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Feminisme

¿Por qué las mejores escenas de masturbación femenina en la TV son las aburridas?

Los programas populares creados por mujeres como "Broad City", "Insecure" y "Fleabag" están revelando un nuevo aspecto de la masturbación.
Foto cortesía de Comedy Central, tratamiento de Lindsay Schrupp.

Si quieres entender a las protagonistas de Broad City, puedes ver sus rutinas de masturbación. Ilana se deleita con un extenso ritual de preparación —incluye velas, ostras y lápiz labial—, mientras que Abbi programa en su calendario "tiempo para mí" y pega recordatorios con Post-It en su vibrador. Es una una imagen bastante exacta de cada personaje: Ilana es ostentosa, ferozmente leal y sexualmente abierta, en tanto que Abbi es neurótica, práctica y da prioridad a sus necesidades sin disculparse. Lo que sabemos de ambas es que son mujeres que se masturban. No para excitar a su pareja. No porque tengan curiosidad por sus cuerpos. Y no porque estén teniendo un momento de iluminación sexual que convenientemente coincide con los puntos más importantes de la trama en el programa. Simplemente lo hacen por gusto.

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Han pasado casi dos décadas desde que Charlotte desarrollara un gran apego hacia su vibrador Conejito Rampante en Sex and the City, pero las mujeres que se masturban siguen siendo un tabú, incluso cuando vemos despreocupadamente las orgías de Game of Thrones. Mientras tanto, la gente acepta como un hecho de la vida que los hombres no pueden dejar de masturbarse, una idea con la que los shows tipo American Pie suelen jugar para inducir a la risa en programas como The Inbetweeners y Peep Show. Incluso Friends tuvo un episodio en que Monica pensó erróneamente que a Chandler le gustaba la pornografía con tiburones.

Cuando se trata del placer femenino, persiste la percepción de que la masturbación es una desviación sexual (como cuando envían a Sally Draper a ver a un psicoterapeuta en Mad Men), pero los programas actuales de televisión creados por mujeres están desafiando esos tropos.

A pesar de todas las provocativas escenas sexuales de Insecure en su segunda temporada —mamadas, relaciones poliamorosas y un trío que va de lo obsceno a lo racista— posiblemente el más progresivo es el tercer capítulo, cuando Issa recurre a su vibrador. En consonancia con su carácter, las baterías se terminan casi de inmediato, y corre por todo el departamento en busca de repuestos, exclamando "¡Carajo!" cada vez que busca sin éxito.

Como con las mujeres de Broad City, la masturbación es sólo parte del día de Issa. Posee un juguete sexual. Lo usa en su cama, debajo de las sábanas, con ropa cómoda y el pelo recogido. Es una escena sexual que no es especialmente, o en absoluto, sexy. En lugar de centrarse en ángulos de cámara bien cuidados que satisfagan el ojo del espectador, la escena se trata de la relación de Issa con sí misma.

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En oposición a las escenas de sexo innecesarias de Game of Thrones, Broad City e Insecure han cambiado las imágenes centradas en las tetas por un desarrollo genuino del personaje. Una mujer que toma control de su propio placer ya no es una declaración de principios ni un descubrimiento. Estos personajes femeninos ya están bien conscientes de su sexualidad, sus cuerpos y sus necesidades.


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Pero en la vida real, la masturbación sigue siendo motivo de vergüenza para muchas. Leila Frodsham, obstetra consultora y ginecóloga del Instituto de Medicina Psicosexual y experta en salud de la mujer para el sitio web The Femedic, le dijo a Broadly que la mayoría de sus pacientes no quiere discutir el tema.

"En mi experiencia, las mujeres rara vez admiten masturbarse. Los hombres no dudan en hablar de ello, pero las mujeres todavía se avergüenzan y lo niegan. Se horrorizan cuando les sugiero que ésa sería la mejor manera de aprender a experimentar el placer", nos explica. "Como una ginecóloga con más de 20 años de experiencia, al examinar a las mujeres escucho diariamente: 'Pobre de ti, tienes un trabajo horrible, teniendo que ver esto todo el día'. Hay muy pocas palabras positivas para los genitales femeninos en comparación con los masculinos. No es de extrañar que las mujeres sientan rechazo hacia una parte de sus cuerpos".

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Gina Rodríguez de Jane the Virgin expresó sentimientos similares en una entrevista con Bust a principios de este año. "Con toda honestidad, solía sentirme culpable por masturbarme", dijo. "¡Ay, Dios mío, esa culpa extrema!, y duró mucho tiempo. ¡O tal vez me masturbaba demasiado! Está bien hacer una retrospectiva y darme cuenta de que no era bueno que me sintiera mal por tocarme".

Al igual que con otros temas tabú, ver la masturbación femenina como parte de la cultura pop tiene el poder de normalizar el acto, si es representado de manera realista. Pero muchas veces, la masturbación femenina todavía se retrata como un espectáculo para estimular a los hombres, si no figurativamente (como con Riley Keough en The Girlfriend Experience), de manera literal (como con Lizzy Caplan en Masters of Sex).

La doctora Sybil Lockhart, investigadora de OMGYes, un sitio web que educa a los lectores sobre el placer femenino, ha encontrado que las mujeres por lo regular piensan que masturbarse es algo que debe excitar a sus parejas. "Algunas mujeres describen la masturbación de manera performativa para su pareja, acostándose y arqueando la espalda como han visto que lo hacen en el porno, pero en muchos casos, esa actuación de ninguna manera coincide con el estilo personal y auténtico de masturbarse de la mujer, el cual por lo regular creen que los hombres encontrarán muy poco atractivo", dijo.


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"La masturbación femenina no tienen que ser, y por lo regular no es, sexy, de la forma en que un hombre podría querer que fuera. Hemos descubierto que uno de los estilos de masturbación más ubicuos es simplemente frotar o apretar un objeto", prosiguió. "No es necesario estar desnuda para hacerlo, y regularmente se hace boca abajo, por lo que no es necesariamente algo que un típico aficionado al porno podría buscar".

En otras palabras, Natalie Portman retorciéndose en Black Swan mientras fantasea con otra chica puede verse sexy en pantalla, pero probablemente no es como la mayoría de las mujeres se masturbaría en la realidad. El personaje principal de Phoebe Waller-Bridge en el programa Fleabag —quien ve un discurso de Obama en su computadora portátil y come bocadillos mientras se hunde bajo el edredón para masturbarse— puede ser más realista. No importa que su novio esté durmiendo junto a ella o que tenga migas en su camiseta. El acto es ordinario, monótono, y para nadie que no sea ella misma.

Cuando vemos a los personajes femeninos en televisión hacer tiempo para reconocer y atender sus deseos sexuales sin culpa o vergüenza, el mensaje es que la masturbación femenina es como dormir bien o beber suficiente agua. No hay manera correcta o incorrecta de hacerlo. Y lo sexy que pueda resultar para los demás es irrelevante.