Es miércoles. Pero no es cualquier miércoles, ya llevamos semanas tomando y bailando sin control y mañana, para colmo, es Nochebuena. En todos lados hay barras libres, amoríos poco aconsejables, intercambios de regalos —baratos o no—, horribles atuendos de lentejuelas y después crudas terroríficas que se sienten peor si es que aún tienes que ir a trabajar. Conforme se asoma la luz de la mañana a través de las cortinas, los recuerdos de bailar en la mesa, de decirle a tu compañera de trabajo cuánto te gusta, y de tomar demasiados shots de tequila con el gerente de la oficina poco a poco comienzan a filtrarse en tu cerebro.
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Necesitas una buena bebida para sobrevivir a las secuelas.He aquí una receta de Bloody Mary para que la guardes en la bolsa trasera del pantalón para esos días en los que no puedas perder darte el lujo de ir a brunchear a tu restaurante favorito. Aunque deseamos pasar nuestra mañana de miércoles cheleando en algún restaurante, estamos hundidos en nuestras sillas de oficina, soñando con el dulce alivio proporcionado por el vodka, el rábano picante y el jugo de tomate.Es la temporada de la miseria de la mañana siguiente, pero nuestra vieja amiga Bloody Mary está aquí para tranquilizarte con su alcohólico abrazo salado.Es hora de disfrutar un tallo de apio y contemplar si te portaste bien o mal.
HAZLO: Bloody Mary.