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Tecnología

Nuestra ropa está intoxicando la fauna submarina con microplásticos

Este es un problema que podríamos arreglar.

En junio pasado, Canadá publicó un listado que señala a las microfibras contenidas en exfoliantes y en desmaquilladores como sustancias tóxicas, algo que ya habían reconocido tanto Estados Unidos como Europa. Mucha gente saludó la medida con entusiasmo: estas pequeñas partículas, que apenas tienen 5 milímetros o menos de tamaño, son terribles para el medioambiente. Una vez que nos deshacemos de ellas y desaparecen por el desagüe, se apelmazan en los ecosistemas. Su presencia ha sido detectada tanto en los Grandes Lagos como a ambos lados del litoral canadiense. Básicamente no hay manera de deshacerse de ellas. Sin embargo, las microfibras plásticas contenidas en nuestra ropa podrían resultar un problema todavía más nocivo y estas son diseminadas cada vez que lavamos la ropa.

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Los científicos recién han reunido las primeras evidencias que señalan que incluso las criaturas sumergidas en las profundidades oceánicas están consumiendo estos plásticos. Básicamente, nuestra basura ya se encuentra en todos los rincones imaginables del planeta.

Una microfibra plástica en el interior de un pólipo de pluma de mar. Imagen: Michelle Taylor

En el nuevo estudio, publicado en la revista Scientific Reports, los científicos han encontrado microfibras plásticas en el interior de cangrejos ermitaños, en langostinos amarillos y en los pepinos de mar ubicados en profundidades de entre 300 y 1800 metros. Los inquietantes hallazgos se han realizado tanto en destinos enclavados en pleno Atlántico, como al sudoeste del océano Índico. El plástico llegó a los lugares más remotos de nuestra civilización.

"Es muy perturbador" opinó la principal investigadora del estudio, Michelle Taylor, quien trabaja en el departamento de Zoología de la universidad de Oxford, "Estábamos a unas cuantas miles de millas de distancia de la costa, a casi 1.000 metros de profundidad. Y no solo descubrimos la presencia de las microfibras sino también la presencia de los animales que las estaban devorando".

Una vez en el océano, los científicos enviaron un robot teledirigido para que recolectara muestras de sedimentos y criaturas marinas de las profundidades, las que fueron preservadas en la embarcación y luego diseccionadas en la orilla.

El vehículo submarino controlado a control remoto. Imagen: Michelle Taylor

"[Los plásticos] están por todas partes" relató Taylor, "Es posible que si repasas tu escritorio con las manos también los descubras entre tus dedos", de manera que el equipo tuvo que operar con sumo cuidado para evitar la contaminación, "Tomamos todas las precauciones posibles" explicó. El trabajo en la orilla fue realizado en un habitación cerrada y la puerta estaba cubierta con un trapo de muselina de algodón, con la intención de impedir la penetración de la mayor cantidad de microfibras. Los investigadores iban enfundados en ropas elaboradas con fibras naturales y emplearon gafas y equipamientos metálicos (nunca de plástico) para trabajar. La habitación en que trabajaban fue escaneada y controlada constantemente para aniquilar cualquier forma de plástico.

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La mayor cantidad de microfibras fueron detectadas en el interior de un cangrejo ermitaño. "No descubrimos evidencia alguna de bioacumulación", un fenómeno que se da en los organismos vivos con el tiempo, contó. Sin embargo, habida cuenta de la evidencia de que bioacumulación sea da en ambientes de aguas poco profundas (las que están mejor estudiadas), "quizá sea allí donde están yendo".

Una fibra microplástica en la pezuña de una cangrejo ermitaño. Imagen: Michelle Taylor

Se hace difícil decir cuál es el alcance del daño de los microplásticos en los animales. En algunos casos, las microfibras son buenas esponjas para repeler otras sustancias peligrosas, como "los infames químicos bifenilos policlorados y los pesticidas" relató. Cuando los pájaros se tragan estos microplásticos se mueren de hambre, porque las fibras provocan que se sientan llenos cuando, en realidad, tienen las entrañas llenas de basura.

Si las criaturas de las profundidades marinas estuvieran ingiriendo tales plásticos, advierte el informe, es muy posible que otras muchas especies lo están haciendo también.

Existen maneras para que nosotros empecemos a hacer algo al respecto. Taylor califica la situación de "desafío para la ingeniería" — encontrar la manera de filtrar los microplásticos de las profundidades marinas, introduciendo un nuevo filtro en las lavadoras. Eso podría ser importante para reducir el uso de plásticos. Una de las medidas para evitarlo es la obligación de pagar por las bolsas de plástico en los supermercados. Se trata de medidas que no siempre funcionan de manera inmediata. En Toronto, por ejemplo, el ayuntamiento aprobó la medida y luego se desdijo.

Pepino de mar. Imagen: Michelle Taylor

Los microplásticos que ya están circulando por ambientes salvajes, como en las profundidades oceánicas, no serán tan fáciles de limpiar. Es posible que hayan llegado para quedarse.

Las profundidades marinas están plagadas de basura. "A menudo, cuando los científicos sumergen sus robots teledirigidos en el fondo del mar, se topan con basura, deshechos plásticos y hasta con botellas de vino y despojos similares" dijo Taylor, "Y pese a todo, el mar profundo sigue siendo el último lugar desconocido de la Tierra. Pensar que el ser humano puede infestar lugares tan remotos es lo más perturbador de todo".