La historia de una asesina serial y los motivos detrás de sus crímenes
(Fotografía superior de Joanna Dennehy: SWNS)

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La historia de una asesina serial y los motivos detrás de sus crímenes

Joanna Dennehy cometió tres homicidios e hirió a otras dos personas en 2013, en la ciudad inglesa de Peterborough.

Este post apareció originalmente en VICE UK.

Una casa no debe darte miedo. Las casas no están poseídas. A menos que se estén incendiando, son incapaces de hacerte daño. Sin embargo, parado frente a una pequeña y descolorida vivienda en las afueras de Peterborough —el lugar en el que la asesina serial Joanna Dennehy cometió su primer y tercer asesinato— no puedo evitar sentir escalofríos.

La gente de la zona residencial de Welland no tiene ningún deseo de hablar de Joanna Dennehy y de las cosas terribles que hizo en este lugar. Dos adolescentes en una moto, que se paseaban por una zona de pasto junto a la casa, se preguntan por qué me intereso en la mujer o sus asesinatos.

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"Era una psicópata, amigo", dice uno.

"Una maldita asesina psicópata, ¿no?" Me dice su compañero. "Fin de la historia, amigo".

Joanna Dennehy y los asesinatos de Peterborough de 2013 todavía evocan una fascinación sombría: ¿cómo vivió su vida esta mujer, haciendo todas las cosas normales que hacen las personas, y luego a la edad de 31 apuñaló a tres hombres hasta matarlos, sin que hubiera ninguna razón discernible? La gente no puede —con seguridad— nacer de esta manera. Entonces, ¿hay algo en la historia de Joanna Dennehy —o en sus extrañas acciones desde que entró a prisión— que nos ayude a entender cómo un ser humano puede pasar de la tranquilidad aparente a la crueldad absoluta?

Dennehy no ha desaparecido realmente, incluso después de que la sentenciaran a cadena perpetua en 2014 y la encerraran en HMP Bronzefield, una prisión de categoría A en el área rural de Surrey. La foto donde aparece con un cuchillo salido de Final Fantasy está grabada en la psique nacional, y ella ha hecho un trabajo notable para mantenerse en los titulares de la prensa más allá de las rejas de la prisión.

En marzo de 2014, con apenas un mes cumplido en la cárcel, comenzó a intercambiar cartas con la ex esposa de uno de sus cómplices, alegando que había aceptado la culpa por un asesinato que no cometió. El detective Martin Brunning, un oficial de investigación que ayudó a llevar a Dennehy ante la justicia, me dijo que revisaron las cartas, pero no había "evidencia que respaldara su afirmación". Más tarde, en 2014, Dennehy inició un romance con un constructor de West Sussex, un hombre que le dijo a un periódico sensacionalista que se había enamorado de ella. Luego, en 2016, se dieron a conocer los detalles de un plan de escape: Dennehy había planeado matar a una oficial de la prisión y usar sus huellas dactilares para abrir las cerraduras biométricas de la prisión. Como castigo, fue enviada a confinamiento solitario. Posteriormente, en 2016 intentó sin éxito ganar una demanda por daños contra el Ministerio de Justicia, alegando que recibía "tratos o castigos inhumanos o degradantes".

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Demasiados juegos para llamar la atención después de sólo unos años dentro de la prisión HMP Bronzefield, y sin duda habrá más en los próximos años.

Los psicólogos están cada vez más cerca de entender la naturaleza de la psicopatía y la necesidad de jugar estos juegos. Varios estudios han estimado que los psicópatas carecen de empatía y tienen la necesidad de engrandecerse a sí mimos al ganar poder sobre otras personas, mientras que otros sugieren que en su necesidad de estimulación, algunos psicópatas tienen una capacidad para el comportamiento peligroso.

"La mayoría de los psicópatas no son asesinos, no tienen la necesidad de hacerlo", explica la doctora Elizabeth Yardley, directora del Centro de Criminología Aplicada de la Universidad de la Ciudad de Birmingham. "Y la mayoría de los asesinos no son en realidad psicópatas, tienen algo de sensibilidad y son algo conscientes de lo que han hecho. Pero hay una superposición de ambos, lo que puede producir casos muy extremos, como el de Joanna Dennehy. Este tipo de psicópatas son como científicos locos, ya que consideran que las otras personas son su experimentos. Llegan a pensar, Me pregunto qué sucederá si hago esto. Si no tienes empatía por las otras personas, no hay nada que pueda evitar que reacciones a la curiosidad —incluso actuando de manera violenta— bajo ciertas circunstancias".

Entonces, ¿qué hizo actuar a Dennehy? ¿Qué circunstancias la llevaron a convertirse en una asesina en serie?

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Joanna Dennehy (Foto SWNS).

Joanna Dennehy creció en Harpenden, una pequeña ciudad en Hertfordshire. La privada donde creció es sin duda tranquila y cómoda, aunque un poco sombría. Su hermana María le dijo a la BBC que sus padres —su papá era guardia de seguridad y su madre comerciante— trabajaban duro para mantenerlas, e insistió que su infancia fue completamente normal. "Había una chica que amábamos (que) se convirtió en un monstruo", dijo.

Sin embargo, los problemas serios comenzaron en la adolescencia de Dennehy. Tenía sólo 13 años cuando escapó de su casa, brevemente, con un joven que su hermana creía que era mucho mayor; tendría 18 o 19 años. Comenzó a robarle a sus padres, y luego huyó un par de veces más, para finalmente irse para siempre de su hogar a los 16 años con un hombre cinco años mayor que ella, John Treanor.

Treanor y Dennehy se trasladaron a Luton, luego a Milton Keynes y luego a Wisbech en Cambridgeshire. Tuvo dos hijos antes de los 21 años. Era violenta con Treanor, lo golpeaba y pateaba cuando estaba borracha. Se iba de la casa por días enteros, sin explicación alguna. Se acostaba con otras personas. Se hacía daño a ella misma. Y como un psiquiatra de la prisión descubrió más adelante, tenía tendencias sadomasoquistas: la necesidad de dar y recibir dolor mientras tenía sexo.

Treanor se marchó en 2009 después de que Dennehy lo amenazó con una daga de 15 centímetros. Se trasladó al norte y se llevó a sus dos hijos con él. Dennehy vagó de localidad en localidad en Cambridgeshire y East Anglia. En 2012, un año antes de los asesinatos, recibió una sentencia suspendida de 12 meses por agresión. El mismo año también pasó unos días en el hospital de la ciudad de Peterborough, donde la diagnosticaron con un trastorno de personalidad antisocial.

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Después de dejar el hospital, Dennehy se puso en contacto con Quicklet, una pequeña agencia inmobiliaria en Peterborough, donde encontró una habitación para mudarse. El copropietario de Quicklet, Kevin Lee, pronto le consiguió trabajos ocasionales y le pidió que la ayudara a desalojar inquilinos, lo que le dio acceso a varias casas del vecindario. Su primer asesinato ocurrió en Welland, en el extremo norte de Peterborough, en una de estas casas. Dennehy conoció al empleado de almacén polaco Lukasz Slaboszewski en el centro de la ciudad. Él les contó a sus amigos sobre su "novia inglesa". El 19 de marzo de 2013, Dennehy le envió un mensaje de texto y le pidió que se vieran en el domicilio de Welland. Cuando llegó, ella lo apuñaló hasta matarlo cuando apenas había atravesado la puerta principal; le hundió un cuchillo de bolsillo en el corazón.

Evidentemente, el asesinato no la perturbó. En absoluto. De hecho, le mostró el cadáver de Slaboszewski —que había metido en un bote de basura— a una niña de 14 años del vecindario.

Diez días después, Dennehy volvió a matar. Apuñaló a su jefe y casero, Kevin Lee, en la misma casa en Welland. El hombre de 48 años había iniciado un romance con Dennehy después de haberla contratado. Antes de morir, supuestamente le informó a un amigo que ella había expresado el deseo de "ponerme un vestido y violarme".

(Foto: SWNS).

Más tarde ese día, Dennehy cometió su tercer asesinato. Sucedió en la vivienda compartida donde se alojaba en el lado sur de Peterborough, una zona aislada llamada Orton Goldhay. Aquí atacó a John Chapman, un ex marino de 56 años que vivía en el primer piso del edificio. Lo apuñaló seis veces.

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Después, Dennehy llamó a Gary "Stretch" Richards —que conoció gracias a su trabajo para Kevin Lee— y le cantó: "Ups, lo hice de nuevo". Extrañamente, Stretch y otro hombre, Leslie Layton, que vivían en la vivienda de Orton Goldhay con Dennehy, no fueron a la policía. Layton, de hecho, les mintió a las autoridades, y Stretch la ayudó a deshacerse de los tres cuerpos en las zanjas de algunas granjas cercanas.

Dennehy y Stretch, que ahora actuaba como su chofer, se dieron a la fuga. Dennehy le dijo a Stretch que quería matar de nuevo: "Quiero divertirme… necesito divertirme", le dijo supuestamente. En Hereford, Stretch detuvo el coche para permitir que Dennehy bajara y apuñalara repetidamente a dos hombres al azar: Robin Bereza, de 64 años, y John Rogers, de 56 años. Ambos sobrevivieron a los ataques con cuchillo.

La policía capturó a Dennehy y Stretch un par de días más tarde, y en febrero de 2014, Stretch fue hallado culpable de ayudar a Dennehy en los dos intentos de asesinato, mientras que a Leslie Layton le imputaron el delito de desviar el curso de la justicia. Dennehy fue condenada a cadena perpetua por los tres homicidios y los dos intentos de asesinato. Ella es una de las únicas dos mujeres que viven en Reino Unido que morirán en prisión. La otra es Rose West.

El juez le dijo a Dennehy que tenía un "deseo sádico de sangre". Si los asesinatos no eran una prueba suficiente de esto, lo que Dennehy dijo más tarde a un psicólogo de la prisión ciertamente lo fue: "Maté para ver cómo me iba a sentir, para ver si era tan fría como pensé que era. Luego se volvió adictivo".

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La casa en el barrio de Orton Goldhay, donde ocurrió el tercer asesinato. (Foto: Adam Forrest).

Han pasado casi cuatro años desde los asesinatos, pero algunos residentes de Peterborough todavía no se han recuperado por completo.

Toni-Ann Roberts compartió brevemente la casa con Dennehy en Orton Goldhay, el lugar donde mató a John Chapman. El tiempo que coincidieron fue corto; Roberts se fue una semana después de que Dennehy se mudara. Pero también recuerda varias semanas en que Dennehy llegaba a cobrar el dinero de las rentas, beber y relacionarse con los otros inquilinos.

Roberts no ha regresado a Orton Goldhay desde el asesinato de su antiguo compañero de vivienda. "John era un hombre encantador", recuerda. "Era un alcohólico, pero una persona muy dulce y gentil, me recordó al tío Albert de Only Fools and Horses porque se sentaba y contaba historias sobre la Marina. No podía haber ninguna razón para hacer lo que ella le hizo".

Roberts describe a Dennehy como "alguien intimidante", pero dice que tenía la habilidad de hacer que los desconocidos se pusieran de su lado con rapidez. "Le coqueteaba a la gente de manera extraña", dice Roberts. "Ella era muy directa en su manera de acercarse y querer saber quién eras, y qué ocurría contigo. Era inteligente para averiguar quién tenía poca autoestima y la forma de presionar sus botones. Los hombres solían caer a sus pies, como perros. Tenía un extraño control sobre los ellos".

En su manipulación del sexo opuesto, Dennehy poseía una cualidad parecida a un camaleón. Esto fue algo que el escritor sobre temas criminales, Christopher Berry-Dee, autor de Love of Blood, —un libro sobre la vida y los crímenes de Dennehy— notó cuando le escribió a la cárcel y recibió de vuelta un par de cartas.

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"Cambia sus colores para adaptarse a su entorno", dice Berry-Dee. "Por ejemplo, se dio cuenta de que su casero quería tener sexo con ella. Y respecto al tipo polaco, parece que lo hechizó rápidamente para que pensara que había conocido a una chica buena […] Cuando me escribía su caligrafía era hermosa, su ortografía y vocabulario eran perfectos. Era una personaje tranquilo y contenido. Quería impresionarme. Pero tuve la oportunidad de ver las cartas [de Dennehy] a Gary Stretch, y eran completamente diferentes, como si perteneciera a un barrio bajo. Se identificaba por completo con la persona a la que le estaba escribiendo.

Gary "Stretch" Richards (Foto: SWNS).

Si esto sugiere que Dennehy era una persona con una astucia fría, no fue el tipo de astucia que la ayudara a llevar una vida exitosa. No mantuvo ninguna relación. Ni siquiera con sus propios hijos. No supo malear las reglas de la sociedad para adquirir riqueza material ni comodidad. Tampoco funcionaba bien en ningún lugar durante mucho tiempo. Dennehy pudo haberse jactado de ser fría, pero sus continuas agresiones a su propia persona son indicios de una mente torturada.

Elie Godsi, un psicólogo clínico, está convencido de que ella sufrió algún tipo de abuso terrible —probablemente sexual— relativamente temprano en su vida. "Es una joven extremadamente perturbada, que sin duda le ocurrió algo horrible en su pasado. Apostaría mi hipoteca a que es cierto", dice Godsi.

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"Es violenta y sexualmente violenta. Eso no sucede de la nada. No tengo ni idea de si ocurrió en su familia o no, o si era una niña o una adolescente, pero las mujeres no terminan así sin una historia detrás", añade. "Las víctimas se convierten en perpetradoras porque sentirse poderoso y en control es el antídoto para la impotencia y la sumisión. Normalmente, las mujeres sienten su angustia, mientras que los hombres actúan como consecuencia de su angustia, pero no en este caso".

La doctora Elizabeth Yardley no está tan segura. "He conocido a psicópatas que han sufrido abusos o abandonos terribles cuando eran niños y que han entrado en un estado parecido a un robot para sobrevivir", explica. "Pero he conocido a otros que tuvieron una crianza normal, que socializaron de una manera aparentemente normal, y que aún así hicieron cosas horribles sin remordimiento".

¿Podría la neurociencia decirnos algo más que la historia familiar? Ahora hay un pequeño compendio de investigación que sugiere que la manera de pensar de los psicópatas puede ser distinta, ya que la falta de empatía es visible en las imágenes de una resonancia magnética. Esto es intrigante, pero no exactamente esclarecedor: la actividad o la falta de actividad en una parte del cerebro no parece decirnos mucho acerca de la psique, ni sobre la disposición de alguien a actuar como consecuencia de sus pensamientos antipáticos. Parece más probable, como sugiere Yardley, que la violencia psicopática sea "una combinación desordenada de naturaleza y crianza".

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"En el caso de Dennehy, tienes la falta de empatía, entonces se da un aumento del comportamiento agresivo al tiempo que se van derrumbando las fronteras", aclara. "Podemos tratar de acercarnos a una comprensión, pero no estoy segura de que podamos entender al 100 por ciento de donde proviene el elemento que desencadena este tipo de asesinatos sin objetivo".

Dos de las víctimas de Dennehy: Lukasz Slaboszewski (izquierda) y John Chapman (derecha) (Foto: SWNS).

Además de las familias de las víctimas, los habitantes de Peterborough que quedaron atrapados en la órbita de Dennehy ahora sufren de una ansiedad persistente, cuenta Toni-Ann Roberts. Parte de ese desasosiego es el fracaso para encontrarle sentido al asunto. "Fue tan horrible", dice. "He tenido problemas para comprenderlo, ya que nos afectó a muchos de nosotros que conocíamos a la gente de esa vivienda; no es algo que sea fácil de olvidar. No soy la única que se mudó de Orton Goldhay".

"Todavía puedo recordar la forma en que te miraba en ocasiones. Era… aterradora", explica. "Lo extraño es que fue como un torbellino, llegó y se fue tan rápido, y dejó tras de sí cosas terribles. Perturbó tantas vidas".

Un anciano en la parada de autobús de Orton Goldhay me dice algo que he oído antes en lugares donde la gente ha cometido crímenes terribles: "Es una zona tranquila, no puedo imaginar que ocurriera aquí".

Los seres humanos pueden ser verdaderamente aterradores. Lo sabemos, pero todavía nos sorprendemos cuando hacen cosas tan atroces. Los horrores que hay dentro de la cabeza de alguien pueden esparcirse hacia el mundo, en una calle ordinaria en un día ordinario, sin ningún patrón o lógica que podamos reconocer.

Miramos a un asesino en serie y buscamos una señal de algo que podamos reconocer, así que tal vez deberíamos sentirnos aliviados cuando nos damos cuenta de que no hay nada que podamos hallar.

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