Una breve historia de la música que no necesita ser escuchada

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Música

Una breve historia de la música que no necesita ser escuchada

La evolución de la música ambient comenzó mucho antes de lo que probablemente piensas.
GC
London, GB

Comencemos haciendo las siguientes preguntas. Primero, ¿qué pasaría si asociamos la música con el psicoanálisis? Y en segundo lugar, ¿qué es lo primero que nos viene a la mente si pensamos en un estilo de composición capaz de evocar sensaciones de pasividad cognitiva, y que puede volvernos perfectamente introspectivos? Ambas preguntas parecen una extraña y pretenciosa combinación de experimentalismo indefinido -una forma de pensar que se sitúa a medio camino entre la musicología y los estudios transversales de la psique humana, y que resulta de dudosa importancia. Entonces, ¿por qué un ejercicio como este sería interesante si de entrada nos pone nerviosos tratarlo como verdad?

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Si tuvieras que hacer las mismas preguntas a Erik Satie y John Cage, ¿cuál sería su respuesta? Especialmente cuando lo que intentaron hacer fue introducir al mundo un sonido que no existe y, por lo tanto, resulta relevante para poder sobreexistir en primera, en términos de sonidos.

Hoy en día, uno pensaría que resulta sencillo seguir la trama discursiva alrededor de cualquier género musical. Habría un mapa de la red que lo sostiene, algo para reconstruir los cómos y por qués: Todas las jerarquías y todos los conceptos de todas y cada una de las ideas musicales que han ido y venido en la tierra, de Vivaldi a Sinatra y de Pink Floyd a Beyoncé. Incluso las historias más complejas pueden entenderse si se las trata como realidad y las contextualizamos de una manera que, en pocos clics, nos haga entender lo que el artista quería transmitir en su expresión. Pero, ¿se puede todavía considerar un éxito si eres capaz de entender lo que un artista quería conseguir, especialmente si ese artista en cuestión consideraba que la música era la antítesis de sus propias palabras -y especialmente si ese artista nació al principio del siglo pasado? Sí, lo sabemos. También resulta difícil para nosotros imaginarlo.

Y también es aquí donde resulta pertinente hablar de música ambient.

La razón por la que es posible definir la música ambient como una especie de rama del psicoanálisis de los géneros contemporáneos -en particular de la electrónica y el new wave- es porque el ambient es firmemente consciente de su deseo de no ser designado como participante intrínseco de su propio arte, sino como una cosa que corresponde a su propia metafísica. Tomemos a Brian Eno, por ejemplo, que comúnmente es reconocido como el "padre fundador" del ambient, el primero que comenzó a tejer los hilos de su desarrollo a gran escala hacia finales de los años setenta. Pero antes de que llegara el ambient à la Eno, hubo otra fase primordial de esta música, que surgió unas pocas décadas antes, y que no siempre recordamos.

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Al final del día, el sobre-intelectualismo que influyó en un subconjunto de la música clásica fue en realidad provocado por una opinión mucho más transparente y más clara que la que ocupaba la mayor parte del pensamiento de la música tradicional. En la superficie, cada elemento claro, concreto y confiable de una canción se desvanece, y lo que queda para que el oído escuche son los sonidos seleccionados que permanecen, y cognitivamente persiguen su desarrollo. Por otro lado, en la metodología musical más común de la época, cada detalle fue enfatizado y puesto en exhibición sin permitir que nuestra atención pudiera retomarlo, y en la dirección del compromiso de la canción como un todo. Damos por sentada la penetración emotiva de un sonido según lo percibimos. Cuando se combinan, la incertidumbre y la duda que experimentamos sólo sirven para fortalecer el sonido que está sucediendo, como en la acústica aleatoria.

¿Qué son las acústicas al azar entonces? Werner Meyer-Epplerm, físico belga que estudió acústica experimental en la Universidad Tecnológica de Darmstadt durante los años cincuenta del siglo XX, definió la aleatoriedad como "un proceso de desarrollo determinado en su desarrollo general, pero que depende del azar en los detalles". John Cage, compositor que llevaba enredado décadas en un experimento similar, estaba llevando ese concepto a un nivel más extremo: el silencio, fotografiado en su inmortal 4'33 "(hoy hay incluso una estatua dedicada a dicha composición en el MoMA de Nueva York, por ejemplo). Es un tabú para cualquiera que ponga los pies allí, porque cada público de cada período siempre ha necesitado una explicación mientras escucha, casi como si hubiera algún tipo de vocabulario universalmente acordado que pudiera traducir instantáneamente las emociones que una composición quería propagar, como una entidad compuesta por compositor y oyente que interpreta en conjunto.

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Pero nada de eso importa si la música misma se vuelve ausente. El ruido, la causalidad de los acontecimientos que nos rodean y su fundación, se integran en la composición musical. A partir de ahí, el concepto de aleatoriedad es restaurar esos sonidos al papel de protagonista, acompañados de un lenguaje intencionalmente engañoso, hasta el punto que el material que se transmite al oyente no es cómodo, ni siquiera para el artista que lo creó. De este modo, el desapego general de un marco de entendimiento esencial se agudiza, y será la mayor virtud de la música, su firma, como en el dadaísmo y el impresionismo que inspiraron a Satie y a Cage en primera instancia.

El sintetizador obtuvo un papel particularmente crucial en esta historia, lo que provocó que Eno llegara a una encrucijada. El artista británico confirmó que el sinte era un instrumento que requería, potencialmente, infinitas combinaciones: era un dispositivo sin ninguna historia, concepción o método aplicable que hubiera sido transmitido y practicado durante siglos del mismo modo que, por ejemplo, el piano. No fue posible establecer las cosas que funcionaron y las que resultaron menos efectivas; se tuvieron que inventar nuevos mundos desde el cero absoluto. De esa realidad surgió una gran fortaleza: fue posible acentuar ciertas características y hacer que la electrónica se convierta en la nueva música pop (si han oído hablar de Kraftwerk, ¿no?), o alternativamente, revelar las facetas menos sádicas del género y escribir el siguiente capítulo de la música con esta intuida idea de ausencia de antecedentes. Se trataba de recursos, no de medios, empezando por revolucionar el proceso de escuchar música y apropiarse de su ambición. En resumen, fue exactamente lo mismo que Satie enseñó con musique d'ameublement.

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En cierto modo, incluso la manipulación de ondas sonoras de una manera abstracta (como lo hizo Eno, entre otros proyectos, en Oblique Strategies), enlaza la desconexión de Cage con la eliminación progresiva de cierto tipo de nihilismo o la rigidez de una cierta teoría. Para Eno, el ambient es atmósfera libre: es la creación de un estado de ánimo y potenciales generativos sin que tengan una solución aparente (que sigue siendo su marca registrada, como lo demuestra la app iOS específicamente diseñada para su último álbum, Reflection, que permite una escucha ilimitada y siempre diferente, del mismo álbum). Para Eno, la música experimental se había erróneamente identificado con música que "controla" y "se organiza" de una manera calculada, y para demostrar que esas intenciones están completamente en oposición entre sí -que la incertidumbre es un elemento esencial de la música, no una de sus debilidades-, resulta en una metáfora destinada a permanecer: Una canción no tiene por qué equivaler a nada, pero puede permitir al oyente que él determine su naturaleza.

No es responsabilidad del músico situar el fondo y el primer plano para el oyente -cada uno de estos elementos se puede encontrar cuando das con el otro. Este distintivo pivote en una dirección determinada vino después de que compusiera sucesivos álbumes de tipos de música más variados (en algunos años, su trabajo se sintió incluso como una especie de rock), pero aún hoy en día, a Eno le encanta considerarse un músico "improvisador", y con ese fin es que ha querido generar algún tipo de conexión artística. En 1975 lanzó Another Green World y Discreet Music, lo que marcó definitivamente el comienzo de una nueva era: la música ambient se presentó como una experiencia estética sin precedentes, una narrativa desestabilizada en la que fluían imágenes, paisajes sonoros y grabaciones atmosféricas. Es la continuación de la aleatoriedad y de la música decorativa, y cuenta nuevas historias en la era moderna.

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Luego vino una serie de álbumes explícitamente titulados a partir de sus intenciones, "ambient", y acompañados de un manifiesto contextualmente apropiado (comenzando con Ambient 1: Music for Airports, de 1978). Este lenguaje que opera a través de la repetición y la sustracción, sin puntos de referencia, se convirtió en un género que sonaba como el futuro: "Tan fácil de ignorar como resulta interesante". Y en el punto de no retorno, reunió a artistas "inteligentes" en la década de 1990 a través de variaciones como "ambient techno", "IDM" y otros subconjuntos.

A partir de ese momento, su música se convertiría en música orientada al sampleo (si no es que en música inexistente), pero no es como si Eno hubiera podido saber eso 40 años antes. Poco a poco, una forma de canción establecida se ha disuelto. Lo esencial es hacer uso de todos los tonos, como en una imagen: No es necesario centrarse en las partituras fijas y en las claves, en el alcance o la evolución, y hacer que el sonido se convierta en un "lugar". Si quieres compararlo con los directores del cine, es el papel del director dar direcciones aquí y allá, y al hacerlo mover la trama y dispersar el escenario con eventos que son más o menos importantes. Pero al final, quien esté viendo del otro lado de la pantalla, tendrá la última palabra en cuanto interpretar mejor el esquema de los acontecimientos.

De las innovaciones de Eno surgieron motivos estilísticos similares, como el downtempo, el chill-out, trip-hop y artistas como Massive Attack, Portishead y Moby, todos los cuales hicieron música cuyo denominador común es el vínculo entre "relajación" y diversión, regresando a nuestro punto anterior sobre escuchar pasivamente.

Eno observó recientemente, en su habitual lenguaje metafórico, que como músico contemporáneo debía ser considerado jardinero. La música del pasado, por otra parte, corresponde a un arquitecto. Un arquitecto, en su mente, construye la estructura de un edificio y calcula meticulosamente cada centímetro, sabe exactamente cuál es la función que tendrá cada uno. Pero el jardinero planta las semillas en el suelo y espera a que algo suceda. Le da a la naturaleza algo de entrada y busca impactar el curso de sus eventos, pero no puede predecir nada sobre las acciones que llevará a cabo. Si has entendido la personalidad de Eno y su enfoque de la comprensión del arte, felicidades: Estás listo para un tratamiento psicoanalítico gratuito, y es tan fácil como poner un disco de ambient en tu estéreo.

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