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Música

Cuando no se es profeta techno en su tierra: Aleja Sánchez

Hablamos con la DJ y productora colombiana previo a su presentación en el Boiler Room Medellín.
Foto: Jesuz.nu.

El universo es una infinita suma de azares, o, si miramos el tapiz por el reverso, una rigurosa red de causas y efectos.

Esto decía en alguna oportunidad la poeta colombiana Piedad Bonnett, haciendo referencia, tal vez, a esos rumbos inesperados que toma la vida misma, pero que a la larga terminan trazando el camino por el que verdaderamente debíamos transitar. Esta particular analogía perfectamente puede tener cabida dentro del fantástico pero –a veces– indescifrable universo de la música electrónica, donde artistas logran alcanzar ese estatus de reconocimiento a miles de kilómetros de distancia de donde pensaron recoger sus primeros frutos.

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Este podría ser el caso de Aleja Sánchez, la artista bogotana que se ha convertido en una de las referentes más fuertes del circuito techno colombiano en el plano internacional. Por más utópico que parezca, los números ponen en evidencia que son más las personas por fuera de Colombia que han valorado las producciones y DJ sets de Sánchez que sus mismos coterráneos.

Pero, como ella misma asegura, ha sido tal vez esa misma desafección la que ha permitido que su talento, y sobre todo su techno, se materialice en una noche de ensueño en Tresor, el club que ha narrado la historia del género en Alemania, o en gestar su propio sello, Northallsen Records, del cual espera su primer vinilo en los próximos meses.

Previo a su presentación en el Boiler Room Medellín junto a Merino, Ngly y Jay Daniel, hablamos con Aleja Sánchez sobre sus inicios en el techno, su percepción actual de la escena en Colombia y lo que le espera de cara a este segundo semestre de 2018.

Sabemos que naciste y te criaste en Bogotá. ¿Cómo fueron esos primeros encuentros con la música electrónica? Creo que el contacto se dio por dos lados. Yo tenía 14 años y corría el año 2004. Estaba en ese momento en el cual no sabes qué quieres y estás desesperadamente buscando una identidad. Entonces empecé a descubrir la música de bandas como Depeche Mode, Nine inch Nails o Incubus. Realmente no conocía mucho del transfondo que tenía esta música, pero encontraba un sonido especialmente particular en estas bandas, ese sonido electrónico que las diferenciaba de otras. Ese sonido que me atraía tanto de estas bandas terminaba de alguna forma estableciendo conexión con la música que escuchaba los fines de semana en una radio de Bogotá, que emitía un programa de música electrónica llamado Estación Ibiza, dirigido por Hector Carrero. El programa iniciaba los viernes a las 6:00 de la tarde y terminaba en la madrugada del domingo. Allí empecé a escuchar música electrónica de la mano de los DJs locales que eran invitados a pinchar. Recuerdo que me levantaba a las 4:00 a.m. para grabar en casetes las sesiones de Chill Out de Leonardo Roa. Creo esos fueron los primeros encuentros, y fueron la base para escribir esta historia. Tres o cuatro años más tarde fue el mismo Hector Carrero quien me aconsejaría sumergirme de lleno en el tema.

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¿Cuál fue ese primer chispazo que te hizo inclinarte por el techno? El chispazo fue en medio de una charla en casa de un viejo amigo coleccionista de música electrónica que había logrado estar en contacto con la movida house de Chicago durante los noventa. “Kalero”, le decían. Él me mostró un vinilo de Juan Atkins, no recuerdo cuál era el sello, pero claramente era un sonido muy distinto de otras cosas que hubiese escuchado en mi corto camino de inmersión en la música electrónica; yo tenía algo más de 16, así que fue muy significativo.

Desde aquellos inicios hasta el son de hoy, ¿quiénes han sido tus referentes? ¿Existe algún artista que consideres un modelo a seguir dentro del techno? Creo que hablar de referentes es algo muy delicado porque somos seres en constante cambio, nuestra afinidad y visión de la música van mutando en la medida que alcanzamos madurez tanto en el espíritu como en el oído. Creo que no se trata mucho de modelos a seguir, sino de historias que te inspiren, así que podría decir que artistas como Aphex Twin, Andy Stott o Jeff Mills serán por siempre inspiración.

Comenzando 2017 decidiste crear tu propio sello, Northallsen Records. Cuéntanos un poco la idea detrás de tener tu propia plataforma, y qué tal ha sido el balance en este año largo de actividad. Northallsen marcó claramente el cierre de una etapa en mi vida y el inicio de otra. Durante mucho tiempo medité la posibilidad de tener mi propia plataforma, pero no quise hacerlo antes simplemente porque no me sentía lista, no tenía la madurez y no quería ser un sello más de los miles que emergen cada día. Más bien quería tener muy clara la razón de ser y de existir del sello. Por muchos años estuve inmersa en este “mundo” sin hacer una reflexión profunda y realmente personal de lo que esperaba de esto, así que el nacimiento del sello marcó claramente ese momento de introspección y de cambio. Dejé mi carrera de bióloga y profesora, dejé de preocuparme por pretender sonar de una forma determinada para encontrarme, encontrar mi sonido y mi identidad. Northallsen representa, de alguna forma, todo esto. El crecimiento del sello en un año largo ha sido vertiginoso, me he encontrado con el apoyo de artistas increíbles y me siento muy contenta de los resultados.

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También tienes una relación muy cercana con el sello mexicano Illegal Alien Records. ¿Qué tal ha sido ese vínculo creativo? Illegal Alien es un sello que me brindó el apoyo que no encontré en Colombia, un apoyo no solo artístico sino también personal, así que el vínculo se ha ido solidificando con el paso del tiempo.

Hablando ahora del circuito colombiano, pienso que te has trazado un camino bastante productivo por tu propia cuenta. ¿Piensas que, de cierto modo, la escena colombiana ha sido egoísta con Aleja Sánchez? No sé si denominarla egoísta, supongo que es cuestión de perspectiva. Encontrar tantas puertas cerradas en Colombia me ha servido para trazar objetivos en otros horizontes, me ha servido para ser inconscientemente más ambiciosa. En un momento dado creo que sentí tristeza de tocar primero en Berlín o Moscú que en algunos clubes o festivales de Colombia, pero al ponerlo en perspectiva, hoy debo decir que ese egoísmo ha sido un motor que me ha permitido llegar a otras latitudes y lo agradezco.

¿Cómo ves el estado actual de la escena en Colombia? Creo que Colombia pasa por un buen momento en lo que a importación de artistas se refiere, la calidad de las propuestas de los colectivos va en crecimiento y ha contribuido a que muchos extranjeros quieran venir a pinchar a Colombia. No obstante, hay otra cara de la moneda… creo que estamos muy lejos de convertirnos en un país potencia en la generación y exportación de talento. Creo firmemente que ese “apoyo a lo local” del que tanto se habla es sumamente falso e hipócrita y no es más que un cliché para atraer gente a las fiestas. Así que por ese lado creo que el camino aún es muy largo…

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¿Qué DJs o productores del ámbito nacional admiras? Hasta hace poco no la conocía, y debo confesar que el trabajo de Lucrecia Dalt me tiene maravillada.

¿Cómo recibiste la noticia del Boiler Room Medellín? No lo esperaba, realmente fue una sorpresa.

Has tenido la oportunidad de tocar en tres ocasiones en un club emblemático del techno como Tresor, junto a nombres grandes del género como Inigo Kennedy, Adam X y Electric Indigo. ¿Qué significó para ti el haber tocado en la institución alemana del techno por excelencia? Claramente fue un logro importante y significativo a nivel personal y profesional, el cual me permitió ver que la siembra que había hecho por mucho tiempo daba sus frutos. No obstante, también fue un hecho que me mostró que no solamente existe “el llegar”, sino “el mantenerse” y que ahí está el verdadero trabajo por hacer. Creo que pinchar en Tresor me permitió plantearme claramente que no deseo ser un fantasma fugaz, que el camino apenas comienza y que no hay tiempo para presunciones.

Por último, ¿qué podemos esperar de Aleja Sánchez en estos seis meses finales de 2018? Por ahora en el calendario está el lanzamiento de la primera referencia en vinilo de Northallsen para el mes de octubre. Un trabajo personal con remixes de dos artistas franceses cuyas propuestas me resultan interesantes y que estoy muy contenta que hayan aceptado participar en el lanzamiento. Viene un vinilo en colaboración con el artista italiano Dorian Gray en el sello australiano Android Muziq. También, un lanzamiento completamente experimental de seis cortes que ha resultado en una exploración personal muy interesante, que será editado en el sello italiano Ovunqve, plataforma con la cual estoy trabajando codo a codo. Un vinilo split en Illegal Alien y algunos otros remixes y lanzamientos en los que estoy muy contenta de participar y que espero compartir pronto.

Todas las fotos cortesía de Jesuz.nu.

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