Las bandas emergentes tienen que avisparse

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Música

Las bandas emergentes tienen que avisparse

Opinión// Debuta El Enemigo con esta columna en la que habla sobre el "profesionalismo" en la escena.

Hace un par de semanas, cumpliendo mi cuota semanal de ver alguna banda en vivo, fui al concierto de Finlandia/Singapur, de Ecuador y Corriendo, de Medellín. Salí a tomar aire y aproveché para actualizarme en las últimas noticias de la escena emergente capitalina, algo que, desde que existe El Enemigo, he procurado hacer. Periodismo callejero, me dijeron alguna vez que se llamaba eso.

Hablé con una agrupación que ya tiene un par de publicaciones y conciertos a cuestas. Me contaron que estaban grabando un EP. Conocía el material que ya habían sacado, y sabiendo que pueden lograr algo mucho mejor, les pregunté: "¿Ole, y no han pensado en buscarse un estudio o alguien que les mezcle eso bien bueno? ¿Como para hacer un level up?".

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Ambos se quedaron en silencio, como con desconcierto, luego procedieron a mirarse, hacer una mueca y contestarme con un titubeo desinteresado. Aparentemente, les valía verga, pero esa pequeña conversa se me quedó en la cabeza.

¿Cuáles son las ambiciones de las bandas emergentes nacionales hoy en día?

Un artista emergente tiene dos caminos para crecer y posicionarse: trabajar desde la autogestión, o tocar puertas en la industria de la música. Ambas vías tienen sus mañas, sus aristas y claro, su debido trabajo y sacrificio.

La autogestión, la vía que muchas bandas escogen, es sin duda el camino más pedregoso, el que más desgasta. El espíritu DIY que lo acompaña obliga a la banda a romperse la espalda para poner sobre ruedas el proyecto. Pero, más allá de tener redes sociales, subir un video a YouTube, conocer algún flecho para grabar con bajo presupuesto y lograr algunas fechas durante el año, las horas y la plata invertida en ensayos es incontable y el tiempo que involucra componer una canción también tiene un valor. Hacer música es solo el primer paso, de ahí en adelante lo que hay es camello. Por eso, respondiendo a la pregunta, pensé que necesitábamos que las bandas sean más avispadas. Artistas que se interesen por ver más allá de Facebook como su canal de difusión, informarse sobre qué es un comunicado de prensa, de cómo llegarle a los medios especializados, de cómo pueden invertirle a sus proyectos de forma estratégica y tener un calendario organizado de metas durante el año.

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Sin embargo hay otras partes de la baraja que también deben reflexionar sobre el papel que están jugando: ¿qué estamos haciendo los medios al respecto? ¿Y la academia? Son agentes necesarios para que todo suceda. Hay, tal vez , un error de sistema, de comunicación, una zona gris o un hueco que no hemos logrado hilar del todo bien entre las diferentes partes.

Desde mi posición de medio emergente, veo una academia todavía muy ligada a la partitura, a enseñar como funcionan las grandes composiciones, pero no del cómo vivir del arte, de cómo ganarse la vida luego del cartón. Salen pues estudiantes desnudos que se terminan enterando casi por accidente de cómo gira la rueda para poner a mover su música. Existen claro, entidades como SAE Institute o la EMMAT que desde hace unos años ofrecen diplomados en negocios y autogestión de la música, a los que sorprendentemente asisten más futuros gestores que artistas.

Por otra parte, a los medios especializados, que ya de por sí son bien pocos, los veo faltos de curiosidad, sin esa comezón de ir a escuchar nuevos sonidos emergentes que son realmente de los que necesitamos hablar y los que necesitan ser descubiertos. Son pocos los artistas que logran la atención mediática, ya sea porque son afortunados y saben qué es un comunicado de prensa o porque conocen a alguien que trabaje en dichos medios.

La industria, por otro lado, es tal vez la que mejor ha hecho la labor de generar conocimiento, gestionando conversatorios, paneles, foros y laboratorios para enseñar los derechos y deberes de un artista. Aún así, me parece que hace falta algún tipo de comunicación más callejera, que llegue a los oídos de los artistas más indies como parte de su equipo, como una oportunidad de trabajo y crecimiento y no como un agente distante y complejo. Tal vez el intento más interesante que he visto para comunicar esta información fue la serie de videos que hizo la BLAAM donde explicaban paso por paso el ecosistema de la industria y la autogestión (hasta hay un video titulado "Cómo estar en la rosca") que, desafortunadamente, tuvo un alcance y un impacto más bien corto. Error de mercadeo y falta de mañas millenials, supongo.

En definitiva, me parece que para lograr consolidar la escena emergente actual, los artistas deben volverse más profesionales en los quehaceres de gestión más allá de publicar su música. Avisparse. Luego de lanzado un disco, las tareas se triplican para lograr crecer y posicionarse. Eso principalmente, aún así me parece también un deber de los medios, la academia y la industria, ayudar a que esto suceda y fortalecer la red de músicos que tenemos en el país.