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El regreso de AMLO, esta vez por el petróleo

Fui al Zócalo pero me equivoqué de manifestación.

Es domingo a las once de la mañana en Avenida Juárez, en el centro de la ciudad de México. Hace dos horas se podía caminar sin problemas por esta calle; ahora estoy rodeado de miles de personas y ni siquiera se ve dónde termina la multitud. Ya no se puede caminar. Después de un coro, un grupo huasteco, y un son contra el presidente, los manifestantes sólo esperan que pase al escenario Andrés Manuel López Obrador, el AMLO.

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La razón por la que este personaje, dos veces candidato a la presidencia y recordado por muchos como movilizador de masas, haya convocado aquí a miles de personas es el rechazo a la Reforma Energética presentada por Peña Nieto, el 12 de agosto. Este tema sensible para muchos mexicanos reunió en esta avenida a personas de todo el país, y de todas edades, para hacer un pronunciamiento: No a la reforma.

Pascual Ramos y Luis Jiménez viajaron desde Guerrero.

La reunión sería en el Zócalo, pero debido a la manifestación de la CNTE que ya ocupaba el lugar, ésta se movió aquí. Así que antes de verme atrapado entre tantos miles de personas caminé y me acerqué a dos señores que parecían apartar su lugar a lado de un poste, cerquita del escenario, a preguntar qué pensaban de la reforma:

"Somos ejidatarios; cultivamos la tierra. Llegamos como a las seis de la mañana de Tierra Caliente, Guerrero", me dicen Pascual Ramos y Luis Jiménez. "Quieren vender todo ya, a sus amigos, y eso no se vale. Es de nosotros, no de una bolita aquí en la ciudad, sino de todo el país. No se vale. Es nuestro. Nosotros apoyamos a Andrés Manuel contra las injusticias. Nada más dicen que van a bajar los precios y siguen subiendo. Está uno jodido y a ellos no les importa. Por eso estamos aquí, es una lucha".

Pero no todos venían de tan lejos; me llamaron la atención varios puestos ambulantes, nada raros en el centro de la ciudad, sólo que hoy todos vendían parafernalia del Movimiento de Regeneración Nacional, el MORENA de AMLO.

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"Pues ahora sí que la reforma nos afecta a todos, pero uno tiene que seguir trabajando", comenta la encargada del puesto. "Hay que adaptarse. Hay que estar más atenta en las marchas. Y si empiezan los chingazos hay que cuidarse y cuidar el puesto. A veces es difícil moverse hasta acá pero también se vende, porque hay mucha gente".

Pero ya comienza a hablar López Obrador y la gente escucha en silencio todo lo que dice. Se escuchan gritos y chiflidos cuando habla del presidente o del PRI. Habla de aquellos en el poder y de la responsabilidad del pueblo mexicano. El énfasis lo hace —como costumbre— en los intereses internacionales en esta reforma: "Con los contratos de utilidad compartida se les va a pagar en efectivo o un equivalente, es decir que se les van a pagar con recursos que pertenecen a la gente".

Lo que dice la reforma y lo que dice la oposición

El 12 de agosto el presidente Enrique Peña Nieto presentó una propuesta de reforma energética en la que se propone eliminar la prohibición de que el estado celebre contratos para la explotación de hidrocarburos, y permitir que las actividades como el procesamiento de gas natural y la refinación del petróleo, transporte, almacenamiento, distribución y comercialización de dichos productos y sus derivados, puedan ser realizadas tanto por organismos del estado, como por los sectores social y privado, a través de permisos que otorgue el Ejecutivo Federal. Y en cuanto a electricidad, la Comisión Federal de Electricidad será la que celebre contratos con particulares.

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Los otros partidos no tardaron en criticar y presentar sus propias propuestas. Por un lado, el PAN tachó de suave la reforma y propuso que se deroguen diversas disposiciones a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, en materia energética lo que permitiría que al otorgar concesiones o permisos [el Estado] mantendrá o establecerá el dominio sobre el petróleo, de todos los hidrocarburos y de las respectivas vías de comunicación de acuerdo con las leyes de la materia. Además propone la creación del Fondo Mexicano del Petróleo que estaría dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, que tendría por objeto la administración de la renta petrolera.

Por el contrario, el PRD acusa de privatizadora a la reforma y propone una reforma sin cambios a la Constitución, basada en un cambio de régimen fiscal para Pemex así como darle autonomía fiscal. Esta propuesta también incluye hacer del Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros un organismo financiero e impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico y que los subsidios en energéticos sean focalizados para "beneficiar a los que realmente los necesiten".

Lo que dicen los expertos

Estos contratos que forman parte de la propuesta del presidente han sido causa de polémica, por lo que hace unos días decidí preguntar a dos expertos en economía acerca de ellos. ¿Qué significan los contratos de utilidad compartida?

Leticia Armenta, Directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey.

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Leticia Armenta. Directora del Centro de Análisis Económico del Tecnológico de Monterrey, comenta: “Un acuerdo entre las empresas y el estado para la explotación del petróleo. Se llama así, porque a partir de lo que se obtiene y se logra colocar en el mercado es que se remunera a las empresas. Cuando se descubren yacimientos importantes y se aprueba que se exploten, esos yacimientos entran a la contabilidad del propietario, en este caso el estado mexicano, y esos activos son importantes como respaldo en caso de necesitar financiamiento internacional. En estos contratos no le permiten a las empresas contabilizar las reservas; hay una restricción financiera para ellas y una garantía para el estado de la propiedad del hidrocarburo”.

Mario Contreras Aguilar. Profesor en la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional: “Es la forma en que el gobierno neoliberal se trata de colgar de las inversiones de las grandes transnacionales para supuestamente traer beneficios al país, aunque la realidad es que de un cien por ciento de lo que recibimos, dejaríamos de percibir la renta nacional. Lo que quieren hacer los gobiernos neoliberales es retrotraer la historia perjudicando a la población. Porque hoy el cuarenta por ciento de los ingresos del gobierno vienen de Pemex. Si estos contratos se llevan a cabo, ese porcentaje se va, y ¿cómo van a subsanar este gobierno neoliberal esto? A través de impuestos a los alimentos y a las medicinas y los servicios de la escuela pública que tradicionalmente no se cobra pasarían a cobrar en forma disfrazada una cantidad que antes no contemplaban las familias de los que están estudiando”.

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Más adelante el discurso de AMLO se enfocó en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Ese tema al que ninguna de las propuestas de reforma hace referencia parece ser de los principales obstáculos financieros así como el objeto de odio de muchos, con respecto a Pemex. Por un lado, y a pesar de no mencionarlo en las reformas, aquellos a favor de estas esperan que la competencia que traerían reduzcan la influencia de este en las políticas energéticas de Pemex. Por el contrario, aquellos en contra exigen que sean Pemex y el gobierno los que tomen medidas para limitar al STPRM. En todo caso, por el momento el escenario es el mismo: hay que esperar para ver la manera en que las leyes secundarias abordan el tema, ya que por el momento nadie quiere hacerlo.

Ya es más de mediodía y la movilización termina, pero sólo por hoy. Se ha llamado a una marcha el 22 de este mes que irá del Ángel de la Independencia al Zócalo. Mientras pienso cómo regresar a mi casa entre tanta gente, aún sin poder moverme, recuerdo que en el Zócalo, a unas cuadras, también hay miles de personas manifestándose, los integrantes de la CNTE. Con el Pacto por México se han aprobado las llamadas “reformas estructurales” a un paso realmente acelerado. La discusión de estas en el Congreso es casi nula y parece que no hay representación para aquellos en contra de éstas. Ya pasó con la Reforma Educativa, ahora con la energética y aún están pendientes las reacciones por la Reforma Hacendaria. El Congreso sigue pasando incuestionadas estas reformas, y la gente sigue encontrando en las calles la única manera de ser escuchada.

La música suena de nuevo. Avenida Juárez se vacía y se puede volver a caminar. Muchos se suben a camiones estacionados en calles cercanas para volver a sus estados. Otros sólo toman el metro. Unos cuántos bailan, y otros que se quedaron con ganas de marcha, lo hacen al rededor de la Alameda. Cada uno de ellos, sin embargo, esperará el 22 de septiembre para volverse a ver con AMLO.