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Se eleva a 30 el número de detenidos por su presunta implicación en el atentado de Estambul

Emergen nuevos detalles sobre los presuntos autores en el triple atentado suicida perpetrado hace una semana en el aeropuerto internacional de Atatürk, en Estambul, que mató a 45 personas y fue reivindicado por Estado Islámico.
Empleados del aeropuerto asisten a una ceremonia por los compañeros que murieron en el ataque del martes en el aeropuerto Ataturk en Estambul, Turquía, 30 de junio de 2016. (Imagen por Murray Sezer/Reuters)

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Turquía encarceló ayer martes a los 17 sospechosos, en su mayoría extranjeros, a los que se acusa de estar involucrados en el triple atentado suicida perpetrado la semana pasada contra el aeropuerto internacional de Atatürk, en Estambul. El presidente turco, el ultraconservador Recep Tayyip Erdogan ya había anunciado que los presuntos yihadistas formarían parte de la organización Estado Islámico, y que procederían de la antigua Unión Soviética.

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Los últimos arrestos elevan a 30 el número de personas detenidas a espera de juicio por su presunta vinculación con el triple atentado suicida cometido en el aeropuerto internacional de Estambul. La masacre se cobró la vida de 45 personas e hirió a otros cientos de ellas, y se ha convertido en el atentado más sangriento de los varios que se han perpetrado en Turquía en lo que va de año.

A los pocos días de los atentados de Estambul, otras tres matanzas fueron cometidas en Bangladesh, Irak y Arabia Saudí. Las fuerzas de seguridad barajan que todas ellas hayan sido orquestadas de manera casi simultánea para atentar contra la celebración del festival Eid al-Fitr, la celebración musulmana que pone colofón al mes de Ramadán, un mes de ayuno que termina mañana miércoles.

"No cabe duda de que el atentado reúne todas las características de los ataques de Daesh", comentó Erdogan a los periodistas después de haber estado rezando en una mezquita de Estambul. Daesh es el acrónimo árabe para Estado Islámico.

Los tres terroristas suicidas irrumpieron la semana pasada en el aeropuerto de Estambul y abrieron fuego a discreción. El pánico se desató de manera instantánea, momento en que dos de los terroristas penetraron en el recinto e hicieron explosionar su chalecos. El tercer guerrillero yihadista se detonó su chaleco a la salida del vestíbulo de llegadas internacionales.

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"Se trata de individuos llegados del Daguestán, de Kirguistán y de Tajikistán", declaró Erdogan en alusión a la provincia caucásica del norte de Rusia de mayoría musulmana, y a los dos antiguos estados de la Unión Soviética del Asia Central. "Por desgracia, muchos de los vecinos del Cáucaso Septentrional están implicados en organizaciones terroristas".

Los 17 nuevos detenidos ya han pasado a disposición policial, lo hicieron ayer martes a primera hora. Entre ellos habría 11 extranjeros. Todos ellos habían sido ya denunciados por su "pertenencia a organización terrorista", tal y como ha difundido la agencia de noticias privada Dogan. Otros trece individuos habrían sido igualmente detenidos, entre ellos tres extranjeros.

La agencia de noticias estatal turca, Andolu, informó la semana pasada que dos de los terroristas suicidas eran ciudadanos rusos. Por su parte, una fuente de las autoridades turcas habría proclamado que se trataba de un ruso, un uzbeko y de un ciudadano kirguistanés.

Moscú ya ha advertido que miles de ciudadanos rusos y de otras exrepúblicas soviéticas se habrían afiliado a las tropas de Estado Islámico. Estos habrían viajado a través de Turquía hasta alcanzar Siria. Rusia combatió en sendas guerras contra los separatistas chechenos en el Cáucaso Septentrional durante la década de los 90. Y en los últimos meses también se habría enfrentado a la insurgencia islamista declarada en Daguestán.

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Se da la circunstancia de que Rusia y Turquía han atravesado considerables tensiones diplomáticas, especialmente desatadas en torno al apoyo ruso al dictador sirio Bashar al-Assad. Turquía ha apoyado proverbialmente a los rebeldes que luchan contra el mandatario. En realidad, las tensiones entre ambos países alcanzaron un punto culminante después de que las Fuerzas Aéreas de Erdogan abatieran a un cazabombardero ruso que había penetrado en el espacio aéreo otomano.

Sin embargo, a lo largo de las últimas semanas las relaciones entre ambos países se habrían suavizado. Ambos, de hecho, se han referido a la necesidad de limar sus diferencias habida cuenta de que ahora se enfrentan a un enemigo común; a la violencia yihadista de Estado Islámico.

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El periódico proErdogan Yeni Safak ha publicado que el presunto cerebro del ataque habría sido un checheno que habría padecido sendas amputaciones en refriegas paramilitares anteriores, y cuyo nombre es Ahmed Chatayev. Su nombre aparece en un listado de sanciones elaborado por Naciones Unidas, en que se le describe como a un líder de la organización yihadista que sería responsable del entrenamiento de los combatientes de habla rusa.

Los principales imputados ya han sido interrogados por la justicia turca. Según informa Dogan, los sospechosos habrían negado tener vínculo alguno con los suicidas.

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Uno de ellos, al que se identifica como un ciudadano ruso llamado Smail A., habría asegurado que se encontraba en una casa muy concurrida donde pensaba que podría leer el Corán, en el momento de ser arrestado.

"Cuando la policía nos interceptó nos contó que había habido terroristas quedándose allí, pero nosotros no sabíamos nada. Yo estaba en la casa equivocada en el momento equivocado", reproduce la publicación en relación al interrogatorio del ruso.

Un sospechoso al que se ha identificado como a Kamil D., un ciudadano igualmente ruso, ha desmentido igualmente tener vínculo alguno con los terroristas suicidas. El sospechoso ha sido identificado como Rahim Bulgarov.

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"Nos estábamos quedando en una casa donde la gente entraba y salía sin parar. Igual él vino y se quedó, pero yo no le conozco", ha dicho.

Un tercer sospechoso, el ciudadano turco Cengizhan C, ha proclamado que él es seguidor de la ideología enarbolada por Estado Islámico. Al parecer, Cenzighan comulgaba con el ideario radical de los islamistas, algo que descubrió después de ponerse a seguir a través de Facebook a varios grupos relacionados con la organización yihadista.

"Aprendí las ideas promulgadas por Daesh. Y me identifiqué con ellas a nivel ideológico. Entendí qué es aquello en lo que creen", habría declarado. El sospechoso también confesó haberse desplazado hasta la provincia vecina de Sanliufa con el objetivo de unirse a la lucha armada en Siria, pero que finalmente, le habían disuadido de que lo hiciera.

Desde la comisión de la masacre de la semana pasada, Turquía ha reforzado la seguridad en los aeropuertos y en las estaciones de trenes del país. Así lo ha proclamó ayer lunes el primer ministro Binali Yildrim, horas antes de que arrancaran las celebraciones del Eid al-Fitr, que se extenderán hasta el jueves.

Turquía es miembro de la coalición internacional liderada por Estados Unidos que lucha contra Estado Islámico. El país otomano lleva más de 40 años sumido en una guerra paralela, la que le enfrenta al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una formación proscrita y tachada de terrorista, que es el brazo armado de los secesionistas kurdos, una minoría que es mayoría en el sudeste de Turquía y que acusa, a su vez, al gobierno de Erdogan, de haber orquestado asesinatos extrajudiciales y guerras sucias contra sus miembros.

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