El senado mexicano frena al presidente, por ahora nada de despenalizar la marihuana

El viernes pasado, el senado mexicano pospuso hasta septiembre próximo, la discusión de un proyecto de reforma para legalizar la marihuana medicinal en México. Esto a pesar de que en abril pasado el propio presidente, Enrique Peña Nieto, había mostrado una postura de flexibilidad en el tema y había propuesto una iniciativa que incluía la legalización de la marihuana con fines terapéuticos, y un aumento de 5 a 28 gramos en la cantidad de esta hierba que un individuo puede portar, sin riesgo de ser detenido.

Sin embargo, el propio Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido del presidente, votó a favor de posponer la discusión de la reforma. Esto ha generado dudas sobre sí la iniciativa presentada por Peña Nieto fue sólo para mostrar mayor apertura y tener así buena relaciones públicas.

"Es como si él nunca lo hubiera querido de verdad", dijo la activista y experta en política de drogas, Lisa Sánchez, señalando que fue el propio partido del presidente quien bloqueó la reforma. "Es eso, o el PRI considera que Peña es un lastre y su opinión no vale nada desde ahora, y hasta las siguientes elecciones presidenciales de 2018".

Algunos dicen que el retraso para discutir la reforma significa que el impulso para legalizar la marihuana está perdido, y el resultado más probable es que este esfuerzo vaya directo a la basura.

El presidente había ganado prestigio cuando anunció la reforma como un "paso histórico" en un discurso emitido en una sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre política de drogas en Nueva York.

"Los mexicanos sabemos todo sobre el alcance y los efectos del enfoque prohibicionista de la guerra contra las drogas de los últimos 40 años" dijo Peña. "Nuestro país ha sufrido como pocos los efectos del crimen organizado asociado al tráfico de drogas".

Pero una vez que la propuesta alcanzó la legislatura de México, el PRI se opuso a ella.

Los activistas estaban preocupados porque ya no habría un incremento del límite en la posesión de marihuana, y porque se podría reclasificar el delito de posesión ilegal de la hierba en el código penal como un delito federal, en lugar de una violación a las leyes de salud.

Esto aseguraría que aproximadamente 13.000 personas detenidas por ofensas menores, relacionadas con la marihuana, no pudieran ser puestas en libertad. "[Los senadores] tienen miedo de que la despenalización signifique liberar a todas esas personas que ahora están en prisión", dijo Sánchez.

El aparente apoyo del presidente Peña para flexibilizar las leyes mexicanas respecto a la marihuana llegó de sorpresa, ya que al inicio de su mandato había mostrado una postura más rígida sobre el tema. El cambio en el discurso del presidente se produjo a raíz de que en noviembre de 2015, una sentencia de la Suprema Corte garantizó a cuatro personas el permiso para producir y consumir marihuana con fines recreativos. El fallo de la Corte aumentó la probabilidad de que otros consumidores pudieran ganar casos de este tipo.

Mientras los senadores del PRI se preparaban todavía para abrir el camino hacia la producción de marihuana medicinal, los activistas criticaron los cambios hechos a la propuesta original a favor de los grandes monopolios farmacéuticos.

Los cambios hechos por el partido gobernante a la reforma del presidente, terminaron provocando que el bloque a favor de la legalización en el senado decidiera ya no apoyar el proyecto.

"Este es un sucio intento de poner la pelota en tu lado de la cancha", dijo Sánchez, quien en un inicio, había recibido la propuesta del presidente como un gran paso en la dirección correcta. "El Congreso tendrá que discutir de nuevo el proyecto, pero yo no confiaría en los legisladores".

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