FYI.

This story is over 5 years old.

Noticias

¿Ha funcionado la nueva cicloruta de la Carrera Once de Bogotá?

Un informe elaborado por la ONG Despacio afirma que la nueva cicloruta es mas cómoda, eso sí, cuando no está llena de charcos (y otros factores).

El pasado 8 de febrero de 2016 en Bogotá, una ciudad que según datos del Banco Interamericano de Desarrollo cuenta con la mayor cantidad de ciclistas en todo latinoamérica, estrenó un nuevo diseño de cicloruta en uno de las avenidas más transitadas por las bicicletas en la ciudad: la carrera 11 entre las calles 100 y 82.

Ya han pasado un par de meses y los bogotanos hemos empezado a digerir las ventajas y desventajas del nuevo diseño. Es por eso que Despacio, una ONG local que se dedica al estudio y a la promoción de los medios de movilidad alternativa, hizo un informe que confirma muchas de las cosas que los bogotanos intuíamos acerca de la nueva vía.

Publicidad

El informe, que fue financiado con recursos propios, se basa en recorridos en bicicleta y conteos del flujo de cilcistas por la antigua y la nueva cicloruta que fueron realizados a partir de las 5 p.m entre el 28 de enero y el 5 marzo de este año.

Aquí los principales hallazgos del documento.

Sí Está funcionando

Si la idea de bajar la cicloruta del andén a la calzada tenía como objetivo incentivar el uso de la bicicleta, la cosa tuvo éxito. De acuerdo al conteo realizado por la gente de Despacio, entre el 28 de enero de este año y el 15 marzo, la cantidad de ciclistas que recorren la carrera 11 ha aumentado en un 25 % en ese periodo de tiempo. El informe apunta al ancho de la cicloruta (que aumentó en 70 centímetros respecto al de la vieja cicloruta que estaba sobre el andén), a la desparición de los pasos a desnivel y a la separación física entre ciclistas, carros y peatones como agunas de las razones que han hecho que la nueva vía sea más cómoda y, por lo tanto, más atractiva para los ciclistas que deben transitar por la zona.

Señales, semáforos y otras cosas nuevas por mejorar

El informe reconoce que la Alcaldía acertó al incluir en la nueva cicloruta los cruces demarcados en azul y semáforos para bicicletas, pero cuestiona la forma en la que han funcionado hasta ahora. Por un lado, los investigadores de Despacio descubrieron en sus recorridos en bicicleta que, andando a una velocidad prudente, es raro conseguir pasar por dos semáforos verdes seguidos.

Publicidad

Además, el tiempo de espera en los semáforos para las bicicletas es demasiado largo en algunas intersecciones. Por ejemplo, en la calle 82, las bicicletas deben esperar durante casi dos minutos en luz roja para poder tener 13 segundos de verde. Según Jesús Acero, quien hace parte de la Mesa de Bicicleta y no participó en la elaboración del estudio, la nueva cicloruta también debe mejorar en su conectividad con otras ciclorutas: "por ejemplo, si usted viene por la cicloruta de la calle 92 de occidente a oriente cuando llega a la 11 debe, de acuerdo a lo que indican las senales, bajarse de la bicicleta y llevarala en la mano hasta el nuevo carril de la 11. Lo cual no es muy eficiente para los ciclistas".

¿Alguien quiere pensar en los charcos?

La llegada del nuevo diseño de cicloruta ha coincidido con el comienzo de un fenómeno qué está en Bogotá desde mucho antes que las ciclorutas, las bicicletas y hasta el asfalto hicieran su aparición: las lluvias. Desde el primer día de su implementación el nuevo carril de bicicletas se ha llenado de charcos que ocupan casi toda la calzada. El informe anota que los charcos no solo obligan a los ciclistas a intentar maniobras peligrosas, como invadir el carril del sentido opuesto o usar la calzada para los vehículos motorizados, sino que en otros casos motiva a los ciclistas a utilizar la vieja cicloruta sobre el andén, la cual, en teoría, está destinada para los peatones.

Publicidad

¿Qué va a pasar con la cicloruta vieja?

Aunque han pasado apenas un par de meses desde el cambio de distribución del espacio en la 11, los peatones aún no se acostumbran a utilizar esa franja de dos metros que durante años le pertenecieron a las bicicletas. Según el informe, el hecho de que la antigua señalización de la cicloruta siga pintada en el asfalto y que el andén siga siendo un espacio compartido por ciclistas y peatones entre las calles 64 y 82 son dos explicaciones posibles para que la gente aun tenga miedo de caminar por la vieja cicloruta sin miedo a qué la chiflen o la atropellen.

Los autores del informe proponen borrar la señalización pintada sobre el andén y hacer intervenciones como bancas y zonas verdes sobre la antigua cicloruta para dejar claro que este es un espacio para peatones. Sin embargo, Acero advierte que esta cicloruta fue repavimentada completamente hace menos de dos años y que, al cubrirla o removerla, la Alcaldía podría estar incurriendo en un detrimiento al patromonio.

¿Y las motos eléctricas?

Durante sus conteos, los investigadores de despacio encontraron que por cada 10 bicletas qué transitan por la nueva cicloruta de la 11 hay un Objeto Rodante no Identificado (ORNI). ¿Qué clase de brujería es esa? Son, de hecho, esa enorme variedad de bicicletas y motos eléctricas que existen hoy en el mercado. El documento anota que estos ORNIS pueden circular por la clicloruta siempre y cuando tengan pedales. De lo contrario, son consideradas por el Código de Tránsito como moticicletas y deberían circular por las demás calzadas con los carros, los buses y las demás motos.

Tanto Jesús Acero como los investigadores de Despacio están de acuerdo en que haber convertido una calzada de tránsito motorizado de la carrera 11 en cicloruta ha sido una inciativa exitosa y que sería interesante extenderla hasta la calle 63 e incluso a otras avenidas de la ciudad. Sin embargo, iniciativas similares han sido mal recibidas en barrios como El Batán y La Alhambra, donde los vecinos argumentan qué estos ciclocarriles se implementan en vías donde no hay espacio suficiente y afectan la movilidad de los residentes del barrio.