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Lo que hice cuando mi hija me dijo que quería hacerse la circuncisión

Una petición aterradora lleva a una madre a sumergirse en una búsqueda por aprender más sobre la mutilación genital femenina.
Ilustración por Daniella Syakhirina

"Mamá, ¡me quiero unir a una circuncisión masiva!"

Si esta frase la hubiera pronunciado mi hijo de cinco años, a quien llamo de cariño Cah Ganteng (niño guapo), me hubiera sido indiferente. Pero la dijo mi hija, una niña de apenas diez años. Quedé en shock, sin palabras.

Soy madre soltera y estoy haciendo un pregrado en Yakarta, capital de Indonesia. Mis hijos viven en Macasar con mis padres, y siempre les he dicho que pueden educarlos como mejor les parezca. Por eso me pareció raro que mi hija me dijera que quería ser circuncidada. ¿Por qué carajos se le habría ocurrido hacerme esa pregunta?

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Impactada, llamé a mi mamá después del anuncio. Cuando le conté, supe que la idea no había sido sólo de mi hija. El jardín islámico al que va mi hijo estaba organizando una circuncisión masiva para niñas, y a mi mamá le había parecido buena idea seguir el consejo de los predicadores islámicos locales y circuncidarla.

Tuve una larga discusión con ella. Ninguna de las dos quería ceder. Le hablé sobre los efectos negativos de la mutilación de los genitales femeninos, y hasta cité a la Organización Mundial de la Salud para respaldar mi posición. Aún así, mi madre seguía aferrada a sus convicciones religiosas. Desafortunadamente, ninguno de mis argumentos funcionó. Mi mamá seguía insistiendo en que mi hija debía ser mutilada.

No sabía que más hacer, así que al final le dije: "No se qué más decir. Lo dejo en tus manos, pero sinceramente, como madre, no quiero que mi hija sea circuncidada". Algo en esa frase conmovió a mi mamá y, aunque no se echó para atrás, me dijo que conversáramos sobre el tema otro día.

Mi amiga Irma Susanti Irsyadi me contó que la circuncisión de su hija la dejó traumatizada. "Me sentí muy mal por mi hija mayor", me dijo. "Era una mamá primeriza y no tenía mucha experiencia. Mucha gente habló de que tenía que hacerle la circuncisión y yo hice caso".

"Con mi esposo fuimos a donde una partera y le pedimos que circuncidara a nuestra hija. No sabía muy bien cómo funcionaba el procedimiento, pero mi hija salió del cuarto llorando. Después de eso, investigué sobre la mutilación genital femenina y me arrepentí de la decisión".

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Irma y su esposo decidieron que no permitirían que circuncidaran a sus otras hijas.

En el año 2015 se han hecho más de 200 millones de circuncisiones femeninas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Al menos 60 millones fueron realizadas en Indonesia. La Organización Mundial de la Salud señala que la mutilación genital femenina es violencia contra la mujer y pide que se erradique la práctica a nivel mundial.

El gobierno de Indonesia no tiene cifras oficiales de cuántas circuncisiones femeninas se practican, según Wiyarni Pambudi, doctora experta en el tema. Pambudi sostiene que la práctica no es tan invasiva como en otros países: se aplica antiséptico en la vagina y luego se utiliza una aguja para remover la capa del clítoris. Sin embargo, explica que un procedimiento menor como este no es seguro.

"En Indonesia, no se les enseña a los médicos sobre la circuncisión femenina", dice. "El problema es que no hay información concreta sobre cómo practican la circuncisión femenina los curadores tradicionales. Como existe tan poca información, es muy difícil garantizar que sea una práctica segura". Aún así, en Indonesia muchos profesionales en la salud realizan circuncisiones femeninas para mantener una buena relación con sus clientes.

Decidí investigar más y fui a visitar a Tunggal Pawestri, una activista y madre de Yakarta Sur. Cuando su hija nació, en 2006, el ministro de Salud había prohibido la circuncisión femenina en hospitales, pues consideraba que este procedimiento no era seguro. Tunggal estaba acostada en su cama en el hospital después de dar a luz, cuando escuchó a las enfermeras decir que no podían hacerle la circuncisión a una niña recién nacida.

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"Estaba dando a luz en un hospital en Yakarta, no en una zona rural", dijo. "Me di cuenta de que hay muchos padres que quieren que sus hijos sean circuncidados tan pronto como nacen".

La religión sigue siendo una motivación importante. Cuando el Ministerio de Salud prohibió la práctica, el Consejo de Ulemas de Indonesia (CUI) criticó al gobierno central, argumentando que la religión islámica recomendaba la circuncisión femenina para todas las niñas musulmanas. El ministerio cedió en 2010 y permitió que ciertos profesionales médicos realizaran la ablación. En 2013, la prohibición del ministerio fue levantada por completo.

Tunggal investiga la circuncisión femenina en el centro para el estudio de género y sexualidad de la Universidad de Indonesia. La mitad de las madres encuestadas para un estudio dijo que sus hijas fueron circuncidadas. Algunas lo hicieron porque querían seguir las enseñanzas religiosas, otras por tradición cultural, o porque los hombres también son circuncidados.

Según Tunggal, los activistas necesitan acercarse a los líderes religiosos en grandes organizaciones islámicas como Nahdlatul Ulama y Muhammadiyah para discutir el asunto. "Aparte de eso, tenemos que realizar talleres, campañas y discusiones públicas para educar a la gente sobre los derechos femeninos".

En Indonesia, el tema genera discordia entre varios clérigos islámicos. Algunos dicen que el acto es sunnah (gratificante), pero otros dicen que es mubah (innecesario). Mahbub Maafi, administrador de Pusat Lembaga Bahtsul Masail en Nahdlatul Ulama me dijo que, personalmente, no podía apoyar la prohibición de la práctica.

"La prohibición no tiene un buen sustento teológico", me dijo. "Esta restricción no está en armonía con la Ley Sharia, a menos de que sea dolorosa para las víctimas".

Pero Mahbud cree que algo se tiene que hacer para que la práctica sea más segura y menos dolorosa.

"Lo importante es establecer claridad con respecto a la práctica de la circuncisión femenina", dijo. "Los expertos médicos saben que es necesario que haya una práctica más humana".

Pensé en mi hija. Muy frecuentemente las niñas se someten a este procedimiento sin tener suficiente información para tomar la decisión correcta. Quizá mi madre cambie de opinión en el futuro, pero yo decidí que esta vez será decisión de mi hija. Planeo contarle todo lo que aprendí, explicarle todos los datos y peligros de la mutilación. Cuando sea mayor, podrá revisar toda la información y tomar una decisión por su cuenta. La apoyaré independientemente de su decisión. Nuestro cuerpo nos pertenece a nosotros y a nadie más.