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COLOMBIA

Dime en qué trabajas y te diré qué tan fumón eres

Maestros de obra, profesores de filosofía, mensajeros y otros oficios a los que la Corte Constitucional autorizó el recreo antes de comenzar la jornada.

Puede que un par de plones antes de iniciar la jornada laboral no afecten en lo más mínimo el desempeño de un trabajador y en cambio contribuyan a su felicidad. Hasta hace poco, sin embargo, el estigma social sobre las sustancias psicoactivas se juntaba con el Código Sustantivo del Trabajo para despedir a la gente por hacerlo.

Por suerte para los burros, la Corte Constitucional salió en nuestra defensa (sí, los yonquis también somos ciudadanos con derechos) y determinó que solamente puede estar prohibido presentarse fumado al puesto de trabajo "cuando esto afecte de manera directa el desempeño laboral del trabajador".

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Según el pronunciamiento de la Corte "no es válido asumir automáticamente que en todos los casos el consumo de sustancias psicoactivas, alcohol y otros enervantes implique un riesgo para el trabajador o sus compañeros de trabajo, ni que afecte negativamente la labor contratada".

Lo que quiere decir que si usted es cajero de supermercado y no se le descuadran las cuentas o si se desempeña como mensajero y no confunde las direcciones por estar trabado, está en todo su derecho de desempeñar la labor bajo el influjo de la popular hierba, que según el Ministerio de Salud, cuenta con más de 760 mil adeptos en Colombia.

Eso sí, tenga cuidado si manipula en sus labores maquinaria pesada, vehículos de pasajeros o si realiza cualquier actividad que implique riesgos para su integridad o la de sus compañeros; recuerde que la ley solo lo ampara cuando su consumo no afecte el desempeño laboral, y causar accidentes de trabajo es una afectación bastante grave.

Para tomar esta decisión, anunciada sobriamente hace un par de semanas, la Corte se basó en un estudio realizado por el Rand Center for Health and Safety in the Work Place, el cual concluye que "estudios de laboratorio han indicado que niveles moderados de uso de drogas pueden no afectar la capacidad de un trabajador para realizar ciertas tareas relacionadas con su trabajo".Con estadísticas, dicho estudio también demostró que el consumo de psicoactivos no está relacionado con accidentes laborales.

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Por lo anterior podemos inferir, al igual que lo hizo la Corte, que la ciencia respalda la vieja teoría marihuanera: fumar no perjudica la labor. Al contrario, según demuestran numerosos estudios en cuerpo propio adelantados por fumones callejeros de diversas ocupaciones y en distintas épocas, la hierba es un aliado estratégico en el mundo laboral que ha sabido poner sus numerosas propiedades al servicio de trabajadores encargados de las más duras, monótonas y tediosas tareas.

Se presumen beneficiados

Así como es un infundado pensar que si un cirujano fuma marihuana antes de entrar al quirófano terminará por amputar la pierna equivocada, también lo es suponer que un publicista alivia la sequía de ideas con un porro; pues en el tema del uso de sustancias en el trabajo hay más especulación que certezas. Sin embargo, la tradición popular históricamente ha asociado ciertas profesiones y oficios con el consumo de bareta; lo que no quiere decir, desde luego, que todo el que las desempeñe sea un burro, ni mucho menos que la regla para estos gremios sea llegar al camello trabados.

Aquí van, sin ánimo de ofender:

Hablemos de la noble y milenaria labor de la mensajería: No hay una ocupación que brinde más facilidades para trabarse durante la jornada laboral como la de estos profesionales de la correspondencia: recorrer calles y avenidas durante todo el día facilita echarse un plon en cualquier esquina y en cualquier momento. Según estos patinadores de cartas y paquetes, no hay nada como un buen porro para amenizar las interminables filas de los bancos o para engomarse en un trancón en plena hora pico.

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Otro escenario laboral que frecuentemente se relaciona con la quema de 'maracachafa' es la cocina. Chefs y cocineros tienen fama de utilizar la hierba para exaltar el sentido del gusto y estimular la creatividad culinaria. 'La monchis', además, les serviría para probar plato tras plato sin encontrar la saciedad. Agréguele a esta receta un puesto de trabajo diseñado para esconder el pisquero, y un menú de frutas, verduras e implementos de cocina listos para improvisar una pipa en caso de ser necesario.

Pero si de profesiones que se presumen compatibles con la hierba se trata, necesariamente hay que hablar de la publicidad. Esta ocupación requiere tanta creatividad que cualquier pócima, elixir o sustancia que estimule la imaginación y el ingenio es de gran ayuda. En el gremio, incluso, a la marihuana se le atribuyen desde propiedades creativas y 'curativas' hasta el poder de desbloquear las ideas y hacer surgir todo tipo de ocurrencias, tanto así que fue un publicista el que pensó en poner a Leonel Álvarez a vender productos en televisión.

Ni hablar de los trabajadores de la construcción. 

Durante décadas, maestros de obra, electricistas y ayudantes de construcción de toda región, calaña y estilo han utilizado las propiedades de la hierba no solo para hacer más llevaderas esas difíciles jornadas cargando bultos, enfrentando el vértigo de trabajar en las alturas y pegando ladrillos al sol y al agua, sino que además se sirven de la mata para inspirarse en la composición de los piropos que gritan al ver una mujer desde los pisos más elevados. Por eso no es raro ver a los queridos 'soviets' amenizando el picado de banquitas a la hora del almuerzo o el regreso a casa en bicicleta con un buen 'kenke' impecablemente diseñado y ensamblado, digno de uno de estos arquitectos empíricos.

En este abanico de oficios 'canabico - friendlys' no pueden faltar tampoco el periodista de crónica roja que usa la hierba para blindar mente y corazón de tantas atrocidades que ve a diario, y el de profesor de filosofía de bachillerato que, ayudado por un buen porro, se las arregla para transmitir las enseñanzas de Platón, Sócrates y Aristóteles a una recua de pubertos indiferentes y rebosantes de feromonas.

Seguramente muchas ocupaciones marihuaniles se quedan por fuera de este pequeño listado. Lo importante ahora, querido fumón, es que, sea cual sea su profesión, usted haga valer sus derechos: trábese, esfuércese en el trabajo y demuestre que el marihuanero no solamente es un trabajador feliz sino productivo.