Barro y paisajes sonoros variopintos: Así vivimos el día dos de Estéreo Picnic

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Música

Barro y paisajes sonoros variopintos: Así vivimos el día dos de Estéreo Picnic

Variadito, como nos gusta.

Viernes y otra vez lluvia. El pasto verde pasó a ser lodo oscuro en cuestión de horas y, aunque muchos la cagaron a la hora de escoger su calzado y se volvieron uno con el barro, la música nunca se detuvo. La jornada arrancó a eso de las cuatro de la tarde cuando el infalible N.Hardem sacudió el escenario Moto con un público reducido pero conocedor, con sus rap introspectivo, sincero y armado a la medida para un público que poco a poco iba prendiendo sus porros y dejándose llevar por las rimas. El Negro Hardem, aprovechando el formato de banda, aprovechó para apoderarse del contrabajo y fluir con el beat de las máquinas. Luego de eso la casa seguiría representando hasta que cayó la noche con actos sabrosos y refrescantes como el sancocho tropical folk de CocóNonó, la locochona mezcla de rock y bluegrass de Los Makenzy, los beats incisivos de RatRace, el rocksito carnal de Árbol de Ojos y la descarga contundente de sabor pacífico en clave de mixtura hip hop reggae y soul de Zalama Crew, quienes además fueron los encargados de calentar la pista a punta de coreografías para lo que más adelante se viviría en el cierre de la jornada: la increíble y visceral presentación de Caribou.

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Hubo espacio para todo, el indie dosmilero de Silversun Pickups y Two Door Cinema Club, el brit rock de Catfish and The Bottlemen, la descarga electrónica de Flume que metió en trance a todo el que se pasaba por el escenario Tigo durante su show. Y así, hasta que cumplida la media noche, pasó lo que esperábamos: The Strokes, por primera vez como banda completa, aterrizaba en Bogotá con la actitud rockstar mierdera de Julian Casablancas y temas como "Someday", "Reptilia", "12:51", "Last Night", en fin, un lugar, un momento y una agrupación precisa para secar la garganta gritando sus clásicos y hacer temblar el suelo a punta de un desfogue puro de adrenalina mezclada con satisfacción rotunda.

Así vivimos la segunda jornada del Estéreo Picnic: