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Cultură

‘Vampiros’ que compran braguitas con restos de regla

Hablamos con una emprendedora española que vende ropa interior femenina usada. Sus compradores quieren oler y coleccionar tangas mojados, culottes de embarazada o incluso tampones. Es una tendencia que viene de Japón.
Imagen vía Wikipedia

El emprendedor, ese trasunto joven y guay del empresario de toda la vida (sí, el de chistera, barriga y puro), es el héroe de nuestro tiempo. Y la start up tecnológica que requiere poca inversión y pocos chismes analógicos, el negocio del presente. Muchos son los llamados (pero pocos los elegidos) a formar una y venderla al poco tiempo a Facebook o Google por tropecientos millones. Lo importante es tener una buena idea y la certeza de que casi de cualquier cosa se puede sacar dinero. Hasta de las bragas usadas.

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Esta fue la idea que tuvieron Kathia Ehlert y sus socios: crear una web en la que los fetichistas de las bragas sucias pudieran obtener fácilmente y con todas las garantías su oloroso objeto de deseo. La idea, como es habitual, no es nueva: en Japón las máquinas expendedoras de ropa interiorusada son cosa común y existen tiendas de braguitas olorosas llamadas Burusera. Cuando las chicas entregan sus bragas "frescas" en el acto, la cosa se llama Namasera y la prenda se revaloriza hasta diez veces. El gusto nipón por la ropa interior es algo cultural: recordemos la obsesión de Chicho Terremoto por las prendas íntimas.

Hay webs internacionales dedicadas al asunto, como ​pantydeal.com; o foros nacionales, como bragasusadas.com. Muchas ​actrices porno o particulares se lo montan por su cuenta, distribuyendo su ropa íntima a través de sus blogs personales. El negocio de Ehlert y compañía se llama ​bragassucias.es. Ofrecen tangas usados de encaje rosa, tangas usados muy sexys y muy mojados, culottes usados de embarazada, bragas de misionera usadas, o incluso sujetadores, medias, calcetines o zapatos de tacón. Todos usados, para los más especiales. Todo huele.

VICE: ¿Qué busca vuestro cliente?

Kathia Ehlert: Son fetichistas de bragas, les gusta que huelan mucho, tienen que oler a mujer. Si te la pones dos o tres días huele más y está más sucia. Que huela más o menos también depende de la fase hormonal en la que se encuentre la mujer, claro.

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¿Alguna petición especial?

Sí, los llamados vampiritos, que son las bragas manchadas de menstruación. También hay quien quiere tampones usados, y podemos conseguirlos bajo pedido.

¿Qué hay de otro tipo de fluidos y sustancias?

Los hay a los que les gusta la caca. En algunos foros he visto chicas que venden viales con pis o viales con saliva más la braguita, el kit completo.

Imagen ​vía

¿Qué hacen con ellas?

Se masturban, las chupan, las llevan al trabajo en un bolsillo. Son cosas que les ponen cachondos. Conocimos a un fetichista de ropa al que le gustaban las bragas, pero también las camisetas y otras prendas. Nos decía que le ponía más la prenda que la chica. Muchos las guardan para hacer colección. Cuando pierden su olor, piden otra, de modo que no es una compra compulsiva, sino que muchos compran regularmente.

Esa debe ser una de las claves del negocio, fidelizar al cliente. Pero, ¿cómo se mete uno a vender bragas sucias?

Hace unos años conocí a una chica sueca que había sido modelo pero no se dedicaba al modelaje. Sabía muchos idiomas y había viajado mucho, y aunque ya no trabajaba seguía teniendo siempre mucho dinero. Incluso se había comprado un piso. Yo pensaba que estaba metida en algo raro o ilegal. Cuando le pregunté, me dijo que vendía sus bragas sucias. Había visto en Japón las máquinas expendedoras y todo el asunto, y decidido montar su propia web en japonés, para clientes de allí. Tenía mucha demanda. Me pareció algo muy raro y muy brillante. Y pensé: algún día quizá…

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¿Qué te dio el último empujón?

Pues mi novio estaba haciendo un máster de Internet y contamos allí la idea. A los compañeros y a los profesores les pareció buena e hicieron un estudio de mercado. La cosa podía funcionar.

Y así empezó la cosa.

Sí, al principio lo hicimos muy básico. Añadimos al negocio a otro chico que trabajaba en el mundo del porno y vendíamos bragas de actrices porno (se pueden comprar hasta las que llevan en una escena en concreto), pero en el Salón Erótico de Barcelona pusimos un stand y nos dimos cuenta de que la gente quería también bragas de amateurs. No nos imaginábamos que las más demandadas fueran estas, pero resulta que los chicos ya no buscan tanto las actrices famosas. Van automáticamente a la sección amateur, que está de moda: resulta como más creíble, hay quienes las actrices profesionales les resultan más impostadas.

¿De donde sacabais la prendas de amateurs?

Pues era difícil encontrarlas… Pensamos que, si había tal demanda, mejor que una tienda online, deberíamos cambiar el modelo a una plataforma donde el vendedor y el comprador se encontrasen. Nosotros solo seríamos el intermediario y nos llevaríamos una comisión.

Veo que esto es una cosa muy seria.

Sí. Ya somos una Sociedad Limitada. Y vamos a traducir la página para que sea global. La idea es que un japonés pueda conseguir las bragas de una brasileña o un peruano de una sueca. También vamos a mejorar el diseño.

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¿Qué dice vuestra familia?

Las familias de mis socios son más conservadoras (de ahí su anonimato), pero mi familia es más liberal en este sentido. Mi abuela me ha dicho que si hacen falta fotos de mujeres mayores, ella se presta.

¿Cuánto habéis invertido? ¿Cuánto ganáis? ¿Qué comisión os lleváis? ¿Por cuánto puedo conseguir unas bragas?

Hasta ahora la inversión no ha sido muy alta para haber montado una empresa: unos 3.000 euros, contando con el stand del Salón Erótico. De momento no nos forramos, estamos empezando, pero tenemos buenas previsiones. Las bragas van de 15 euros hasta 70 que piden las actrices más afamadas. Cada cual puede poner su precio. Nosotros nos llevamos una comisión fija del 40%. Si alguien quiere aumentar su beneficio, puede aumentar su precio.

¿Cuál es vuestro perfil de cliente?

Las compras son anónimas, pero mediante Google Analytics y otras herramientas vemos que la visitas suelen ser de varones españoles o latinoamericanos de entre 25 y 35 años lo cual no sorprendió porque habíamos pensado en mayores de 45, ya sabes, el típico viejo verde, jajaja. También hay alguna mujer.

¿No se vende underwear sucio masculino para mujeres o para hombres homosexuales?

Todavía ningún hombre se ha interesado en vender sus calzoncillos, aunque en el Salón Erótico sí que nos preguntaron por ropa masculina.

¿Has vendido tus propias braguitas?

Aún no me ha dado por ahí, pero quizá algún día lo haga. Imagínate: las bragas de la fundadora de la web. Tienen que valer una millonada.