FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Visitamos una 'fábrica' de buenos maridos en una China golpeada por la violencia doméstica

China está revisando cómo será su primera ley contra la violencia de género. Mientras tanto, VICE visitó un curso único cuyo objetivo es promocionar la igualdad de género y mejorar el preámbulo al sexo.

En una habitación de un salón de té dividida por una cortina barataamarilla, al noroeste de Pekín, 15 hombres intentan ubicar el clítoris. Uno de ellos se arma de valor y pasa al tablero, donde hay un dibujo tosco de los genitales femeninos que se parece más a un Pac-Man mutante que a una vagina.

"¡Muy cerca!", dice el doctor Fang Gang, líder del grupo, mientras el hombre que está en el tablero indica con un marcador el lugar del clítoris. Entonces, otro miembro del grupo se levanta y da un paso adelante para corregir la marca. "OK", dice Fang. "Lo tenemos, ¡ese es el clítoris!".

Publicidad

Fang continúa con su tour anatómico mientras el resto de hombres toma nota. "¿Cuántos de ustedes han lamido el clítoris de su pareja?", pregunta. Muchas manos se levantan, al mejor estilo de un salón de colegio. "¿A cuántos de ustedes su pareja les ha hecho una felación?". Entonces empieza un debate colectivo sobre cómo negociar el momento antes del sexo para que sea mutuamente placentero. Y luego es el descanso para tomar té.

Imagen por Jamie Fullerton

Es un martes por la tarde. Hoy es el segundo de los tres días del curso "Buen padre, buena pareja", que ha sido organizado por el Círculo de Voluntarios Chinos Cinta Blanca (CWRVN por sus siglas en inglés). Se trata de un plan diseñado para aumentar la igualdad de género y desafiar las normas tradicionales de la masculinidad en el país. La clase magistral sobre los preliminares del sexo es sólo una parte del curso. Hay clases dedicadas al rol de padre, a las tareas domésticas, al cuidado de los niños y a las causas de violencia doméstica.

Fang, el director del CWRVN, se ha propuesto solucionar ciertos problemas sociales como la violencia doméstica, que él considera son un legado de normas anticuadas que aún prevalecen y que dictan lo que significa ser un hombre en China. Es decir, la figura del hombre que es un líder familiar duro, que deja la educación de sus hijos y las tareas domésticas en manos de su esposa. Fang quiere que haya más "hombres cálidos": un término acuñado recientemente para describir a hombres cariñosos y sensibles que creen en la igualdad de género. Todo empieza en esta sofocante habitación, en frente del dibujo de una vagina.

Publicidad

Si una chica prefiere a un hombre más masculino, que vaya a por él. Yo no soy esa clase de hombre.

"Yo quiero alentar a los hombres a que se involucren en la promoción de la igualdad de género", explica. "Y eso significa cuidar a sus hijos, compartir las tareas domésticas y luchar en contra de la discriminación laboral. Antes nos dedicábamos a ayudar a personas violentas y a sus víctimas. Ahora queremos dar un paso adelante y dirigirnos a gente normal, preguntándonos qué debemos hacer para prevenir la violencia en primer lugar".

El tono del curso de hoy, cuyos asistentes son miembros ya afiliados al CWRVN que desean divulgar sus mensajes por China, es divertido. Sin embargo, el objetivo subyacente de abordar y contener la violencia doméstica atraviesa todos los asuntos de los que se hablan.

Es un momento oportuno: el Comité de la Asamblea Nacional Popular de China está estudiando actualmente lo que podría ser la primera ley en el país relacionada con la violencia doméstica. El redactado de la ley se produjo después de una serie de casos y de reportes de gran repercusión mediática. La mayoría de las encuestas sugieren que entre el 25% y el 40% de las mujeres chinas sufre de violencia doméstica. Sin embargo, son muchos los que están convencidos de que la cifra real es mucho más alta; Fang cree que está más cerca del 50%.

Imagen por Jamie Fullerton

Uno de los motivos por los que el maltrato a las mujeres es tan común en China es la aceptación social general de tal abuso. Esta situación es ilustrada en una de las confesiones de uno de los asistentes de la sesión de hoy. Delante de sus colegas voluntarios y de algunas periodistas invitadas, él habla abiertamente de cómo solía pegarle a su mujer cuando esta estaba en avanzado estado de gestación.

Publicidad

"Le daba patadas cuando ella estaba en la cama", dice. "Ni siquiera recuerdo por qué lo hacía. Ella me decía que iba a buscar ayuda en alguna asociación de mujeres, pero a mí no me importaba. Tiempo después llamé a uno de los teléfonos de asistencia de Cinta Blanca y hablé con un consejero que me explicó que yo hacía esas cosas porque no había recibido suficiente cariño ni amor cuando era niño. Y además mi padre solía pegarme".

Este hombre, tal vez impulsado por la culpa, se ha convertido en un miembro activo del CWRVN tras haber reconocido lo terrible de su comportamiento. Sin embargo, no son muchos los hombres en China que podrían reaccionar tan rápido y seguir el camino de la redención. "La mayoría de los chinos son machistas", dice Fang, de manera algo injusta. "Y son precisamente ellos los que necesitan una educación mayor. Pero es muy difícil, no podemos forzarlos a que lo hagan".

Fang reconoce que no es muy realista esperar que los maltratadores, o que aquellos ligeramente machistas que necesitan un poco de educación sobre igualdad de género, de repente reconozcan su problema, paguen un curso y vayan a sus clases.

Así que en lugar de eso, Fang ha invitado a varios periodistas chinos a sus clases con la esperanza de que divulguen su mensaje en artículos de prensa. "Debido a motivos históricos y culturales muy arraigados, tomará mucho tiempo hasta que podamos cambiar nuestra sociedad", precisa. "Pero queremos hacerlo paso a paso. De gota en gota se hace la ducha".

Publicidad

Fang dice que promover el mensaje en contra de la violencia doméstica es uno de los asuntos de mayor envergadura a los que se enfrenta. Pero no se trata de la única característica necesaria para construir al "hombre cálido". Más tarde en la sesión, Fang le dice a los miembros de la clase que caminen alrededor de la mesa para que consideren si están preparados para la paternidad. Poco después reparte unas cuantas muñecas de plástico y hace que el grupo empiece a gritar como un bebé al mismo tiempo que los que sujetan a las muñecas envuelven con pañales de papel a sus pequeños de polietileno.

Imagen por Jamie Fullerton

¿Pero es este realmente el hombre que quieren la mayoría de mujeres chinas? ¿Es la masculinidad tradicional un atributo que tiene que considerarse y ser percibido como negativo? Fang asegura que sí lo es. "Todo lo que hacemos contradice la idea de masculinidad", dice. "Cuando pusimos el anuncio para anunciar este curso online, muchas mujeres dejaron comentarios muy positivos. Decían que se podrían casar con los hombres que finalizaran el curso. Aunque también debo reconocer que los comentarios de hombres decían que se trataba de un curso para convertirlos en esclavos de las mujeres".

El curso ha servido, al menos, para satisfacer a un cliente de 24 años. Su nombre es Han Yang, es sosegado, lleva gafas y tiene un comportamiento amistoso. Yang pagó los 315 dólares que cuesta el curso y viajó a Pekín desde la vecina provincia de Hebei. "Mis padres discutían mucho y no eran felices, por lo que a mí me daba miedo terminar como ellos si no hacía algo al respecto", explica Han cuando se le pregunta por qué se matriculó en el curso. "Necesito aprender a manejar mis emociones".

Publicidad

Han es soltero. Yo no puedo evitar preguntarle si le preocupa que estas nuevas inclinaciones en cariño y sensibilidad pueda no ser lo que las chicas de su edad buscan en una pareja. Un informe reciente sugiere que en 2020 habrá 24 millones más de hombres que de mujeres en China. La competencia para conseguir pareja es cada vez más y más feroz en un país en el que viven 1.35 mil millones de personas.

Ante la pregunta Han se encoge de hombros: "Si una chica quiere a alguien más masculino entonces puede irse con alguien así", dice. "Pero yo no soy ese tipo de hombre. A mí lo que me importa es estar feliz y cómodo".

Imagen por Jamie Fullerton

Rao Xiuato, un profesor de colegio en la ciudad de Huainan, en la provincia central de Anhui, tiene confianza en que el mensaje de Fang se divulgará más allá de las paredes del salón de té. Él también es voluntario en el CWRVN y, después de lo satisfecho e inspirado que se ha quedado con las clases de hoy, ya planea abrir su propia franquicia en su ciudad. Xiuato buscó la ayuda del CWRVN después de padecer algunos problemas en su matrimonio. Uno de sus mayores problemas, asegura él, es que le levanta la voz a su mujer sin darse cuenta, y que esto es producto de su hábito de hablar duro en las clases que dicta.

"El curso es un buen ejemplo de progreso social", explica. "Pero este es sólo el principio. La nueva ley ya está llegando, pero lo importante es la consciencia que despierte en el entorno. Tenemos un largo camino por delante y es difícil cambiar las viejas concepciones en tan poco tiempo. Claro que con una chispa se puede empezar un fuego poderoso".

A las 6:00 p.m. Fang anuncia el descanso, los alumnos se incorporan y se dirigen en tropel a las bandejas del salón de té. Tal vez la lección moral divulgada, con el tiempo, llegará a propagarse por China, haciendo que algunos hombres reconsideren sus relaciones de pareja y cambien para mejor. Fang confía en que el Gobierno descubrirá algún artículo de prensa en que se hable de su iniciativa y le proveerá la financiación necesaria para continuar. Quizá sus esfuerzos por crear consciencia se enlacen con la introducción de la ley sobre violencia doméstica y la historia empiece a cambiar de rumbo.

Pero antes de que todo esto se vuelva una realidad, al menos podemos estar seguros de que 15 mujeres podrán disfrutar de una mejor atención al clítoris por parte de sus parejas.

Información adicional por Cissy Young