Mira los primeros días de Boy George y Depeche Mode
Foto por Herbie Yamaguchi

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Música

Mira los primeros días de Boy George y Depeche Mode

El fotógrafo japonés Herbie Yamaguchi capturó los momentos intermedios de una década mágica.

Este artículo se publicó originalmente en i-D USA.

Herbie Yamaguchi vivía en Londres cuando el movimiento punk floreció hace cuatro décadas, y se especializó en retratos de músicos británicos de 1975 a 1985. El fotógrafo nacido en Japón fue actor por poco tiempo (como parte de la compañía musical Red Buddha liderada por Tsutomu Yamashita) y fotógrafo freelance para una publicación japonesa de música. Pasó su tiempo viviendo en el departamento de distintas personas, y en cierto punto fue el compañero de departamento de Boy George (a quien fotografió lavando su ropa y holgazaneando en su cama). Yamaguchi conoció a Michael Shrieve, un baterista de Santana y el primer músico reconocido de su carrera fotográfica, al igual que Steve Winwood de Traffic y Mitch Mitchell de The Jimi Hendrix Experience. Estos contactos le dieron acceso a la escena musical londinense a través de trabajos freelanceados. Capturó a todos, desde Bananarama hasta Psychic TV y Alan Wilder de Depeche Mode. Haciendo la crónica del desarrollo de esta subcultura londinense, tuvo acceso a la imprevista intimidad y la llana franqueza de los jóvenes músicos que estaban tratando de posicionarse en la escena —en retrospectiva, es un vistazo mucho más convincente, duradero y significativo a la asombrosa era de la producción pulida de portadas de álbumes y posters.

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Yamaguchi se sentó en París a contarnos cómo las cámaras lo hicieron salir de su caparazón, de su amistad con Boy George, y cómo Joe Strummer de The Clash le dijo algunas palabras que serían decisivas en su carrera: "Puedes fotografiar lo que quieras. ¡Eso es punk!"

Boy George su nuevo departamento, Alma Square, Londres, 1982

¿Cómo entraste en el nicho de la fotografía de música cuando vivías en Londres?
Lo primero que hice fue participar en una compañía japonesa de teatro como actor. No tenía líneas —los músicos estaban atrás del escenario, tocando mientras nosotros actuábamos. Me gustaba la música cuando estaba en Japón, pero cuando conocí a los músicos de Londres, comencé a tomar fotografías. Los retratos son muy francos, son tomas amigables en lugar de tomas planeadas en un estudio. Mi trabajo era tomar fotos para la página de un periódico japonés de música. Las asignaciones no eran tan importantes como aquellas para la portada de un álbum o un gran poster, por lo que a los músicos no les importaba mi posición. Nunca se cambiaban los atuendos o se ponían maquillaje; me mostraban sus vidas cotidianas auténticas. Conocía a otros fotógrafos más famosos en Londres que siempre tomaban ese otro tipo de fotos y pensaba que sus trabajos eran mejores. Envidiaba a los fotógrafos famosos que podían organizar sesiones fotográficas especiales en sus propios estudios. Pero los músicos no se habrían mostrado conmigo de la forma que lo hicieron si yo hubiera tenido todo eso. Hice la fotografía como pude en ese entonces. La gente dice que no tiene tiempo, no tiene dinero, no tiene confianza. Pero pocas personas tienen todas esas cosas. Así que hazlo. Donde estás parado ahora es en sí una buena posición.

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Michael Monroe, Hanover Square, Londres, 1982

¿Cuál fue tu práctica fotográfica antes de Londres?
Comencé cuando tenía 14 años, en el colegio. Antes de eso tocaba la flauta en una banda de guerra. No era lo suficientemente bueno, por lo que me "retiré" [risas]. Me uní al club de foto en las actividades escolares; pensé que era más adecuado para mí. Pero el tema ya estaba ahí. Tuve tuberculosis cuando era bebé, y mis huesos estaban deteriorados; así que tuve que usar un corsé durante diez años. No podía hacer ejercicio en el colegio. No era fuerte, no tenía amigos. Las niñas del salón no me sonreían; me molestaban. Pero cuando comencé a tomar fotografías, y apuntaba la cámara hacia ellas, me sonreían —a la cámara. La fotografía me ayudó.

Bono, U2, Slane Castle, Dublín, 1983

Los músicos a los que fotografiaste por lo regular estaban al borde del éxito. ¿Pudiste sentir eso de alguna manera?
Definitivamente sentí algún poder en ellos. Conocí a Boy George antes de que se volviera famoso; simplemente nos conocimos por casualidad. Yo era muy pobre y no podía pagar la renta por lo que me estaba quedando en el piso del departamento de un amigo, y él estaba en el mismo lugar —sólo lo llamaban George en ese entonces— y se hizo mi amigo. La foto de Susanne Freytag fue tomada en mi casa; ella era parte de una banda alemana llamada Propaganda. La vi en el escenario en Tokio, pero la reconocí en Soho en Londres. Otras fotos fueron comisiones, me las asignaban. Fotografié a Frankie Goes to Hollywood en su gira por Japón, como su fotógrafo oficial. Por casualidad, el cineasta Derek Jarman vivía casi a mi lado en 1975. Solía vivir en un almacén; el área estaba casi abandonada, y los artistas se mudaban ahí pagando una renta muy baja. Brian Eno estaba haciendo música para sus filmes. Fotografié regularmente a Spandau Ballet y Duran Duran antes de que alcanzaran el éxito; estuve ahí en sus inicios. Eso dio origen a una relación mucho más cercana entre nosotros. Cuando Siouxie Sioux vino a Japón, yo estaba intentando entrar al camerino y me estaban deteniendo porque era privado, pero vieron mi cara, y dijeron "¡Está bien! ¡Déjenlo entrar!"

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Cuando vi a Boy George, ya estaba usando vestuario de mujer. Vi su lucha: le habían escupido y cuando regresó se veía perdido. Pero estaba muy decidido. Después de superar esa difícil época, nunca comprometió su actitud. Yo habría dejado de usar esas cosas, pero él no cambió su moda, porque su moda transmite quién es, cómo vive su vida.

Brian Setzer, Stray Cats, Londres, 1981

Cuál fue el tono de las tomas que hiciste: ¿amigable? ¿Profesional?
¡Depende de la música! Estaba fotografiando al guitarrista Gary Moore, y le pedí que posara: se rehusó. Es un rockero. Me dijo qe no lo haría en la vida normal. Así que el tono depende del tipo de música. Además de las asignaciones regulares, conocí a Joe Strummer por casualidad. Previamente lo había fotografiado en el escenario y en una ocasión para un retrato. No me reconoció, pero lo vi en la estación del metro; yo estaba solo, por lo que me acerqué y le dije: "¿Eres Joe?", y me dijo: "Sí, soy yo". Le pregunté si le podía tomar una foto aunque no tuviera un trabajo con él asignado. Nos subimos al mismo tren en la misma dirección. Le tome unas fotos. En cierto punto el tren se paró cuando él se estaba bajando, y nos alumbró la luz. Se volteó y me dijo que debería fotografiar lo que yo quisiera: eso es punk. Ese es el título del libro. Cuando estuve en Londres, no estaba seguro de que podía ser fotógrafo, pero lo que él dijo me motivó. No me debería comprometerme. Ahora tengo un programa de radio en Japón y le he dicho a mi audiencia lo que Strummer me dijo. Ha inspirado a otras personas a no comprometerse. Un conductor de camiones de 50 años me envió un correo electrónico después de la historia de Joe Strummer porque, hace treinta años, trató de ser fotógrafo pero tuvo familia y lo dejó. Cuando lo escuchó, lloró, y me preguntó si era muy tarde para volverlo a intentar. Le contesté: "No es demasiado tarde. Debería tener una cámara en el asiento de su camión".

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¿Sientes nostalgia cuando ves las fotografías?
Capturé a todas esas personas en el momento en el que eran más atractivas. Ahora tienen como 50-60 años. ¡Algunos de ellos perdieron su belleza! Los fotografié cuando estaban brillando. A veces miro sus páginas de Internet y se ven muy diferentes. Escuché un rumor de que Boy George engordó pero me alegré cuando lo vi en Japón, estaba en buena forma. Nos reconectamos por Twitter. Me preguntó: "¿Estás feliz en Japón?". Preguntarte si estás feliz es más que preguntar "¿Cómo estás?" —fue bastante cálido. Cuando vino a Japón de gira hace unos cuantos años, nos dimos un gran abrazo.

Billy Idol en un club, Londres, 1982

Spandau Ballet, Covent Garden, Londres, 1981

Alan Wilder (Depeche Mode), West Hempstead, 1983

Boy George en un tren bala, Japón, 1983