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Mi noche de bodas fue interrumpida por una orgía llena de cocaína

Honestamente, creo que tengo mucha suerte de tener una historia tan buena que contar sobre mi boda.

Mi esposo y yo empezamos a usar Airbnb en marzo de 2015. Nuestro primer huésped fue un hombre de Halifax, que estaba en la ciudad para visitar a un amigo convaleciente. Compartía nuestra pasión por el cine, y nos fue a visitar dos veces más durante el siguiente año. En uno de sus viajes, después de que su amigo muriera, fuimos juntos a ver unas películas al Montreal World Film Festival; él y su amigo habían ido juntos al festival desde los setenta y esta sería la primera vez que iría sin él. Estaba feliz de poder compartir eso con él, y esperaba ansiosa su siguiente visita. Aunque no todos nuestros huéspedes fueron tan cercanos, era emocionante conocer gente nueva. Casi nunca tuvimos malas experiencias. Lo que sí tuvimos fueron historias increíbles, desde gente escapándose de una boda para tener sexo con su prima hasta un chico que necesitaba un cuarto porque se había peleado con su novia. Hasta nos daban regalos, como el tipo que nos ofreció una planilla de LSD.

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Por un rato, la peor experiencia que habíamos tenido involucraba encontrar pelo de Husky en los muebles seis meses después de que el huésped y su cachorro gigante se fueran, un pequeño precio por conocer a muchas personas increíbles de todas partes del mundo.

Entonces fue algo más que sorprendente terminar siendo el anfitrión de una orgía llena de cocaína, mientras seguíamos en nuestros departamento, en nuestra noche de bodas.

[Gracias por tenernos chicos. Perdón por ser tan malos huéspedes, no tenemos excusa para nuestro comportamiento, honestamente estábamos hasta el pito. ¡Felicidades por la boda!]

Fue hace seis días: el 31 de diciembre de 2015. Mi ahora esposo y yo decidimos casarnos la noche de Año Nuevo porque era muy fácil de recordar y era una celebración que los dos odiábamos, ¿así que por que no hacerla mejor? La noche antes de la boda, sin embargo, recibimos una reservación de Airbnb para nuestra noche de bodas. No pudimos cancelarla automáticamente y nos comunicamos de inmediato con nuestros prospectos huéspedes para explicarles por qué no podíamos recibirlos esa noche en particular. Parecían desesperados (después de todo, era la noche de Año Nuevo); dijeron que todo lo demás estaba lleno y que no estaban seguros de que Airbnb les haría el reembolso a tiempo. Como teníamos algunas horas libres entre nuestra comida y la recepción, aceptamos.

Soy introvertida por naturaleza, pero después de conocer a mi ahora marido por medio de una página de citas, su naturaleza extrovertida y actitud positiva me infectaron. Su amor por la economía colaborativa fue algo que adopté y extendí a otros aspectos de mi vida. Comencé a usar diferentes aplicaciones para conocer gente, comer, y andar por ahí. Me encantaba conocer nuevas personas. Ya no era incómodo. Darle a las personas el beneficio de la duda y enfrentar las situaciones incómodas con actitud positiva se convirtió en algo automático. Así que no fue gran problema para nosotros compartir nuestro departamento con desconocidos en lo que sería nuestra noche de bodas.

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La mañana de nuestra boda fue puro estrés. Teníamos a otro huésped de Airbnb en nuestro segundo cuarto libre, y esa mañana había pasado más de una hora en la regadera. Íbamos 15 minutos tarde a nuestra boda, pero estábamos felices de que la ansiedad se hubiera calmado poco a poco desde nuestra comida. Antes de la recepción, mi papá y mi esposo pasaron al departamento a dejarle las llaves a nuestros huéspedes: eran una pareja, un joven y su novia, que tenían como 20 años y seguramente hubieran podido salir en High School Musical. Mi esposo estaba emocionado cuando llegó. "Se ven buena onda; son los primeros en llegar, ver la guitarra y ponerse a tocar", dijo. A mi padre, un hombre serio y estoico, le dieron "buena vibra".

Tuvimos una fiesta de bodas increíble e íntima, con buena música y mucha comida. Regresamos a casa como a las 2:30AM y nos dimos cuenta que no habíamos sido los únicos que habían tenido una fiesta de Año Nuevo excepcionalmente buena.

La cocina y el comedor estaban inundados en basura y se habían comido la mitad de nuestra comida. Los huéspedes no estaban ahí; probablemente se habían ido a un bar o casa de alguien más. Fue por mucho el peor desorden (y quizá el único) que tuvimos en nuestro departamento, pero era nuestra noche de bodas y no valía la pena preocuparse por eso en ese momento. Pensaríamos en ello en la mañana.

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Poco después, mi esposo y yo estábamos en nuestra habitación hablando y bromeando sobre la noche cuando regresaron. Oímos que intentaban no hacer ruido y que estaban claramente borrachos. En algún momento, alguien se estrelló contra algo y todos lo callaron con un "ssshhh". Ahora bien, en el centro de nuestra sala hay una mesa de vidrio que uno de nuestros anteriores roomies compró y dejó aquí. Este ex roomie disfrutaba cada cierto tiempo de fines de semana atascados de cocaína con sus amigos de la prepa, y había comprado la mesa específicamente para esas ocasiones. Es una mesa bajita con vidrio grueso, ideal para cortar e inhalar cocaína. No estoy segura de si este fue un factor decisivo para que nuestros huéspedes de Airbnb rentaran nuestro departamento en Año Nuevo (la mesa se ve mucho en las fotos), pero muy pronto se convirtió en la pieza central del siguiente capítulo de la noche. Empezamos a escuchar el sonido familiar de cortar e inhalar (y luego encontramos bolsitas también).

Conforme los ruidos familiares bajaron de intensidad, la energía subió un poco antes de que los invitados se fueran otra vez. No pasó mucho tiempo hasta que regresaron, platicaron un rato y luego se fueron a dormir. Alrededor de las 5 de la mañana mi esposo despertó: "Alguien está teniendo sexo en la sala, escucha". Los sonidos eran inconfundibles. Pensamos que era raro que estuvieran cogiendo en la sala cuando tenían su propio cuarto, pero, de nuevo, no valía la pena preocuparse por eso. Batallamos para volver a dormirnos. Mi esposo estaba preocupado de que, puesto que nuestros invitados claramente carecían de límites, pudieran robar algo. En mi estado de cansancio, hice la conexión entre la posibilidad de ser asesinada de forma brutal y mis teorías sobre Steven Avery y la serie Making a Murderer de Netflix. Los dos terminamos por dormirnos cuando el sol empezó a salir.

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Me levanté porque me dieron ganas de orinar y apenas recordaba los eventos de la noche anterior. Pero apenas salí de mi cuarto me encontré con dos extraños desnudos durmiendo en mi sillón y la mesa de centro colocada contra la pared. Fui rápido al baño y regresé a mi habitación, el enojo comenzaba a apoderarse de mí. Mi primera reacción fue twitear sobre el incidente y muy pronto recibí una respuesta de Airbnb preguntando por mi número de teléfono. Intenté dejar pasar mi rabia; pasaron 40 minutos hasta que sacudí a mi esposo para despertarlo y decirle lo que estaba pasando.


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Nos paramos de la cama. Para entonces, la chica estaba vestida y mandando mensajes desde el sofá. Todavía adormilada nos deseó un feliz año nuevo y nos preguntó quiénes éramos. La ignoramos y fuimos directo hacia el cuarto que habíamos rentado. Cuando abrieron, descubrimos a más personas en la cama. Hablamos con el chico que había rentado el cuarto y le explicamos por qué no estaba padre despertar con extraños en nuestra casa. Horrorizado, el chico no paraba de disculparse y estuvo de acuerdo en que se habían pasado de la raya; había 5 personas en el grupo, 3 más de las que habíamos acordado. Mi esposo, como para puntualizar su alta moral, terminó la discusión diciendo, "¡Güey, era mi noche de bodas, alguien en el departamento tuvo mucho sexo y no fui yo! En ese punto, el chico estaba prometiendo limpiar todo e irse. Nosotros regresamos a la cama mientras ellos arreglaban el desastre. Luego nos relajamos. Airbnb nos llamó por teléfono y ofreció ayudarnos, fueron mucho más amables de lo que me hubiera imaginado por las historias que he leído en internet.

Para cuando nuestro otro invitado de Airbnb llegó, a las 9 de la noche, ya ni nos acordábamos de él. Mi esposo se disculpó por los estragos de la noche anterior. El huésped, que era muy tímido y usaba Airbnb como una forma de abrirse al mundo, estaba comprensiblemente molesto. Estaba seguro de que los otros huéspedes eran nuestros amigos y "estuvieron usando drogas". Mi esposo explicó la situación, diciendo que "¡estaban usando drogas y cogiendo!" A lo que el chico respondió "sí, ya sé. Fui al baño y había 5 personas teniendo sexo en tu alfombra. Cerré la puerta y la dejé así por el resto de la noche".

Cuando le cuento a la gente esta historia, muchos se horrorizan, ¿cómo dejé que esto pasara?, ¿cómo no los maté?, ¿por qué no llamé a la policía? Honestamente, creo que tengo mucha suerte de tener una historia tan buena que contar sobre mi boda. El único daño fue la alfombra sucia, la cual, por fortuna, Airbnb se ofreció a reemplazar. (Aunque le pregunté a mi papá cómo limpiar una orgía de mi alfombra. Su respuesta fue: "Usa la cosa que usas para limpiar la alfombra del coche.")

Nuestra otra decepción fue que ni siquiera nos extendieran una invitación, después de todo era nuestra noche de bodas.