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Máxima Asprilla: Después de la masacre del 2 de mayo empezamos a componer los alabaos. Primero se cantaba al dolor y a hacer denuncias para cuidar el territorio. Pero, en el canto del 26 de septiembre en Cartagena, lo que hicimos fue cantarle a la vida y decirle al mundo que nosotros sí queremos la paz, que sí estamos con la paz. Y le dijimos al Presidente que nos contara qué iba a pasar con los grupos que faltan por negociar la paz. Ese fue el mensaje.¿En Cartagena hablaron directamente con Santos o con "Timochenko"?
No, en Cartagena no tuvimos la oportunidad porque el presidente estaba atendiendo a más de 15 jefes de Estado, y menos con las Farc. Pero el 29 de septiembre en Bojayá sí hablamos con Sergio Jaramillo y con "Iván Márquez".¿Cantaron también el día en que las Farc fueron a pedirles perdón?
Sí, cantamos, pero le cantamos a los muertos, ese día cantamos un alabao de dolor.¿Quién compuso la canción que cantaron el día que se firmó la paz?
Fueron tres compañeras. Cada una hizo una composición y de cada una se sacó la parte más importante para el momento. Ellas fueron las tres solistas, las otras hacíamos el coro.¿Qué sensación les quedó del plebiscito? Ustedes salieron —la mayoría— a respaldar la paz votando SÍ, pero ganó el NO.
Nos queda la sensación de que no hubo sinceridad con algunos colombianos. Lo otro es que quienes no viven en el campo, y no han sentido ese horrible terror, no les importa la guerra y por eso no apoyaron. Pero yo soy de las que digo que el NO no ha ganado, porque Colombia no votó, votaron algunos colombianos.
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Sentimos una tranquilidad inmensa. Mire, aquí en la cabecera municipal uno bajaba a la orilla del río a buscar un pescado y al frente, cruzando el río, estaban las Farc haciendo hostigamientos, quemando avionetas. A uno le daba miedo embarcarse, porque había infinitos retenes por el río Atrato. Y hoy, después que se firmó el cese bilateral, nosotros no escuchamos sino el ruido de las aves. Hasta la naturaleza ha rejuvenecido. Esa es la esperanza que uno tiene, por eso nosotros, que hemos vivido la violencia y que hoy estamos tratando de superar eso, dimos el perdón y lo demostramos con los votos.Usted que ha vivido y sentido el conflicto, ¿qué le diría a Colombia para que se convenza de que la paz es necesaria?
Que vayan al campo, porque la guerra se vive allá, en la ciudad se vive delincuencia, pero la delincuencia es por momentos. La guerra está todo el tiempo, en el campo, que vayan. Y que miren las historias, lo que pasó en mi pueblo, por lo menos.Hoy nada más veía en el noticiero una muchacha que decía que no le veía importancia a que premiaran a Santos con el Nobel. ¿Será que tiene moral para decirlo? No es un víctima. Santos no tendría que haberse puesto a luchar por la paz, porque los hijos de Santos no irían a la guerra, como no van los de Uribe, ni los de Pastrana, ni los de Ordoñez. Los que van a la guerra son los campesinos, esos son los que sufren la miseria.¿Cómo está el ambiente en Bojayá? ¿Qué quieren? ¿Cómo piensan exigir que haya paz, y rápido?
Nosotros estamos apoyando al Gobierno desde acá y con Santos vamos con toda para continuar en el proceso. No sólo con Santos, le pedimos a Uribe que también nos apoye. También le pedimos a Pastrana que nos apoye, porque él es socio de la barbarie cruel que se vivió en Bojayá. Y es socio como lo son las Farc y todos los paramilitares, porque el jefe en ese entonces era él. Debería haber buscado una solución porque hubo alertas tempranas. Cuando los paramilitares llegaron a Bojayá, se avisó, 15 días antes se puso la alerta, y en 15 días es mucho lo que se hace, si se quiere hacer.El mensaje que mandamos es que la paz continúe, que las Farc no se levanten de la mesa. Que no se levanten y que más temprano que tarde nos digan, si se firmó, si estamos de acuerdo con lo que acordaron. La inversión social que necesita el campesino es la tranquilidad, la vida. Y la vida es la paz.