Arve Møllevik ha estado coleccionando ropa de los ochenta por más de veinte años. Tiene más de cien jeans y medias unisex en su clóset. Insiste en que entre más ajustado sea el jean, mejor.
Jan Roger Elstad quería hacer algo que ningún hombre hubiera hecho antes. Vio un montón de vestidos de novia en la basura y los rescató. Luego, en 1991, empezó a comprar sus propios vestidos y comenzó a guardarlos en un sótano. Ahora tiene más de cuatrocientos vestidos de novia.
Harald Haraldsen viaja cada vez que puede y ha estado en más de cuarenta y seis países. La sección más grande de su extravagante sala está dedicada a su país favorito, Tailandia, al que ha ido más de sesenta veces. En el piso, en la mitad de la sala, se erige un modelo de un templo tailandés.
Karl-Erik Johansen ha dedicado su hogar y su vida a la década de los cincuenta. A sus nueve años empezó a coleccionar vinilos, y pronto eso se convirtió en lo que gastaría toda su plata. Unos años después su madre le dio un ultimátum: si quería seguir viviendo en su casa, debía dejar de coleccionar cosas, pues estaba ocupando mucho espacio. Se mudó inmediatamente con sus 70.000 vinilos. "No necesito esposa ni hijos", le dijo a Wathne. "Esta es mi vida y me encanta".
Maria Toftum se obsesionó con la realeza cuando la Princesa Diana murió en 1997. Actualmente, se la pasa buscando objetos de la realeza y maneja veinte grupos de Facebook —con un total de 10.000 miembros— en los que publica fotos de reinas y reyes muertos.
La fascinación que Ole Elvis Andersen siente por Elvis Presley ha ido creciendo desde que tenía 12 años. En 1992, Anderson se puso legalmente el nombre 'Elvis', ya que, de todas maneras, todo el mundo lo llamaba así. Sus padres, que eran muy religiosos, no paraban de decirle que se iría al infierno si seguía escuchado rock. Él no les hizo caso.
Rolf Ressem tiene más de 13.000 esferos que guarda en cajas, maletas y —los mejores— en carpetas. Es parte de un club de entusiastas de los esferos que incluye a cuatrocientas personas de todo el mundo. Hace unos años, Ressem intentó romper el Guinness Record por la colección de esferos más grande del mundo. Los jurados contaron sus esferos por más de cuarenta y ocho horas, pero desafortunadamente le faltaron dos para romperlo.
