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Inversión Olímpica: muchos eventos pueden generar descontentos

¿Por qué el pueblo de Brasil no está de acuerdo en que su país sea sede de reiteradas competiciones?
APF

La cuenta regresiva ha finalizado. Los Juegos Olímpicos nuevamente han regresado con sede en Río de Janeiro. Increíblemente, un país sub desarrollado como Brasil, pudo albergar en un plazo de dos años, un mundial de futbol y los Juegos Olímpicos. La ciudad vigilada por el Cristo Redentor tendrá 32 arenas (donde se disputarán los deportes), de las cuales cinco de ellas serán fuera de Rio. El único deporte para el se requerirá viajar por el país será el futbol.

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Sin embargo, la gente de Brasil no está de acuerdo en que se realicen eventos de tal envergadura como Los Juegos Olímpicos e incluso, como el Mundial hace dos años atrás.

¿Por qué el pueblo de Brasil no está de acuerdo en que su país sea sede de reiteradas competiciones?

Principalmente por el dinero gastado, los ciudadanos del gigante de Latinoamérica argumentan que el dinero destinado a instalaciones deportivas, debió de haber ido a obras públicas. Están enfurecidos, piden la suspensión del cargo de su presienta, Dilma Rousseff y quieren preso al ex presidente Lula da Silva. "En estos momentos la sociedad está muy polarizada: la gente no lee los mismos periódicos ni ve los mismos programas de televisión, los amigos y las familias se pelean entre ellas", explica Mauricio Santoro, politólogo y profesor de Relaciones Internaciones de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. Por otro lado, aquellos encargados de organizar Los Juegos Olímpicos establecen que el uso de transporte público aumentará un 44 por ciento, en otras palabras, un 63 por ciento de cariocas utilizarán dicho transporte una vez finalizada la competición.

Si hablamos de números, es abrumadora la cantidad de dinero que se utilizó para los Juegos Olímpicos. Según Eduardo Paes, alcalde de Río de Janeiro, se realizó una inversión de 12,733 millones de dólares, de los cuáles 8 mil millones (un 66 por ciento) fue destinado a obras de infraestructura. Por consiguiente, para calmar aún más a la gente de Brasil, Paes aclaró que el 57 por ciento del total que se invirtió, proviene de empresas privadas. ¿Será cierto? No obstante, los ciudadanos de Brasil continúan con sus protestas ya que reclaman el aumento de tarifas (que hubo debido a los gastos que propició el gobierno) y la deplorable educación que continúa sin mejoras. En fin, la aparición del Mundial de Futbol y los Olímpicos, hicieron que cambiara rotundamente la vida de los ciudadanos de Brasil. El aumento de tarifas, es un factor fundamental para el descontento de la gente ya que significa más gastos; estar al corriente del dinero que se destinó para la organización del Mundial y los Olímpicos, y ver que la salud y la educación continúan sin muchos cambios, enfurece aún más a los ciudadanos de Brasil.

Lo cierto es que seis años atrás, Brasil era una potencia mundial, logró poder librar de la pobreza a millones de personas; pero hoy en día se encuentra en decadencia y totalmente endeudad. Lamentablemente, tanto los políticos como la FIFA, vieron un país muy rico en el deporte, pero con una infraestructura en retroceso.

¿Es la organización de eventos producto de la corrupción que ocurre en Brasil?

Es una cuestión difícil de responder, pero Brasil conseguirá dicha respuesta conforme pasen los años. Aunque por cierta lógica, al haber grandes cantidades de dinero público de por medio en inversiones, resulta factible pensar en ello. Lo único que ya saben los gobernadores es que la confianza que les tenía la sociedad está perdida. El caos seguirá hasta que se transaparante el proceso de destitución hacia Dillma Rousseff y lo ocurrido en la anterior administración.

Por Juan Pantaleón.
Sigue al autor en Twitter: @juanchipant