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Sexo

El punto A es más desconocido y placentero que el punto G

Esto no nos lo enseñan en el colegio, pero deberían.
NC
traducido por Núria Cabrera
Obra de Zoe Ligon

A los 19 años ya no me masturbaba con las manos. Para entonces ya me había dado cuenta de que necesitaba algo más largo y grande. Algo que llegara a… lo que sea que hubiera ahí al fondo y adonde yo no podía llegar. Como no tenía nada que pudiera cumplir con mis expectativas, me fui a comprar un pene de silicona de tamaño considerable. Era brillante, venoso y de color morado.


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Fue curioso porque el dildo era más largo de lo que mi cuerpo necesitaba realmente, por lo menos veintidós centímetros de largo y cinco de diámetro, pero haría el apaño. Me puse mucho lubricante y, adoptando una postura un tanto extraña, me senté encima e hice toda la presión que pude para intentar tocar la base del dildo. De repente, se abrió ante mí una nueva dimensión.

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Fue como haber descubierto una nueva puerta en una casa en la que llevaba viviendo mucho tiempo. Noté cómo una parte de mi vagina se dilataba y daba el máximo de sí misma. Entonces me di cuenta de lo poco que sabía de mi clítoris, y mucho menos de mi cuello uterino y mi vagina. Me llevó mucho tiempo saber que esa zona tenía nombre: “fórnix anterior” o “punto A”.

El punto A es una hendidura muy sensible que se encuentra en el cuello uterino, a la altura del vientre. Esta parte está entre las paredes vaginales y el encorvamiento del cuello uterino. Este último bloquea la estimulación del punto A, lo que hace que toda esa zona sea extremadamente sensible.

La penetración, e incluso las caricias más sutiles del cuello uterino, resultan incómodas para muchas mujeres, pero la estimulación del fórnix anterior puede producir una sensación de placer inmediato. Así que, si tienes cuello uterino, ¡también tienes un fórnix posterior! A mí, personalmente, me gusta la sensación que me produce la estimulación de ambos puntos, pero a algunas chicas solo les gusta que se les estimule solo uno.

Contacté por correo con mi amiga, Kate Sloan, profesional de la educación sexual, periodista y escritora de temas sexuales que se confiesa una entusiasta del punto A. Hablamos con ella sobre su experiencia con este punto tan placentero, que fue a los 19 años, como la mía.


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Después de experimentar el coito con penetración vaginal y no sentir demasiado placer, como también me pasó a mí, Sloan empezó a buscar distintas técnicas para conseguir que el coito fuese más satisfactorio, como la técnica de alineamiento coital. Esta técnica consiste en la práctica de la penetración vertical con fuertes empujones para potenciar la estimulación del clítoris. Fue durante ese período cuando Sloan descubrió su punto A.

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“Tras muchos meses probando la estimulación del clítoris durante el coito y después de ver que de esa manera tenía más orgasmos, comencé a darme cuenta de que disfrutaba mucho más cuando mi pareja me penetraba muy profundo. Ahí fue cuando se me encendió la bombilla de que podía tratarse del fórnix anterior, del que había leído en alguna ocasión. Entonces, empecé a experimentar por mi cuenta con juguetes sexuales que pudieran alcanzar esa zona y a leer mucho sobre el tema”.

Sloan habla de la averiguación del Dr. Chua Chee Ann como la fuente a partir de la cual el punto A empezó a ser más conocido. Dado que en la educación sexual estándar casi no se menciona al clítoris y que la “existencia” del área dentro de la esponja uretral —conocida como el punto G—, es un debate interminable, no es nada sorprendente que los fórnix anterior y posterior sean auténticos desconocidos. Sloan deduce que esto se debe a que el investigador o investigadora que lo “descubrió” no es ni de raza blanca ni estadounidense.

“Hay numerosas zonas erógenas en la vagina que han sido documentadas en textos antiguos de la filosofía oriental pero, como nadie habla de ello, las investigaciones sobre el tema son casi inexistentes" — Glamazon Tyomi, educadora y entrenadora sexual

Como Sloan, la educadora y entrenadora sexual Glamazon Tyomi descubrió su punto A con una pareja. “Empecé a darme cuenta de lo mojada que me ponía en según qué posturas, cuando mi pareja me penetraba profundamente. El aumento del flujo venía acompañado de una sensación cálida, relajada y eufórica que me recorría todo el cuerpo, y noté que eso me pasaba con la penetración profunda, cuando el pene llegaba cerca del cuello uterino. Sabía que no era algo común o de lo que se hablara mucho, así que comencé una investigación personal”.

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Tyomi opina que los estudios acerca del punto A son escasos. “Hay numerosas zonas erógenas en la vagina que han sido documentadas en textos antiguos de la filosofía oriental pero, como nadie habla de ello, las investigaciones sobre el tema son casi inexistentes. En consecuencia, los educadores sexuales se abstienen de hablar del tema, pues hay muy poca literatura impresa que la ciencia u otros estudios respalden, pero sabemos que estas zonas existen”.


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Como el punto G se encuentra a solo unos centímetros delante del punto A, a la altura del vientre, es fácil confundirlos. Las sensaciones que despierta cada zona despierta son consideradas generalmente como agradables, pero de distinta manera. “Las posturas que reducen la longitud de la vagina (como aquellas en las que las piernas están cerca del abdomen o el pecho) pueden ayudar a que la pareja encuentre estos puntos más fácilmente”, sugirió Tyomi. “También recomiendo la posición 'vaginal por detrás’ para localizar la zona sin problema”.

Como sucede con todo lo relativo al sexo, es muy importante que digas lo que te gusta y lo que no. “He estado con varias parejas que pensaban que era mi punto G, incluso después de no parar de decirles, ‘métela más, ¡más!’, durante el sexo”, explicó Sloan. “Algunas parejas han llegado a preguntarme, ‘¿Estás segura de que no tienes el punto G muy dentro?’, cuando les he explicado que era mi punto A. Yo suelo estimular ambos puntos muy regularmente, así que conozco perfectamente las sensaciones que cada uno de ellos me hace sentir. No tienen nada que ver uno con otro”.

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"Con los dedos puedo aplicar la presión y el ritmo constante que necesito para estimular mi punto A. También me excita mucho a nivel psicológico cuando una pareja me hace los dedos hasta que llego al orgasmo" — Kate Sloan, educadora sexual y periodista

Entonces, ¿cómo puede estimularse el punto A? Sloan recomienda utilizar el juguete sexual más versátil de la historia: ¡las manos! “Con los dedos puedo aplicar la presión y el ritmo constante que necesito para estimular mi punto A. También me excita mucho a nivel psicológico cuando una pareja me hace los dedos hasta que llego al orgasmo. Me demuestra que tiene tal control sobre mi cuerpo que me pone muchísimo”.

Teniendo en cuenta que más del 75 por ciento de las vulvas no llegan al orgasmo solo con la penetración, Tyomi explica que, generalmente, la gente no lo consigue solo a base de estimular el punto A.


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“Todas aquellas que hemos experimentado este tipo de estimulación, la disfrutamos por la oleada de orgasmos que provoca y por la gran cantidad de flujo que nos hace liberar. A nuestras parejas les encanta cuando nuestras vaginas se humedecen y se contraen de puro placer…es muy agradable cuando se roza la textura resbaladiza que tiene el punto A”. La sensación es considerablemente mejor cuando esa técnica se complementa con la estimulación del clítoris. Así que, ¡plantéate hacer tándem cuando vayas a estimular el clítoris!

Los dildos curvados al final, como el Abby G, son muy útiles porque se adaptan a la cavidad vaginal y llegan perfectamente al punto A. Si te gustan grandes, puedes probar un dildo ancho y consistente para dilatar todo el canal vaginal y que llegue a al fórnix anterior y al posterior a la vez.

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La autora con el 'njoy Eleven'

Pero si estás intentando lograr la estimulación del punto A con una polla de verdad, todo puede resultar menos intuitivo. “Cuando el pene esté muy dentro de la vagina, busca la zona ‘resbaladiza’ de la pared frontal y justo después la vagina se humedecerá y te invadirá una sensación de euforia, relajación y excitación”, recomienda Tyomi. “La persona que penetra podría tener que desplazarse un poco hacia la derecha o la izquierda, o incluso mover las piernas de su pareja para poder acceder al punto en cuestión más fácilmente. La paciencia es la clave”.

Quizás explores más tu punto A y no te guste lo que sientes, de la misma manera en que no a todas las personas con vulva les gusta la estimulación del punto G. “Sé de muchas a quienes le gusta, y también conozco a muchas otras que lo han probado y que no han sentido nada especial”, explicó Sloan.

Si estás intentando lograr la estimulación del punto A con una polla de verdad, todo puede resultar menos intuitivo

“Creo que, como cualquier otra cosa, en algunas personas funciona y en otras, no”. También es importante no pensar que meterse un pene, un juguete o unos dedos en la vagina significa que vas a tener unos orgasmos increíbles. “Follar a alguien ‘muy profundamente’ puede ser doloroso e incómodo debido al cuello uterino”, añadió Sloan. “No deberías metérsela a nadie tan profundo ni haciendo mucha fuerza a menos que sepas que le gusta”.

Pero si eres como yo y sientes ese hormigueo solo con imaginarte la sensación de esa zona tan sensible, seguramente te encantará descubrir todas esas cosas mágicas que esta zona puede ofrecerte, ya sea sola o con tu pareja. “La estimulación del punto A es la técnica que facilita que los dos miembros de la pareja lleguen al clímax al mismo tiempo”, aconsejó Tyomi a toda esa gente que quiera alinear sus energías orgásmicas. “¿Queréis correros juntos? ¡Estimula el punto A!”.

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