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La valiente decisión de liberarse del brasier

Cada vez más personas llevan a las calles la comodidad de no usar sostén.
Koh Ewe
SG
LC
traducido por Laura Castro
sin bra tendencia de pandemia
Ahora, cada vez más personas se están deshaciendo de sus sostenes. Foto: Yoel Peterson, Unsplash

En mi adolescencia, la mejor parte del día era quitarme el sostén deportivo que llevaba bajo el uniforme escolar, al estilo de Rachel de Friends, después de caminar de vuelta a casa con los pechos sudados. Este hábito siguió conmigo hasta mis veintes y me volví experta en él. En la universidad, cuando ya me encontraba a solo unos pasos de mi dormitorio, me desabrochaba anticipadamente el brasier. Una vez que estaba en la seguridad de mi habitación, me lo quitaba, sacándolo por debajo de la camisa.

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A pesar de mi obvio desprecio por los sostenes, envolver mis pechos en un par de conchas esponjosas siguió siendo parte de mi rutina diaria por una década. Después de años de acondicionamiento social, simplemente había asociado la idea de un cuerpo públicamente apropiado con lucir un par de cúpulas firmes y sin pezones visibles.

Pero cuando inició el confinamiento a causa del COVID-19 a principios de 2020, también mis sostenes quedaron confinados en un cajón.

Quedarme en casa durante meses significaba estar sin brasier casi todo el tiempo y me encantaba. De hecho, en las pocas ocasiones en que tuve que ponerme un sostén, odié activamente cada segundo: las correas elásticas ceñidas a los hombros, el broche con sus incómodos ganchos y las varillas de las copas que se friccionaban contra mis senos.

Entonces, en algún momento de la cuarentena, decidí llevar mis sostenes al purgatorio del guardarropa, donde están expiando su culpa por los años de sudor y marcas rojizas que me provocaron. En estos días, rara vez me verás usar un brasier, ya sea fuera o dentro de casa (a menos, por supuesto, que sea esencial para hacer lucir genial alguno de mis atuendos).

Y me he dado cuenta de que estoy lejos de ser la única que se está tomando un importante descanso de los sostenes.

Durante un streaming de Instagram el mes pasado, la actriz Gillian Anderson declaró que estaba cansada de usar brasier y que no le importaba si sus pechos colgaban hasta la altura de su ombligo.

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"Es absolutamente incómodo", dijo.

Su franco comentario tocó la fibra sensible de otras personas que también están poniendo fin a su larga y comprometida relación con los sostenes.

[Si la actriz ganadora de dos premios Globo de Oro y un Emmy Gillian Anderson se despide de los sujetadores, ¿quiénes somos nosotros para contradecirla?].

Hay muy poca investigación sobre la relación entre los brasieres y la salud de los senos, además de que la poca que hay no es concluyente. Por una parte, no hay evidencia científica que demuestre que usar sostén pueda causar cáncer de mama, y por otra, en la cultura popular hay historias contradictorias que dicen que los senos se pueden colgar por usar brasier o por no usarlo. Dejando a un lado los problemas de salud, o la ausencia de ellos, existe mucha evidencia que sugiere que para muchas personas los sostenes son simplemente un jodido dolor de pecho.

Ahora que las restricciones en torno al COVID-19 están disminuyendo gradualmente en algunas partes del mundo, la gente está saliendo de un largo año de confinamiento justo a tiempo para disfrutar del verano con ropa ligera y sin sostén.

Lydia Oliver, una estudiante de 19 años, le dijo a VICE que sus tetas disfrutaron de unas vacaciones tan largas durante el confinamiento que volver a ponerse un brasier hizo que se sintiera más incómoda que nunca.

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"Así que decidí decir 'a la mierda' y vivir mi vida sin sostén", dijo. "Se trata de un gran paso, ya que durante algunas semanas te sientes insegura por cómo se ven tus senos y si la gente se te quedará o no mirando".

Pero Oliver ha decidido que la dicha que le produce la libertad de no llevar brasier está por encima de las miradas incómodas que recibe al estar en público. Su decisión también es una prueba continua de su valentía.

No usar sostén realmente es tan simple como no ponerse uno. También es tan complicado como eso. Es decir, ir rápidamente al supermercado sin llevar sostén no es gran cosa, pero ¿y si estás usando una playera delgada de algodón? ¿Qué pasa si estás en una reunión virtual de trabajo?

Entonces, resulta que quitarnos el brasier es más una cuestión de recalibrar nuestras actitudes hacia las normas sociales. Y dado que el no usar sostén aún es percibido por la gran mayoría como una actitud descuidada y poco profesional, hay mucho por desaprender.

Katie R. T. Giaimo, estudiante de derecho e influencer, le dijo a VICE que dejar de usar brasier ha sido "un proceso muy personal". Le preocupaba cómo esa decisión afectaría las opiniones que los demás tienen de ella, y especialmente le preocupaba que la consideraran poco profesional en su lugar de trabajo. Pero usar sostén siempre la ha hecho sentir incómoda, y había estado buscando eliminarlo de su vestimenta por completo.

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Katie R. T. Giaimo, a law student and influencer based in Washington, D.C., has stopped wearing a bra since COVID lockdown.

Katie R. T. Giaimo dijo que el confinamiento le dio la oportunidad de experimentar con su guardarropa sin llevar sostén. Collage: VICE/Imágenes: Katie R. T. Giaimo

"El confinamiento fue un catalizador para mí, y estoy segura de que lo fue para muchas personas más", dijo. “Fue una oportunidad de experimentar cómo era la vida sin sujetador las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y fue una demostración de lo agradable que eso es. También me dio la oportunidad de experimentar con mi guardarropa y agregar nuevas piezas que me permiten estar sin sostén".

"Una vez que me di cuenta de que ya había dejado atrás a la versión de mí que había estudiado ampliamente la decisión de no usar brasier, me sentí mucho mejor".

La cuarentena hizo realidad los sueños de las personas que apoyan el movimiento Free the Nipple y las inspiró a adoptar una vida sin sostén. Aún así, no todo el mundo está preparado, o puede, deshacerse por completo de sus brasieres.

Amanda Taylor, escritora y YouTuber, dijo que al terminar el confinamiento seguiría usando sostén, después de casi un año de no usarlo al estar en casa. Taylor es talla doble D y ha amamantado a dos niños, por lo que, para ella, el brasier funge "100 por ciento como mecanismo de soporte".

Por lo tanto, la comodidad que experimentó en la cuarentena al no usar sostén, le ha dado una nueva perspectiva para buscar opciones de brasieres completamente nuevas.

"Me deshice de todos mis brasieres incómodos y con varillas y ahora uso estrictamente brasieres deportivos", dijo.

Con la misma intención de adaptar esa libertad de ir sin sostén a las zonas de confort personales, una mujer con la que hablé dijo que solo sale sin sostén cuando hace diligencias rápidas y llevan atuendos que disimulan sus pechos; otra me dijo que no usar sujetador era tan solo un componente de un cambio personal mucho más grande que llevó a cabo durante el confinamiento, como comer mejor, hacer más ejercicio y priorizar su cuidado personal.

Hay muchos lugares en el mundo donde las chicas, como yo, que no usan sujetador siguen siendo algo poco común. Pero a pesar de las miradas que ocasionalmente recibo en público y los señalamientos de mis perplejos padres, esta ha sido una lección bastante liberadora sobre deshacerme de mis inhibiciones junto con mis sostenes.

Si bien el COVID ha causado estragos en la salud mental de las personas, para muchos también ha representado una oportunidad importante de hacer cambios internos. Y para un buen número de nosotros, esto también significa senos libres de sujetadores.