FYI.

This story is over 5 years old.

Actualidad

Chateo con otros tíos haciéndome pasar por mujer (y me pone más que mi novia)

Todo comenzó como un juego para combatir la rutina diaria pero ahora estoy enganchado a la vida de mis nuevos amigos. Suena extraño, pero soy feliz.

Imagen vía

Llevamos nueve años juntos, nos conocimos en la Universidad. Ambos hacíamos Derecho. Estuve dos cursos y medio detrás de su culo. Para muchos era el que tenía la mejor puntuación de mi curso. A mí me hipnotizaba. La seguía por escaleras y pasillos. Cuando ella se sentaba, yo lo hacía detrás. Muy cerquita, para tenerlo controlado. Nueve años después, aquí tengo ese culo frente a mi, mirándome una mañana más. Pero ya no es el mismo que el de hace casi una década. Ahora su tamaño es casi el doble, siendo benévolo… La chica con el mejor trasero de la facultad es mi novia con la que llevo cinco largos años viviendo los dos solos.

Publicidad

En realidad llevamos viviendo juntos ocho. Pero antes compartíamos piso con otros amigos de la carrera hasta que nos fuimos a un apartamento los dos. Al principio todo era perfecto. Ambos estábamos a media jornada de becarios en diferentes sitios y teníamos mucho tiempo para hacer juntos actividades. Pero cuando empezamos a jornada completa -ella en una multinacional, yo en un bufete de abogados- se acabó todo. La ilusión se convirtió en rutina y la rutina en un tormento diario. Nos vemos de noche cuando llegamos rotos a casa con ganas de hacer la cena, ver un poco la tele e irnos a dormir.

Pasan los días, los meses, los años y todo cambia, todo…

Es domingo y ayer se alargó un poco una cena en casa, con nuestros amigos con los que estudiamos la carrera. Es tarde ya, casi mediodía, tengo hambre. Me giro y veo ese culo por el que tanto suspiré observándome. Ella lleva pijama, ya no duerme ni en ropa interior. Tampoco tiene la cara de niña traviesa que tanto me gustaba. Ahora es una mujer, su rostro es el de alguien serio y con responsabilidades. Yo me noto que he cambiado también, pero todo el mundo me dice que para bien. Me preocupo por ir a hacerme una limpieza facial mensual. Tengo mil cremas anti envejecimiento, tomo pastillas anti caída de pelo. Juego un partido semanal con mi equipo de basket e incluso me he apuntado a clases de boxeo. Estoy en el mismo peso que cuando tenía 21 años y en mejor forma física. Mi tiempo y dedicación me lleva. Ella no, abandonó el deporte y, aunque de vez en cuando va a correr por el parque que tenemos debajo de casa, su silueta es un recuerdo de lo que fue.

Publicidad

Estoy en el salón. Parece que ya se ha levantado y se va a meter en la ducha, luego tiene que irse a su despacho a terminar unos documentos importantes. Me viene de perlas para poder ver los partidos de la NBA que me grabé ayer. Estoy frente al portátil. He abierto Facebook. Me aburre todo lo que veo. La vida "feliz" de la gente que me rodea es un timo, como lo es la mía. Me meto en carpetas antiguas con fotos de viajes que hemos hecho en el pasado. Casi todos corresponden al principio de la relación: Filipinas, Nicaragua, Zambia, Tibet… ¿Cuánto hace del último? Años. Muchos, ya ni lo recuerdo. Ahora nuestros viajes son para visitar a nuestras familias o para escaparnos una semana a la playa o a la montaña para desconectar del día a día.

Cómo me fastidia tener que haber borrado a tantas tías de mi agenda en mis contactos o no poder agregar a las que he conocido a lo largo de este tiempo de viajes, trabajo, etc… En eso incluyo también un montón de gente nueva muy interesante a la que no le he prestado mucho interés en mantener una mínima relación. Siempre he sido una persona muy abierta y con don de gentes, llevo mucho tiempo anestesiado. No me reconozco. Sigo mirando Facebook y mi bombilla se enciende. Voy a crearme una especie de doble personalidad en la red. Un avatar, alguien que pueda controlar yo con otro nombre y otra vida sin que nadie sepa mi identidad. Será como un juego que no le contaré a nadie. Algo que me saque de esta rutina que me está matando por dentro. El secreto que me llevaré un día a la tumba.

Publicidad

¿Y si me pongo un nombre de mujer? Redoble de tambor. Así podré hablar con chicas que me gusten y hacerme amigo de ellas y poder reírme de tíos que busquen a su princesa Leia en las redes. Debo buscar un buen nombre… Ginebra, si, Ginebra me gusta y mucho, suena a personaje de rol, los tíos un poco más inquietos sabrán que era la mujer del rey Arturo. A los frikis les encantará. Podría ser perfectamente la nueva novia de Conan. Y vamos a decir que es una princesa, que estas cosas ponen mucho. Y de apellido… se me ocurre un animal mitológico. Y no hay ninguno mejor que el dragón. Que ahora todo el mundo está empalmado con la Khalessi. Primero creo su cuenta de correo y luego el nuevo usuario: Ginebra Princesa Dragón así se llamará. Ahora toca la foto.

Pongo una de una tía buena rubia sacada de un cómic medieval. No pongo edad, así abarco más. Gustos. Cine: Kusturica, Fellini y Almódovar. Música: Franz Ferdinand, Love of Lesbian y Muse. Libros: "El nombre de la Rosa" y "La conjura de los necios". Una chica interesante. Ahora voy a empezar a agregar a esta retahíla de tías que nunca pude aceptar amistad en mi perfil y a todos estos tíos que he conocido a lo largo de estos años y con los que nunca he llegado a hablar más allá de una felicitación de cumpleaños.

Un mes después

Imagen vía

Es casi enfermizo pero ya no me meto en mi Facebook. Ya directamente abro el de Ginebra. Cada día tengo cuatro o cinco solicitudes de amistad. La mayoría son tíos que no conozco de nada. Acepto a todo el mundo pero he de reconocer que las tías me empezaron a aburrir muy pronto. Sus estados son muy previsibles. Palabras de auto ayuda y frases facilonas copiadas de grandes genios de la humanidad como Paulo Coelho para convencerse de lo fuertes que son. Leo y veo sus fotos. Son mujeres que siempre me he querido tirar, con las que llevo soñando años en la intimidad pero al encontrarme en pareja me era imposible cualquier tipo de acercamiento.

Publicidad

Ahora, siguiéndolas desde este perfil me parecen anodinas, predecibles, lo que viene siendo unas petardas. La mayoría solo suben selfies de ellas tomando un café, ellas paseando al perro, ellas de compras, ellas frente al espejo del pasillo de su casa antes de salir. Joder, lo que con ojos de tío me la ponía como un canto. Ahora me parece lamentable. Hace tiempo que perdí mi interés en ellas. Por el contrario, algo extraño me lleva sucediendo en este tiempo. Tengo cada vez más amigos tíos, evidentemente los hombres me agregan porque soy una mujer. Pero lo curioso es que teniendo fotos de paisajes, de estrellas y de una mujer sacada de cómics medievales, me hablan en privado. Algunos son unos guarros y a la segunda frase ya me están pidiendo fotos desnuda pero hay otros que realmente quieren conocerme. Soy un hombre y sé que su objetivo final es terminar follándome, pero bueno. Joder estoy hablando como una mujer.

Varias semanas después

Hay un rector de una Universidad de Irlanda que me ha contado lo doloroso que fue el divorcio de su primera mujer y que está buscado algo de verdad en otra persona. Hablo con él casi a diario. Un chico español super interesante que dejó su trabajo (era comercial de telefonía móvil para Pymes y pequeñas empresas) e hizo lo que siempre soñó hacer. Y ahora trabaja para una ONG y vive en Camboya. Y así una decena de chicos con los que hablo todos los días.

El universo masculino se ha abierto sobre mí desbordándome. Mi vida real y mi novia han alcanzado límites de aburrimiento desbastadores. Prácticamente no hacemos nada juntos ya. Su rutina y la mía son cada vez más incompatibles y ya nos unen los automatismos. Hemos hablado muchas veces buscando soluciones pero no llegamos a ninguna concreta. El sexo se remite a un sábado esporádico al mes y poco más. El mejor momento del día es cuando abro mi ordenador y hablo siendo Ginebra. Hay muchas noches que me quedo en mi despacho con la excusa de terminar algún trabajo y en realidad es para poder hablar con amigos que viven en Latinoamérica y que por horarios es el momento ideal para hacerlo.

No entiendo absolutamente nada de lo que me pasa. Voy por la calle y no miro ahora a los tíos con deseo, me siguen atrayendo las mujeres. Pienso muchas veces en armarme de valor y dejarlo con ella pero también noto que mi día a día en esa casa es la imagen perfecta que debo dar delante de la sociedad, amigos, trabajo y familia. ¿A qué colega le podría explicar esto que me está pasando? No entiendo nada. Me da vergüenza sentarme delante de un psicólogo y decirle esto. He pensado mil veces en borrarme la cuenta pero si lo hago me muero. A ninguna de las personas con las que hablo les he dado mi número de móvil porque siento que entonces se me iría todo de las manos. Prefiero seguir así.

Mañana me levantaré y comenzaré mi rutina de todos los días. Estoy deseando poder estar a solas para abrir mi portátil. Estoy inquieto, hoy Jaime, uno de mis amigos me tiene que contar si le cambian de horario en su nuevo trabajo. Es un gran chico, se lo merece. Sé que puede sonar extraño pero soy feliz.