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Cultură

Las víctimas cuentan en el cine lo que muchos no quieren oír

Varios colectivos audiovisuales han tratado de responder qué papel han jugado sus comunidades en el conflicto, cuál ha sido el impacto de la violencia y qué tipo de paz esperan, todo a través de mini documentales y videos producidos por ellos mismos.

Este artículo hace parte de ¡PACIFISTA! Una plataforma para la generación de paz: un proyecto de VICE enfocado en contenidos sobre la terminación del conflicto armado y la construcción de paz en Colombia.

"Recordar por medio de imágenes es un sinónimo de despertar, volver a pasar lo vivido por el corazón", dice Luz Marina Ramírez, una residente de Ciudad Bolívar (Bogotá) y directora de La Vereda Films.

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Desde hace más de diez años, Ramírez se echa una cámara al hombro en busca de conservar la memoria colectiva de su comunidad. Sus archivos audiovisuales van desde las imágenes de la construcción de las escaleras principales en el barrio Lucero Alto, en 2001; hasta el registro de las muertes más violentas en las calles laberínticas de Ciudad Bolívar, entre 1988 y 2002. Su cámara ha congelado los momentos más significativos de su localidad.

Como Ciudad Bolívar, en la capital, varios municipios de Chocó, entre ellos Quibdó y Bojayá, y la subregión de Montes de María, en el Caribe se han dedicado a contar sus propias historias. Con cámara en mano, hablan de las las secuelas que el conflicto armado ha dejado en sus zonas y hacen visibles los hechos más trágicos de sus territorios violentados.

¿Qué papel han jugado las comunidades en medio del conflicto? ¿Hasta dónde ha llegado la violencia en estos lugares? ¿Qué clase de paz esperan estas personas? Los colectivos audiovisuales han tratado de responder estas preguntas por medio de mini documentales y vídeos producidos por ellos mismos.

La Vereda Films en Ciudad Bolívar, Made in Chocó y el Colectivo de Comunicaciones Línea 21 de Montes María le han brindado a sus territorios un escenario para la construcción de paz. Con actividades artísticas y cinematográficas invitan a la población a reconstruir su pasado, comprender su presente y sembrar un futuro reconciliador.

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La Vereda Films: el gran ojo de las laderas, risas y balas

Sobre una calle en Sierra Morena, Ciudad Bolívar, una madre abraza a su hijo herido por un puñal; la imagen de los muertos que quedan bajo un bus público, después de una balacera en Lucero Alto; la llegada de unos desplazados a Ciudad Bolívar, después de ser obligados a abandonar el campo. Luz Marina tiene todos estos momentos congelados en casetes VHS, alguna vez filmados por ella misma.

Ramírez es una de las más grandes testigos de la historia de Ciudad Bolívar, su gente, su evolución y sus muertos. Desde 1988, cuando llegó como desplazada a Sierra Morena, barrio ubicado en el cerro de la localidad, se convirtió en la cronista de las laderas y vecindades de esta zona bogotana. Con cámara en mano y la actitud más aguerrida, ha documentando la violencia y la vida que se va entre las calles polvorientas.

Desde hace cinco años, Luz Marina ha estado vinculada al festival de cine de Ciudad Bolívar 'Ojo al Sancocho'. Antes de crear su productora, ya estaba ayudando a gestionar el festival y era parte del equipo pedagógico que entrenaba a los participantes en técnicas cinematográficas.

Junto a otros habitantes de la zona y con la ayuda de organizaciones y del mismo festival, la realizadora se ha propuesto mostrar esa ciudad que muchas veces se olvida. "Tengo en grabaciones casi todo lo significativo que ha pasado; muchos de los que salen en los videos ya están muertos e, incluso, salen lugares que ya no existen".

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Entre los planes de La Vereda está contribuir a un archivo audiovisual histórico de la comunidad, además de iniciar un plan de formación cinematográfica para los más jóvenes de la ladera. "Con una cámara se puede hacer memoria y ser testigo de la situación de las cosas. Se graba, se ve y se reflexiona", dijo Ramírez, cuando fue invitada al Festival de Cine del Distrito de Aguablanca.

Vea también El cine, un antídoto contra el olvido en Aguablanca

Made in Chocó: memorias hechas en medio de la guerra

"En el Chocó estamos produciendo nuestro propio cine. Contamos nuestra realidad: desplazamiento y violencias, pero con todas las ganas de salir adelante", cuenta John Vanegas, integrante del colectivo audiovisual Made in Chocó. Desde 2012, este grupo de realizadores chocoanos, de municipios como Quibdó y Bojayá, se propuso contar la historia de su tierra a través de ficciones escritas y dirigidas por ellos mismos.

"El espíritu del río", "Juanito bajo el naranjo", "La limosna", "Este pueblo necesita un muerto" y "Guadualito" son algunos de los trabajos audiovisuales del colectivo. Los mini documentales y películas giran alrededor de temáticas como el desplazamiento, la violencia y el impacto de la presencia de grupos armados en la comunidad.

"Los jóvenes estamos construyendo nuestra memoria desde la experiencia de las víctimas y de los más viejos. Aprendemos de nuestra historia y proponemos una iniciativa de cambio por medio de la creatividad", señala Vanegas. La mayoría de los involucrados en el proyecto son chicos vulnerados por la violencia y víctimas del conflicto armado.

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En 2011, en una alianza con Manigua Films Colombia, el colectivo Made in Chocó produjo el cortometraje "La limosna". La historia cuenta cómo la guerra arrasa la tierra y desplaza campesinos hacia la ciudad. Los realizadores hacen un crudo retrato de la vida después del conflicto, la ausencia de paz y los sacrificios para sobrevivir en la ciudad, una selva de cemento.

La propuesta de este proyecto es fortalecer la identidad colectiva y el sentido de pertenencia en los más jóvenes del Atrato. Además, le está apostando a la construcción de un archivo de memoria histórica del Chocó, con las reflexiones de la comunidad y las realidades que plasman en sus experimentos cinematográficos.

"Las imágenes que componemos y grabamos se vuelven el recuerdo de toda una vida. De esa forma vamos a derrotar simbólicamente al olvido y va a ser posible hacer una reflexión crítica sobre el pasado", resaltó Vanegas en el encuentro de colectivos comunitarios del Festival de Cine de Aguablanca.

Colectivo Línea 21: las víctimas de Montes de María en un solo rollo

Hace más diez años, un grupo de comunicadores sociales, líderes comunitarios y gestores culturales de El Carmen de Bolívar soñó con brindarle un espacio de expresión comunitaria a la región. Así fue como en 1994 nació el Colectivo de Comunicaciones de Montes de María Línea 21, una iniciativa que ha fortalecido el liderazgo y los procesos de reconciliación en la región.

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"Involucramos a la población en actividades periodísticas y de registro comunitario. Les facilitamos sesiones de radio y cámaras para que cuenten su día a día. Asimismo, fomentamos el deseo por construir relatos de la región a través de la historia de cada personaje", cuenta Indi Vuelvas, comunicadora social que trabaja hace más de cinco años con el colectivo.

En 2007, Línea 21 realizó la primera versión del 'Festival Audiovisual de Montes de María: Una cinta de sueños'. Después de varios años de violencia en territorios como Mampuján y Las Brisas, las víctimas expusieron en el festival sus historias documentadas audiovisualmente. "Se llamó una cinta de sueños porque es volver a usar la imaginación desde las cenizas de la memoria", señala Vuelvas.

Cinco documentales realizados por víctimas de la guerra en Maríalabaja, San Onofre, San Antonio de Palmito, Ovejas y El Carmen de Bolívar fueron presentados en el encuentro. Según cuenta Vuelvas, desde los comienzos del colectivo, los habitantes de la región han producido un gran número de realizaciones audiovisuales; "actualmente contamos con cerca de 600 casetes VHS que contienen el trabajo comunitario, incluyendo las experiencias de las víctimas".

Los trabajos realizados por la comunidad también fueron presentados en el Museo Itinerante de la Memoria (MIM) de Montes de María. En 2008, "El niño Dios de bombacho", "El son del carángano" y "De cochero a piloto", entre otros, fueron las historias proyectadas en este encuentro del recuerdo, que tomó lugar en muchas zonas del norte del país.

La labor comunitaria del colectivo fue premiado en 2003 con el Premio Nacional de Paz. "Nuestra misión es reconstruir la imagen parcializada de un lugar que no solo se limita al conflicto armado, sino que encierra un mundo fascinante de diversidad social, cultural y étnica. Queremos que el país conozca la verdad de esta tierra, lo que nos ha dolido y lo que hemos ganado", señala Vuelvas.