta de viajes. O se daba licencias para inventar historias de ficción. Eso es él.

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Y eso, sin duda, queda retratado desde el inicio de este nuevo video, su era de youtuber: vean no más la apertura (la foto de esta columna): observen a José Obdulio mordiendo con suavidad una de las patas de sus gafas, de marco negro y rojo, con los ojos puestos en un punto fijo. Oigan la musiquilla de introducción, una melodía entre marcha de noticiero informativo y coro de iglesia católica, que antecede ese título extraño y mal escrito de "Yo José Obdulio".

"Buenos días, buenas tardes, buenas noches; feliz madrugada, feliz amanecida a todos los youtuvidentes", dice. Y sigue, a veces haciendo pausas, a veces mirando la cámara que no es. No lo editan. Uno ve el escenario y no alcanza a imaginar qué pasa por la cabeza del senador cuando lo planeó así, cuando le dijo a algún creativo que así lo dispusiera: unas hojas ordenadas de a montones encima de su escritorio; las gafas bien dispuestas en una esquina, inútiles; dos (¡dos!, pobre país) imágenes de fondo de él, ahí sí con las gafas puestas, la mano cerrada en el mentón, pensando.

Y luego vienen las mentiras, ni más faltaba. Como ese confuso "Conductor" que le aparece por debajo (queriendo decir "presentador del programa"). Quiero decir: que le aparece a él, a un senador de la República que monta la pantomima de que nos va a informar y no a esgrimir, como lo hace, sus engañosas opiniones. Después procede nuestro intelectual a referirse al caso del demócrata Álvaro Uribe Vélez (así lo califica) contra el fantoche Daniel Samper Ospina (así lo califica).

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Si hay un pensador eminente y culto en el amplio grupo que defiende a Álvaro Uribe, es él

Y sin ningún sentido de la vergüenza propia, nos explica esta confrontación a la luz de la historia, que él conoce de sobra, que él enseñó en universidades. Nos aclara, primero, que esta discusión se remonta a muchos años atrás. Que esto es un claro reflejo de dos concepciones de Estado: la de Uribe, el demócrata, y la del tío de Daniel Samper Ospina, es decir, el expresidente Ernesto Samper Pizano. O, como llama Gaviria a este último, el "antecesor" de Uribe. Es una guerra de sangre, si se quiere. Tiene raíces profundas que nadie pudo ver. Uribe vs. Samper Pizano.

Y arranca: que el uno combatió al terrorismo y el otro no. Que el uno puso en cintura a los criminales de las Farc, y el otro les dejó dar golpes violentos, como el de Mitú, perpetrado en noviembre de 1998, cuando el presidente era en realidad Andrés Pastrana. Toda una lección de historia.

¿Y qué pasó con la expresión "violador de niños" que el demócrata le endilgó al truhán, al sobrino de Samper Pizano, a través de un tuit (o "un Twitter", como dice José Obdulio)? Pues nada, que la palabra "violador", desde el sentido lexicográfico, nos explica, no tiene nada que ver con el ámbito sexual. Y para ello cita al gran lexicógrafo español, maestro de las etimologías, Arnal (que no lo encuentro en Google), para decir que violador es, estrictamente hablando, "el violador de tumbas, del sigilo profesional".

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Después de muchas vueltas y repiques, fintas y otras definiciones, dice finalmente el maestro que la violación es una intromisión. Mejor dicho: que Daniel Samper Ospina fue alguien que hizo una intromisión en los niños. Pobre, se perdió él mismo en ese laberinto extraño que él construyó. Pero no se dio cuenta: lo hizo de forma grandilocuente y soberbia o, como dijo Cecilia Orozco sobre el mismo tema en una columna de hace una semana, "sin mesura sobre su pequeña dimensión".

Yo insisto: ¿qué tienen en la cabeza los alfiles del uribismo?

Seguir describiendo este intento de youtuber sería un gasto inútil. No entiendo cómo piensan los alfiles del uribismo. No sé por qué José Obdulio sale a referirse al lexicógrafo Arnal cuando Uribe, dos semanas antes en su propio video (titulado extrañamente "Mi difamación a Daniel Samper Ospina"), ya había ahondado, desde un sentido jurídico, el alcance de sus palabras, referidas ellas a la revista Soho, a las menores de edad, en fin.

Todas las formas de lucha, por más alucinadas que estas sean.

Yo pensaba que esta faceta de Gaviria iba a ser flor de un día. Pero no, me equivoqué. Acá tienen el segundo en el que, más corto, eso sí, usa terriblemente mal, y hasta de manera tierna, una vieja fórmula de los grandes que se inventaron este formato: pone de apoyo, para burlarse de él, un discurso en video de Juan Manuel Santos. Pero cuando el video arranca lo pone en Mute, reemplazando él mismo la voz de Juan Manuel Santos. Uno ve a Juan Manuel Santos hablando pero no lo oye. Y oye, en cambio, la voz esforzada de Jose Obdulio por encajar en los gestos del presidente. Qué vaina.

Yo insisto: ¿qué tienen en la cabeza los alfiles del uribismo?

Me quedo con mi frase favorita del primer video: "Uribe es la altura. Uribe es la retórica adecuada a un estadista. Uribe es la ciencia política en acción. Uribe es el conocimiento de los temas nacionales, particularmente la economía, particularmente la orografía, particularmente en el tema de las comunicaciones, particularmente en el tema de la seguridad…".

El programa, nos advierte en el primer capítulo, no es de publicidad.