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Cultură

10 razones para ver supervivientes

Nadie incentiva más el ahorro y la creación de planes de pensiones que Mediaset y sus programas en los que aparece gente joven que tendrá que pagar nuestras pensiones.

Ayer se estrenó una nueva edición de "Supervivientes", uno de los reality shows más longevos de la parrilla televisiva española e internacional. Más allá de las razones obvias por las que podríamos ver un programa de este tipo –el sentido del entretenimiento, el desgaste físico y mental de una serie de famosos, la convivencia en un entorno hostil–, hemos querido buscar otras razones de peso para poder disfrutar de este programa. Y las hemos encontrado. Son diez, pero seguro que hubieran podido ser más.

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Rafi Camino. Rafi es el perfecto ejemplo de lo que es, y debería ser, "Supervivientes": la consagración pública de una decadencia física, pero sobre todo personal. La caída. El mazazo. Esa expresión, muy propia de señoras cuando entablan conversación en la cola de la panadería, que en este programa cotiza doble: "menudo bajón ha pegado". Yo recuerdo que cuando era un crío y cotilleaba las revistas del corazón que semanalmente se compraba mi madre, Rafi Camino era una presencia habitual. Y aunque es cierto que al torero siempre le quedaba más ajustado de lo normal el traje de luces, también lo es que tenía fama de conquistador y que su currículo de novias, amantes o escarceos no era moco de pavo. Aquel diestro español que mantuvo un breve idilio con Samantha Fox o que enamoró a Nani Gaitán, arquetipo por excelencia de esa estirpe de diestros que se motivan más en el sofá de casa que en el ruedo, hoy se ha convertido en el simulacro de celebrity que pudimos ver ayer en el estreno del programa. No es un problema de dejadez física, muy notoria en televisión cuando le pusieron el chaleco flotador para que se lanzara del helicóptero, sino de deterioro conceptual. Presentarse en "Supervivientes" de esa guisa, con ese aspecto y ese ánimo, es más elocuente y dice más cosas sobre tu actual estado y estatusque cualquier autobiografía redentora que pudieras escribir. Nos gusta mucho este fichaje de última hora porque nace de una doble desesperación: la del programa, que necesitaba encontrar un suplente de urgencia para Rasel, y la de Rafi Camino, que imaginamos debe andar corto de liquidez.

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Nuestras pensiones, en peligro. Ayer muchos estábamos viendo "Supervivientes" con cierta inquietud: Christopher, el hermano de Rafa, exconcursante de "Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo", es uno de los tipos que tendrá que pagar nuestras pensiones. También Labrador o Arantxa, dos de las perlas de "Gandía Shore" (por cierto, si hace unos días decía por aquí que "Mujeres y Hombres y Viceversa" es a Mediaset lo que La Masía es al Barça, "Gandía Shore" se ha convertido en Lezama). Que no me muera de hambre cuando sea un abuelo depende de gente como esta. Y el temor y sudor frío que genera este pensamiento, que va in crescendo a medida que hablan y dejan clara su filosofía de vida, en realidad es todo un acicate. "Supervivientes" es un programa al que las entidades bancarias españolas tendrían que poner una alfombra roja: nadie incentiva más el ahorro y la creación de planes de pensiones que Mediaset y sus programas en los que aparece gente joven. Y el casting de esta edición de "Supervivientes" está haciendo más por el saneamiento de nuestras cuentas que muchas campañas o que muchos consejos de la familia. Gracias, Vasile.

La posteridad. Hasta hace dos días las imágenes que nuestra memoria podía retener para la posteridad de Isa Pantoja, Chabelita, eran absolutamente neutras y prescindibles. Imposible inmortalizar esa cara propia quien está viendo cómo alguien chupa un limón a un palmo de sus narices, como si llevara una caca de perro en el bolso y estuviera oliéndola sin parar. Olvidable. Gris. Hoy, en cambio, ya tenemos una imagen eterna, un recuerdo que perdurará por los siglos de los siglos: esa misma cara como de estar olisqueando mierda todo el día, pero con el rostro totalmente enfangado y la boca semiabierta. Entre "Holocausto Caníbal" y las películas de Torbe, entre una película de terror de bajo presupuesto y un personaje surgido de "Aguirre, la cólera de Dios" o "Fitzcarraldo", esta Chabelita sí impacta y sí nos remueve las entrañas. Esto sí es televisión milagro:que un personaje tan insulso ya tenga un frame para la historia.

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El sadismo televisivo. No me refiero a las pruebas físicas a las que someten a los concursantes. Me refiero a prácticas mucho más elevadas, perversas y deslumbrantes.Auténtica ingeniería del mal. Mi más sincera felicitación a los responsables del programa por cómo han manejado el tema Carmen Gahona. A esta pobre señora la han convertido en personaje público de la noche a la mañana con varias apariciones en "Sálvame Deluxe", se la han llevado a Honduras, la han tenido una semana a cuerpo de rey en el país y en el momento de la verdad, cuando ya tocaba ponerse manos a la obra, le han comunicado que las pruebas médicas desaconsejan su participación en el concurso. Y se lo han dicho al final de la gala, después de tenerla un par de horas abandonada en un islote a 40 grados al sol. Pero como la realidad siempre supera a la ficción, a la Gahona, que antes que volver a España junto a su futuro marido Chiquetete sería capaz de encadenarse a un cocotero con grilletes de acero, le han ofrecido quedarse unos días en el concurso, pero a media jornada y sin obligaciones del formato, como si fuera ese señor jubilado que sigue yendo a su antigua oficina a pasar las mañanas aunque no esté en nómina.

La salud es lo primero. Una de las grandes contribuciones a la humanidad de "Supervivientes" es que permite abrirle los ojos a muchas madres y padres de España. Gente que sospecha que sus hijos "se alimentan" de lo que no deberían pero no están seguros del todo. O simplemente gente que no sabe descifrar el comportamiento errático y a veces extraño de su entorno más cercano. En ese sentido, "Supervivientes" es un programa ejemplar de divulgación científica: la irritabilidad, los cambios de humor, el desfondamiento físico inesperado, los abandonos repentinos y poco creíbles desde el punto de vista médico, los cambios físicos bruscos… La amalgama de síntomas que manifiestan algunos concursantes en las dos primeras semanas de concurso puede ser más elocuente que muchos informes o campañas lanzadas desde Sanidad.

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El lanzamiento desde el helicóptero. Pasan los años, se inventan formatos, se barajan altos presupuestos para series de ficción, los creativos de televisión se rompen la cabeza buscando fórmulas de éxito, pero todavía hoy la escena de un grupo de famosos de medio pelo tirándose desde lo alto de un helicóptero es uno de los momentos más esperados de la temporada. Somos así de idiotas: nos hace gracia ver cómo el cantante de Obús, personaje y grupo que teníamos olvidado hasta hace un par de años o que directamente muchos ni sabían de su existencia, se lanza embutido en un chaleco salvavidas al fondo del mar en una isla hondureña. Ahí estábamos, expectantes, sentados en el sofá acariciando al gato y saboreando el momento, quién sabe si esperando que llegara el planchazo del año o, qué diablos, el accidente dramático que llevara a alguno de los concursantes al hospital más cercano. Ayer, curiosamente, el mejor momento de este gag ya ancestral no nos lo proporcionó ningún lanzamiento, sino la previa: la imagen de Carmen Lomana, Fortu (el señor de Obús) e Isabel Rábago abrazados en el helicóptero cual hermanas solteronas viendo una película de torture porn en el cine es uno de los hitos de esta edición.

El coitus interruptus. Creo que el primer pensamiento que muchos tuvimos cuando se empezó a hablar de "Gran Hermano", hace ya tantos años que mejor no acordarnos para evitar la depresión, fue el mismo: "¿de verdad podremos ver a la gente mear, ducharse, cagar y copular delante de una cámara?" Hasta ese momento este tipo de actividades rutinarias y domésticas quedaban fuera de nuestro alcance como televidentes, y la llegada del reality show en calidad de experimento sociológico nos invitaba a pensar en esa posibilidad. El espectador es morboso porque el ser humano lo es, y si reducimos la velocidad del coche cuando atisbamos un accidente cercano cómo no iba a despertarnos curiosidad y fascinación observar el lado más íntimo de gente anónima desde la comodidad de nuestro sofá. Con el paso del tiempo dejamos de sentir esa curiosidad –en buena parte porque los reality shows, cuando menos en España, abogaron por la autocensura–, pero seguimos cayendo una y otra vez en el mismo proceso de autoengaño. Cada vez que "Gran Hermano", ahora "Gran Hermano VIP" o "Supervivientes" anuncian el casting de la edición pertinente decimos lo mismo: "este casting está pensado para que haya sexo en la casa o en la isla". Somos monos de repetición que nos dejamos engatusar con facilidad. No hemos visto una sola escena de sexo en el porrón de ediciones de "Supervivientes" que se han celebrado hasta la fecha, pero eso no nos frena el ímpetu de creer que este año el programa ha fichado a máquinas de empotrar que harán el trabajo encomendado por la productora. Ingenuos, creemos que Nacho Vidal, Labrador o Noel se sobrepondrán a los contratiempos físicos y psicológicos del formato y tendrán ganas y energías para cepillarse a alguna de las concursantes; y una vez más, como siempre, esa sensación de bluff y de decepción, de gatillazos mentales y poca hombría, nos reconfortará en nuestro salón en caso de que finalmente nadie consume.

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La FP del siglo XXI. Si "Mujeres y Hombres y Viceversa" ha hecho mucho daño, dicen, porque se convierte en un espejo poco indicado en el que se miran los jóvenes españoles, "Supervivientes" ejerce de némesis absoluta. La idea que podría desprenderse de "MYHYV" es que ganar dinero es fácil: basta que tengas un aspecto físico cuidado y agraciado para que tu rutina laboral se limite a sentarte en un trono y hacer el idiota durante una hora al día. Y lo que más preocupa es que muchos lo consiguen: a las apariciones televisivas suman bolos por toda España y una agenda de contactos que ya quisiera algún actor de cine autóctono. "Supervivientes", por el contrario, es la FP de los realities, la FP para la Generación Ni-Ni: aquí hay que sudar para conseguir el título. No hace falta que tengas un título universitario ni un grado superior, pero hay que ponerse el mono de trabajo y ganarse el sueldo. Y en el espectador normal, el que tiene su jornada laboral convencional y contempla con desdén cómo se ganan la vida las nuevas generaciones, se produce un efecto placentero cuando ve a Labrador pasando hambre, metiéndose en el fango o sometiéndose a las cruentas picaduras de insecto. Sobre todo porque a Labrador, por seguir con el mismo ejemplo, le vimos nacer como personaje televisivo en "Gandía Shore", donde su único cometido consistía en beber alcohol y copular con Ylenia, y aún es la hora de que sufra un poco para justificar su sueldo.

El metafracaso. Si damos por hecho que si eres un personaje conocido y vas a "Supervivientes" es que algo ha fallado en tu vida como personaje conocido –¡hola Rafi!–, entonces cómo podemos definir a aquel que no es personaje conocido, va a un programa como "Supervivientes" y abandona incluso antes de que empiece el concurso. El caso de Rasel, al que quizás muchos reconozcan como cantante, aunque en todas las presentaciones ha prevalecido su condición de excuñado de Melendi, y realmente no sé por cuál de las dos facetas es peor tenerle ubicado, es un auténtico hito en la historia del programa: al margen de todo lo que se puede extraer implícitamente de esta huida a la francesa, el concepto de fondo es espectacular. No solo porque al parecer nadie ha lamentado su marcha, ni tan siquiera el programa, que ha encontrado en Rafi Camino un substituto de altos vuelos, sino porque es un antológico caso de fracaso dentro del fracaso que, por supuesto, ayuda a engrandecer un mito que hace cuatro días ni tan siquiera sabíamos qué cara tenía. El agradecimiento sincero y efusivo al programa por habernos permitido disfrutar de este perdedor mayúsculo.

Rafi Camino. Perdonad que insista, pero el hallazgo es monumental: estoy convencido de que ayer no fui el único que ya visualizó un polígrafo deluxe con Samantha Fox revelando detalles turbios de su relación con el torero. Eso siempre y cuando aún se acuerde de quién es, claro está.