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ira de titanes en twickenham

Por qué la final de la Copa del Mundo de rugby será un espectáculo devastador

Los Wallabies y los All Blacks se enfrentarán en Londres este sábado en un partido que no solo decidirá al campeón del mundo, sino que además ofrecerá un esperadísimo choque de gigantes.
Foto de Henry Browne, Reuters

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Empecemos por el principio: Nueva Zelanda y Australia se enfrentarán este sábado 31 de octubre en el legendario estadio Twickenham de Londres en el partido que decidirá la Copa del Mundo de Inglaterra 2015. Ambos equipos han sido desde el comienzo los favoritos para llevarse el campeonato: estaba bastante claro que tenían todos los números para estar en la final. Que conste que no os lo hemos dicho antes porque no queríamos quitaros la emoción al torneo, claro (?).

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El partido será como un sueño para los aficionados que tendrán la suerte de verlo en directo. No es la primera vez que Australia y Nueva Zelanda se cruzan en un Mundial, sino la cuarta, pero nunca se habían encontrado en una final, y ello promete un gran espectáculo. Un espectáculo devastador, de hecho.

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Los All Blacks han ganado dos Copas del Mundo y hasta 13 Rugby Championships —el campeonato también conocido como Tres Naciones—; los Wallabies, por su lado, han ganado los mismos Mundiales, pero solo cuatro Rugby Championships.

Si esto no bastara para comprender el potencial de estos dos equipazos, os hemos preparado un pequeño resumen para que sepáis todo lo que hay que saber.

Nueva Zelanda y Sudáfrica chocarán… y saltarán chispas. Foto de Stefan Wermuth, Reuters.

Cómo llega Nueva Zelanda

Los All Blacks han alcanzado a la final con la misma facilidad con la cual todo lo que comemos se va volviendo cancerígeno últimamente. La selección neozelandesa ha aplastado con contundencia a sus rivales: solo Sudáfrica les puso en ciertos aprietos en las semifinales, pero los oceánicos terminaron imponiéndose igualmente por 20 a 18.

Un buen ejemplo de la potencia sin límite de los All Blacks fueron los cuartos de final frente a Francia, que podríamos considerar prácticamente un genocidio: los neozelandeses desintegraron a sus rivales europeos por 62-13. Al parecer, tenían cuentas pendientes y no se cortaron ni un pelo. La diferencia fue aún más bestia que en los partidos de Nueva Zelanda frente a Namibia o Tonga.

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No olvidamos que también que los All Blacks vienen a ser los X-Men del rugby: tienen a los mejores del mundo en prácticamente todas las posiciones. Está Julian Savea, un jugador de 25 años de origen maorí que ha sumado 8 ensayos y hasta 40 puntos en solo seis partidos: no es raro que le vean como un Superman del rugby y como el digno sucesor del legendario Jonah Lomu.

Luego está el capitán Richie McCaw, que tiene el récord de presencias internacionales de los All Blacks; McCaw es una suerte de Gigi Buffon del rugby, por la tranquilidad que da a los compañeros el hecho de tener a un sabio como él en el campo de juego. La lista se completa con fenómenos como Dan Carter, Brodie Retallick y el mítico Kieran Read… que, por decirlo en una palabra, no vendrían siendo el tipo de personas que te gustaría tener en tu contra en una pelea callejera.

Australia y Argentina intentan hacer un castillo humano. Foto de Dylan Martinez, Reuters.

Cómo llega Australia

Los argentinos lo han intentado. Lo han dado todo, de hecho: hemos visto sudor, lágrimas y gritos ancestrales que han llegado hasta aquí, a la redacción de VICE Sports. Por desgracia para los albicelestes, no sirvió para nada. Los Pumas no tuvieron demasiada suerte en las semifinales frente a Australia: el tercer ensayo de Adam Ashley-Cooper dejó el resultado en 29-15 y a partir de entonces para los Wallabies fue cuestión de tiempo. Los australianos, de hecho, se dedicaron a defender casi como si de un 'catenaccio' de tratara.

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Los Wallabies parecen una máquina más atrayente pero a la vez menos perfecta que los All Blacks, o por lo menos esta es la impresión que nos ha dado mirar sus partidos hasta ahora. Está claro que los australianos han ganado a todos los equipos que han tenido delante en los verdes campos británicos —incluyendo al anfitrión del torneo, Inglaterra—, pero aún así sobre el papel son menos favoritos que sus todopoderosos vecinos neozelandeses.

En Australia, eso sí, hay un nombre que resuena más que los demás: es el de Bernard Foley, el medio-apertura de 26 años. Con la burrada de 75 puntos anotados, Foley es cuarto en la clasificación de los jugadores más prolíficos del mundial de este año.

El gran objeto de deseo. Foto de Jason Cairnduff, Reuters.

¿Qué va a pasar?

Evidentemente no lo sabemos, porque si lo supiéramos habríamos apostado todos nuestros ahorros, nos haríamos millonarios y dejaríamos VICE Sports para irnos a las Seychelles. Lo que sí podemos hacer es especular… y por supuesto rogar a los dioses del rugby que el partido no sea una de esas finales lamentables en las que el miedo atenaza a los participantes más que las ganas de vencer.

Australia seguramente haya sido el equipo que mejor ha jugador en este mundial: gracias a su actuación precisa y cerebral, los australianos han alcanzado la final demostrando un temple excepcional. Mantener la concentración en todo momento es su mayor virtud, y eso en un partido a todo o nada es clave: otra cuestión es si los neozelandeses les permitirán desarrollar su juego y sentirse cómodos en algún momento, cosa que nos permitimos dudar seriamente.

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Nueva Zelanda, por otro lado, llega con los músculos bien hinchados. Sus jugadores son poco menos que bestias feroces con ganas de devorar todo lo que tienen delante: esto lo sabemos nosotros y lo saben los Wallabies. Son los claros favoritos a pesar del excelente nivel de Sudáfrica: a poco que puedan imponer su calidad extraterrestre, la concentración de sus rivales poco podrá hacer para contrarrestarles.

¿De verdad los All-Blacks dan tanto miedo? Foto de Marty Melville, Reuters

Conclusiones

Los fans del rugby pueden estar contentos: las selecciones número 1 y 2 del mundo se enfrentan en la final del Mundial. Es el escenario deseado por todos. Son, además, dos equipos claramente diferenciados; uno es un colectivo sólido con la sangre fría como principal característica; el otro es un grupo menos cohesionado pero de más calidad, capaz de desarbolar a cualquier rival en un abrir y cerrar de ojos.

Ya que el rugby aún sigue siendo un deporte un poco desconocido en España —por desgracia: esperamos que esto cambie pronto—, y ya que nos gustan siempre las novedades y tenemos debilidad por los débiles, valga la redundancia, en VICE Sports querríamos que este choque devastador se lo terminara llevando Australia. Al fin y al cabo, mola que el mundo sea un lugar sorprendente e imprevisible, ¿no?