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Blancos versus amarillos

El malestar causado por los operativos policiales en contra de los taxis blancos ha dejado al descubierto el poder del gremio de taxistas en Bogotá y la torpeza de las autoridades de tránsito para poner las normas a tono con la tecnología.

Uber tenía a muchos bogotanos contentos. Un viernes a las 3 am o cualquier día en hora pico, cuando agarrar un taxi en Bogotá resulta imposible o un acto suicida, bastaba con tomar el teléfono, abrir la aplicación y solicitar un carrito blanco, que llegaba casi al instante, te brindaba una botella de agua, te daba una sombrilla cuando estaba lloviendo, te garantizaba un precio prestablecido para la carrera y te sacaba del infierno personal en el que andabas metido.

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Pero la dicha ha sido suspendida luego de ocho meses. La semana pasada, repentinamente, más de cuarenta bogotanos usuarios del servicio comenzaron a ser bajados de los autos blancos en los que se movilizaban, luego de ser detenidos en retenes de la Policía de Tránsito y Transporte de Bogotá. Según las autoridades, los agentes seguían órdenes de la Secretaría de Movilidad, para la cual el servicio facilitado por una aplicación que hoy opera en 40 países y 100 ciudades del mundo, es ilegal.

La decisión de las autoridades, en momentos en que la ciudad aún no logra proveer un servicio de transporte público de calidad y los usuarios resultan muchas veces sometidos a la voluntad de los conductores de los taxis amarillos, indignó tanto a los usuarios como a los conductores del servicio, que este lunes se tomaron la Plaza de Bolívar para denunciar una "persecución".

"Uber, como Bogotá, también es humana", "Se vive, se siente, Uber está presente" "Exigimos el derecho al trabajo" y "No más persecuciones" , fueron algunos de los eslogan que se cantaron hoy en la Plaza de Bolívar.

Mientras unos 60 conductores protestaban en la plaza, por redes sociales circulaba una carta dirigida al Ministerio de Transporte, el Ministerio de Tecnologías de la Información y la Comunicación, la Secretaría de Movilidad y la Policía de Tránsito. Un día después de estar circulando en internet, más de 10.200 usuarios del servicio habían firmado esta petición, albergada en la página de la empresa, que luego de denunciar los retenes de la semana pasada y resaltar las bondades del servicio, concluía:

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"Quienes exigimos un mejor sistema de transporte en la ciudad somos la mayoría, y nos indigna que quieran impedir el avance que significa Uber. Por esta razón, los invitamos a suspender los operativos policiales y a desestimular acciones intimidantes contra los vehículos blancos. Bogotá padece graves problemas de movilidad, que se resolverán con una combinación de medidas que modernicen el sistema de transporte público y desestimulen el uso del transporte privado".

El asunto es complejo, y al interior de la Secretaría de Movilidad y el Ministerio de Transporte hay preocupación. De puertas para afuera, las autoridades de tránsito han manifestado que el servicio de Uber es "ilegal", pues los taxis blancos son considerados por la norma como vehículos de "servicio especial" (decretos 172 y 174 del Ministerio de Transporte). Y según estas normas, un servicio especial se presta "a un grupo específico de personas" con base "en un contrato escrito celebrado entre la empresa de transporte y ese grupo específico de usuarios".

Sin embargo, una fuente al interior de la Secretaría de Movilidad que conoce de cerca el problema nos dijo que el asunto no es tan simple. Por un lado, porque "resulta evidente que hay una demanda insatisfecha que está siendo atendida por este tipo de servicios"; por el otro, porque resulta evidente que una norma creada en 2001, cuando el iPod a penas cursaba su primera generación, no tenía por qué prever que en cuestión de una década los taxis en Bogotá se iban a pedir a través de aplicaciones en teléfonos inteligentes.

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Pero el problema no se detiene ahí. Las autoridades de tránsito no solo están teniendo que lidiar con innovaciones tecnológicas que los dejan en jaque, sino que además se las han tenido que ver con la versión 1.0 del problema: el gremio de taxistas. Desde la semana pasada, la Federación de Taxistas de Bogotá ha emprendido una activa campaña en contra de los taxis blancos en redes sociales, en los pasillos de la Secretaría de Movilidad y en los retenes de la policía.

Un trino con fecha del 26 de abril, emitido por la Federación (@FTaxBog), deja al descubierto este pulso entre amarillos y blancos:

El trino venía acompañado de la siguiente fotografía:

Para entender el malestar de los taxistas, me comuniqué con Uldarico Peña, gerente de la empresa de taxis amarillos más grande de Bogotá. Peña dice que "Uber es ilegal" y lo repite varias veces para que quede claro, critica que sus tarifas sean aproximadamente 30% más caras que las de los taxis amarillos y acusa a los carros blancos de ser "una competencia desleal e ilegal".

En la plaza, entre tanto, los conductores de los taxis blancos le pidieron al gobierno que les garantice su derecho al trabajo. "El propósito del plantón es que nos dejen seguir trabajando. Es que han hecho operativos de la policía y nos llevan sin nada. Simplemente dicen "¿usted trabaja con Uber?" y de una vez para los patios. Es más, han bajado clientes de los vehículos que eso no es permitido por la policía a no ser de que el cliente tenga algún impedimento, y los bajan de los vehículos para llevarse el carro para los patios" dice Omar Dávila, un conductor que provee este servicio.

Más allá de los argumentos de lado y lado, lo cierto es que lo ocurrido con Uber esta semana ha dejado al descubierto que tanto la ciudad como el país andan bien aletargados con el tema de regular el servicio de taxis. En los últimos tiempos, las denuncias por la negación del servicio, el mal estado de los carros, la inseguridad y la negación de una carrera (el clásico '¿para dónde va?') han generado numerosos artículos de prensa que evidencian la necesidad de reformar el servicio. Ahora que se han dejado coger la noche, las autoridades tienen un problema adicional: el iPhone de los ciudadanos.

Sigue a Christina en Twitter como @ChrisGomezE