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batalla con la adicción

Theo Fleury, de estrella de hockey a cantante de música country

La ex estrella de la NHL Theo Fleury luchó contra sus adicciones, contempló el suicidio y encontró en la música las respuestas a sus problemas.
Photo courtesy Daily VICE

Las Campanas, Nuevo México, una comunidad de golf desértica a 17 kilómetros de la capital del estado Santa Fe es uno de los lugares más hermosos que Theoren Fleury jamás haya visto.

"Fue maravilloso —dos campos de gol Jack Nicklaus, instalaciones ecuestres, un spa", escribió Fleury en su autobiografía de 2009, Playing with Fire. "Era como estar en una postal del cielo."

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Ese mismo lugar era también donde el electrizante jugador de hockey, ganador de la Stanley Cup y medallista de oro olímpico iba a terminar con su vida.

"Le llaman la tierra del encanto, pero yo le digo la tierra de la tentación", dice Fleury, desde el sillón de su sala en Calgary, Alberta —la ciudad que ha sido su hogar permanente en la última década—. "Pero vaya que era un hermoso e increíble lugar."

Al principio había estado en Santa Fe en la primavera de 2001 como paciente hospitalizado del Life Healing Centre después de violar el programa de sustancias prohibidas de la NHL para el cual él había entrado como voluntario una temporada antes. Era la primera vez que el público en general se enteró de los problemas de adicción de Fleury. Sin embargo, en ese entonces no se sabía que sus problemas habían sido ocasionados por dos años de abuso sexual por parte de su entrenador juvenil Graham James.

Mientras se encontraba en tratamiento, Fleury fue captivado por el paisaje rústico y la arquitectura campirana que lo obligaron a comprar una casa de descanso de 1.2 millones de dólares. Dos años después, el ex capitán de los Calgary Flames —que cuenta con 455 goles y más de 100 puntos— recayó y fue suspendido seis meses por la liga.

Fleury regresó al desierto y por un período de tres meses se hundió en cocaína y vodka hasta tocar fondo. Alcanzó un punto crítico a principios del verano de 2003.

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"Básicamente fui allá a morir", comenta. "Es difícil creer que hace menos de 10 años tenía una pistola cargada en mi boca, listo para apretar el gatillo. Probablemente, mi tiempo en Santa Fe haya sido uno de los más oscuros de mi vida; por eso escribimos esta canción llamada "Santa Fe Kind of Day".

Es lo que más recuerda a unos días de que su álbum de música country "I Am Who I Am" sea lanzado el 23 de octubre por eOne Music Canada.

"La esencia de la canción habla de regresar a casa, tus hijos te necesitan, tu familia te necesita. Había tantas cosas que dejé inconclusas aquí en Calgary."

Le tomó dos años más, pero Fleury finalmente pudo dejar su adicción en septiembre de 2005, y en 2009 decidió enfrentar sus demonios públicamente cuando publicó Playing with Fire. En asociación con el autor Kirstie Mclellan Day, Fleury confesó en su libro no solo que había sido manipulado y abusado en la década de 1980 cuando era miembro de los Moose Jaw Warriors, sino que también en su vida como superestrella de hockey. Drogas, mujeres, apuestas; todo.

Así que si la música country tiene como centro cantar sobre el dolor más grande que uno puede tener, Fleury tiene todo el derecho de intentarlo, aunque su voz no sea tan sutil como la de Waylon Jennings y sus letras no estén aún al nivel de las de Willie Nelson —dos de sus grandes influencias—.

"Esos tipos tuvieron vidas difíciles. Me recuerdan mucho a mí mismo cuando era algo famoso, jugando hockey", Fleury reflexiona. "Sé que no soy el cantante más grande del mundo, sé que soy un ex jugador de hockey tratando de introducirme a la música country. Simplemente amo cantar y contar historias."

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Los Death Valley Rebels tuvieron una fiesta de lanzamiento en Symons Valley Ranch el 25 de septiembre donde obsequiaron a los fans una primera probada del álbum de 10 canciones que Fleury describe como oscuro.

"Es una versión musical de Playing with Fire. Habla de todas mis experiencias —cuando sufría por todo mi dolor emocional y las cicatrices que me quedaron de mi niñez y adolescencia. Hablamos de todo eso en las canciones."

En nacido en Oxbow, Saskatchewan, y criado en Russell, Manitoba, ve esta aventura de la misma forma con la que solía jugar sobre el hielo: con todo lo que tiene; es seguro decir que Fleury no está tratando de unirse a la ola de música y cultura country que está floreciendo.

"La música country de hoy no es country, es country pop, country rock, country blues", comenta. "Estaba pensando en escribir una canción. ¿Qué le pasó a los tres acordes y a la verdad?"

***

La música siempre ha sido gran parte de la vida de Fleury, y su conexión se debe a su herencia de Metis. Algunos de sus recuerdos más tempranos y queridos son los de su abuelo tocando el violín mientras su padre tocaba la guitarra y cantaba, al igual que tocadas inesperadas durante las visitas a la granja de su tío Robert.

"Cualquiera que conozca a la gente de Metis sabe que está en nuestro ADN", dice Fleury. "Es increíble, si estoy escuchando la radio o viendo la televisión y escucho el sonido de un violín, mi pie comienza a moverse."

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Aunque el hockey obtuvo toda su atención mientras crecía, la música nunca estuvo lejos de él.

Una vez que el ala llegó como fichaje permanente con los Flames a la edad de 20 años en 1989, ya era conocido en los bares locales de country por subirse a cantar "después de un par de tragos". A pesar de que en la actualidad es un lugar común para un jugador de hockey identificarse con la música country, Fleury tuvo su encuentro vía unos Sony Discman.

Fleury estuvo 15 temporadas en la NHL de 1989 a 2003, y fue conocido por su aguerrida intensidad y por jugar mejor de lo que se esperaba. A pesar de sus actuaciones estelares en fuerzas básicas, fue seleccionado por los Flames en la octava ronda del draft de 1987 por su baja estatura. Promedió un punto por partido y acumuló 1,840 minutos por faltas a lo largo de su carrera.

El caso para la inducción de Fleury al Salón de la Fama de Hockey cobra fuerza, aunque aún no recibe la llamada desde que fue elegible en 2010. Mientras que el 2016 parece ser el año en que suceda, Fleury siente que su pasado lo persigue. Además de su volátil comportamiento dentro y fuera de la pista de hielo al final de su carrera —incluyendo el pleito en un club de strippers en Columbus, Ohio—, Fleury terminó su contrato de dos años con los Chicago Blackhawks por una cantidad de 8.5 millones de dólares. También criticó al programa de abuso de sustancias prohibidas de la NHL.

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"Me di cuenta que mi comportamiento al final de mi carrera es probablemente la razón por la que no he sido investido aún. He tratado de hacer todo en mi poder para redimir esa parte de mi vida. Ahora, me quiero dedicar a ayudar a los demás."

Sus acciones caritativas comenzaron después de lanzar Playing with Fire seis años después de su último juego en la NHL. Esta vez buscó la ayuda de Phil Deschambault, un viejo amigo de la familia de Manitoba que es escritor y productor de Sony Music, para que lo guiara para escribir canciones.

Fleury viajó a Winnipeg donde los dos colaboraron y crearon su primer sencillo, "As the Story Goes", actualmente disponible en iTunes.

Como les gustó el producto final, Fleury decidió llamar a su ex amigo de copas Paddy McCallion, quien también había dejado el vicio. McCallion ayudó a juntar el grupo, y así es como Fleury y los Death Valley Rebels nacieron.

Fleury trabaja con un maestro de canto y disfruta escribir; aspira a plasmar letras como las de los legendarios músicos country.

"En 'Poncho and Lefty' hay un verso en la canción donde dice que su aliento es tan fuerte como queroseno y su caballo es hierro pulido", dice Fleury con un brillo en sus ojos. "Este es el tipo de letras que nosotros como escritores queremos plasmar."

La canción fue escrita por Townes Van Zandt, quien al igual que Fluery, había lidiado con problemas mentales, drogas, y alcohol. Pero a diferencia de Fleury, no fue capaz de recuperarse y murió como resultado de sus adicciones.

Con más de 3,600 días consecutivos sobrio, la misión de Fleury es ayudar a las personas a superar sus problemas. Estima que cerca de 500,000 personas han leído sus historias desde que publicó su autobiografía.

Es por medio de la ayuda a los demás que Fleury ha sido capaz de curarse y ahora, crear música es parte de ese proceso también.

"La intensidad de las cosas que hago diariamente a veces puede ser difícil; escuchar todas esas historias, y ver el dolor en los ojos de la personas. La música es una salida increíble para mi; puedo expresar mi sentir y contar todas estas historias increíbles."