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Vice Blog

Llegó de Perú “Videofilia”: cibersexo, pornografía ilegal y violencia televisada

Reseña // "Videofilia (y otros síndromes virales)" es el segundo largometraje realizado por el director Juan Daniel Molero. Ha obtenido el premio Tiger Award del Festival Internacional de Cine de Rotterdam.

Un gran reflector ilumina el escenario de un viejo cine en abandono que se ha abierto al público para la celebración de una fiesta inusual. En unos momentos van a subirse a tocar Moldes, Varsovia y 3AM, tres grupos de música psicodélica y de aires punk que representan ese nuevo circuito musical que se ha hecho visible en Lima, Perú.

El lugar se va poblando de gente joven. Entre el público está el director Juan Daniel Molero sujetando una cámara y supervisando que todo vaya a salir como pensaba. Es decir: que todo lo inesperado quede debidamente registrado.

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Este es un día de rodaje de Videofilia. Se acaba de filmar una de las escenas más recordadas. Ha sido una jornada ardua para Muki Sabogal, la joven e incansable actriz que se hizo conocida a través del teatro, performances y diversos cortometrajes, y que ha dado un gran salto en su carrera al encarnar su primer rol protagónico de un largometraje. Aquel día, Muki andaba dando vueltas de un lado a otro. Además de actuar, estuvo apoyando con la producción y con todo lo que fuera posible en los días del rodaje: tener el papel protagónico no le quitó el sueño. No tanto como las mil y una peripecias que tuvo que resolver como encargada de la producción. Su actuación, valga decirlo, ha sido impecable: está entre lo mejor de la película. Nadie podrá olvidarse de su personaje Luz Fernández, ni de su mirada ni de sus ganas de probarlo todo.

Videofilia (y otros síndromes virales) cuenta la historia de dos personajes: Luz Fernández (Muki) y Junior Parque (Terom Maira), quienes se conocen a través de Internet e inician una relación basada en la fijación por el registro de sus encuentros sexuales. Luz es una menor de edad que acaba de terminar el colegio, Junior es un aficionado a la pornografía y al cibersexo, y un buen día descubre la posibilidad de un gran negocio en la comercialización de los registros que realiza. Es, sin embargo, cuando logra filmar a Luz con unas gafas espía que llevan cámara incorporada cuando finalmente encuentra un material realmente valioso para comercializar.

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A partir de ese argumento empieza a desarrollarse una trama que involucra temas de este estilo: pornografía ilegal, pérdida de la intimidad, violencia televisada, y, en especial, la disolución entre lo real y lo virtual. Drogas alucinógenas, fantasías sexuales, rituales de adivinación… Todo, en exceso, confluye como ingrediente para construir un relato anarquista, donde los personajes parecen guiarse únicamente por su instinto, almas a la deriva que destellan entre las calles y el caos de una ciudad como Lima.

"En un inicio Juan Daniel me pidió que mi personaje fuera una adolescente parca, curiosa pero un tanto amargada y poco expresiva. Más adelante, al darnos las indicaciones a todos, nos pidió que cada personaje fuera la fusión de uno mismo con lo que le había sucedido a su personaje, para lograr así una actuación completamente naturalista. Pensé que en las siguientes películas no podría hacer personajes que se parecieran tanto a mí, así que tomé esta oportunidad como registro de una época. Así el personaje taciturno inicial fue pasando a segundo plano, mientras una chica desinhibida y fresca ocupaba la pantalla" cuenta Muki.

Videofilia se ha convertido en una película de culto. De esas que imponen su propia mitología a costa del desenfado. Es una película radical y pertenece a una esfera underground del cine peruano, un cine que se mueve en salas alternativas, que circula a través de Vimeo y Youtube, un cine donde lo trash y el bajo presupuesto dictan muchas veces los modos de proceder. Y que pone a prueba, además, lo que es posible hacer cuando detrás de la cámara hay buenas ideas y cómo es posible aprovechar al máximo los recursos con los que se dispone.

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Y es que con el arribo de lo digital, muchas cosas cambiaron para el cine, esencialmente las formas de distribución y de producción, que son las que justamente han transformado al peruano, por muchos años reducido a prácticamente unos pocos estrenos locales. En una entrevista realizada a Jorge Licetti, gerente general de New Century Films, una de las principales distribuidoras en Perú, señala que en los últimos años se ha pasado de un promedio de 5 a 17 películas. Dichas cifras corresponden el año 2014, año clave por ser el estreno de Asu Mare, la película peruana de mayor taquilla en toda la historia. Para la visitada web "Cinencuentro" ese mismo año se estrenaron en total 34 películas peruanas, entre estrenos comerciales y del circuito alternativo. La misma web sostiene que en 2015 se estrenaron 61 películas. A esto hay que agregar el crecimiento de los fondos estatales para el apoyo al cine peruano a través de la Dirección del Audiovisual, La Fonografía y Los Nuevos Medios, que otorga premios en diversas categorías.

Se habla ahora no de un cine sino de muchos nuevos cines peruanos y de una suerte de boom ante su proliferación, que comprende la aparición de un cine regional (y de género), en la que están películas como El Último Guerrero Chanka; un cine de autor (que acude a festivales de prestigio), como La Teta Asustada, y un cine más underground (que no accede a un circuito comercial) como Biopic, a la par del surgimiento de un cine publicitario que ha llevado masivamente al público a las salas, como la ya mencionada Asu Mare.

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Videofilia pertenece a esta nueva ola de producción y puede ubicarse en ese circuito underground… Pero ha logrado también proyectarse con ambición en festivales internacionales y ha accedido a un limitado circuito comercial, como ocurre con películas no convencionales.

Videofilia se mueve entre la ficción y el ensayo audiovisual, y retoma las obsesiones de su director Juan Daniel Molero por trabajar con la manipulación de la propia imagen digital y el material de archivo. Así lo hizo en su anterior trabajo documental Reminiscencias. La incertidumbre y también la paranoia respecto a los límites de lo real son algunos de los temas clave en Videofilia, que tiene un antecedente en Videodrome, de Cronemberg, y en general en las ideas de dicho director sobre la nueva carne (la encarnación del cuerpo en las máquinas con las que nos relacionamos). Videofilia no es sólo interesante porque retome las ideas de Cronemberg (y de Burroughs o de Mc Luhan o Baudrillard), sino que es interesante porque las aterriza en dispositivos visuales contemporáneos, así como también anclados en el contexto peruano: el mercado negro de pornografía casera del popular centro comercial Polvos Azules o los negocios de videojuegos al paso que alimentan el ocio de los jóvenes de la clase media.

El procesamiento de la imagen en Videofilia es clave: aglomeración de imágenes de archivo porno, animaciones, y glitch por doquier, que simulan el efecto de virus infectando una imagen. Todos sabemos que el ingreso a una web de pornografía puede dañar tu computadora. La película empieza justamente con una voz que viene de la pantalla, una suerte de virus que a lo largo de la película va ir apareciendo como una imagen que devora y que es el símbolo de esa anarquía digital: "Defecto troyano de nuestros pensamientos", dice esa voz virus que viene de la computadora. El virus no solo entra a la pc, entra también a nuestro pensamiento.

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Pero todo esto no se trata de un mero pasatiempo psicodélico: el glitch que carcome el video en muchas escenas, es algo así como el microbio que genera un nuevo tipo de vida. Videofilia quiere generarse desde un umbral, quiere examinar, desde el video y su deconstrucción, los modos bajo los cuales es posible producir en la actualidad nuevas imágenes.

"Yo soy una persona que podría ser considerada bastante esotérica o supersticiosa. Creo que el cine definitivamente tiene mucho que ver con la magia, ya que se está jugando directamente con la manipulación de la realidad. No sé si la teoría del cine de autor vaya con mi método, ya que yo siento que la película se manifiesta a través de mí, busca existir usándome a mí como intermediario y yo aprovechar la oportunidad para lanzar algunos conjuros. De esta forma mis caprichos como "creador" quedan de lado y más bien me iba guiando según lo que intuía que era lo predestinado y necesario. Leía señales en las coincidencias y contratiempos que se presentaban. Estas me servían de brújula para saber hacia dónde dirigir cada escena", cuenta Molero.

Videofilia es también una película que reflexiona sobre la naturaleza del medio cinematográfico. Y de cómo estamos sumergidos en una producción visual que se ha desplazado hacia lo digital. Junto con "Mecanismo Velador", de Diego Vizcarra, "Videofilia (y otros síndromes virales)", vendría a ser lo que el cine peruano aporta a la reflexión sobre la naturaleza de un nuevo fenómeno visual al que seguimos llamando cine, o al que aún podemos llamar cine.

Dice Juan Daniel: "Lo más difícil tal vez fue resistirme a la presión social de hacer "cine de verdad" con las formas y los hábitos impuestos por la industria. Aceptar y querer al engendro mutante que había salido de nuestra creatividad y necesidad expresiva. Y así llevarlo a su plenitud con orgullo por lo que es, sin ninguna pizca de vergüenza. Revalidar culturalmente lo cholo, caótico y disfuncional de algo que siento muy propio de una Lima posmoderna y del proceso cognitivo de los nativos digitales en cualquier parte del mundo. El lenguaje cinematográfico tiene que cambiar con nosotros."

* Investigador y curador. Dirige el sello y productora Buh Records. Ha dirigido el documental "Ruido Vulgar: extremos sonoros en Lima" y publicado diversos artículos y libros sobre música.

** La película se presentará en Cine Tonalá hasta el 30 de septiembre. Puede consultar acá la programación.