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'Assassin's Creed Origins' reemplaza la venganza con la justicia

Aya no es el personaje principal de 'Origins', pero su naciente conciencia política es lo que le da al juego, y a la serie, su significado.
Capturas de pantalla cortesía de Ubisoft.

¡Atención, este artículo contiene algunos spoilers!

Assassin's Creed Origins cuenta la historia de Bayek, un hombre que busca venganza. Pero como escribí cuando salió el videojuego, el verdadero giro que hace que este juego de Assassin's Creed sea diferente de los demás es que fundamentalmente se ocupa de construir su mundo. Quiere que participemos en interacciones pequeñas e interesantes con las personas, los animales y los lugares que trae a nuestro camino, y por una buena razón: Origins quiere que comprendamos que Bayek no es más que una persona en una vasta red de relaciones que se extienden a través del antiguo Egipto y su región circundante.

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Sin embargo, no se trata sólo de la historia de Bayek. También de la de Aya. Ella está entrenada de manera similar a Bayek, y es la madre de su hijo. Cuando su hijo Khemu es trágicamente asesinado por un grupo de conspiradores, Aya va por su cuenta, en una búsqueda individual de justicia. Como personaje individual, con pensamientos y sentimientos que a menudo se oponen directamente a los de Bayek, Aya rechaza algunas de las ideas y conceptos que han impulsado los juegos de Assassin's Creed por años. Aya quita del centro de la narrativa a Bayek, y es a través de ello que obtenemos un mejor panorama del mundo en el que viven.


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Origins no es el primer juego de la franquicia que incluye múltiples personajes jugables. Revelations nos hizo retroceder y avanzar en el tiempo a través de diferentes cuerpos, y Syndicate se destacó debido a las interacciones entre sus personajes jugables de hermano/hermana. La diferencia en Origins es que se trata de un esposo y una esposa que buscan vengar la muerte de su hijo, y eso es la única cosa que realmente los une. Son una pareja que caza estando en duelo.

Hay algunos momentos en Origins cuando nos alejamos de Bayek y nos acercamos a Aya. Mientras él está en la parte continental de Egipto haciendo cosas de asesinos, Aya pasa bastante tiempo en un barco griego tratando tanto de derrotar a las naves enemigas como de reclutar a los romanos para unirse a la causa de Cleopatra en la guerra civil egipcia. Estas escenas son una interesante continuación del combate naval de Black flag, pero también son una forma de exposición narrativa; Aya y el capitán del barco hablan mucho sobre la trama del juego.

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Es a través de estos segmentos (y otros) en los que controlamos a Aya que descubrimos que sus objetivos no se alinean totalmente con los de Bayek. Él realmente cree que abrirse camino a través de Egipto y entrometerse en la política mundial es sólo una fase. Cree que las cosas pueden volver a la normalidad (volver a ser lo que eran antes de que Khemu fuera asesinado) una vez que él y Aya maten a sus enemigos y pongan a Cleopatra en el trono egipcio.


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Aya piensa que eso es una ilusión. Ella comprende apropiadamente que la creación de La Orden, las alianzas forjadas entre egipcios, griegos y romanos, y los diversos juegos ocultos que se juegan al interior de todos esos grupos, significa que el mundo no puede volver atrás, a la política parroquial y los juegos más pequeños. Y, como también ha señalado Reid McCarter, cuando se toma en contexto, esto sirve como una gran explicación para comprender cómo operan los sistemas políticos tanto en el antiguo Egipto como en general.

En una escena importante cerca del final del juego, Bayek le expone su caso a Aya. Le pide que arroje los mundos a los dioses, al destino, y que regrese a Siwa con él para que puedan volver a tener una buena vida juntos. Aya le dice claramente que los dioses están muertos. En una prefiguración del credo de los asesinos, ella le explica que no hay destino, y que nadie tiene la buena voluntad del mundo en su corazón. Que nadie nos está cuidando, por lo que es responsabilidad de las personas buenas luchar contra aquellos que oprimen a las personas comunes.

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De forma crítica, si los "orígenes" del título son la creación de las órdenes de Asesinos y Templarios que impulsan al resto de la franquicia, entonces éste es el reconocimiento de Aya de que se trata del momento del origen. Bayek no es el primer asesino; él no es más que un hombre que mató a personas en el calor de la venganza. Aya es la primera asesina porque reconoce y formaliza lo que la hermandad de asesinos debe hacer, a través de los tiempo, para siempre. Tienen que desbaratar La Orden, que más tarde será conocida como Los Templarios.


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Cuando el Assassin's Creed original nos mostró Abstergo Industries y su máquina Animus, los jugadores de todo el mundo entraron en un mundo de conspiración. Ese primer juego se basa en eso de manera muy significativa, asegurándose de que descubramos que el deseo de Abstergo de dominar al mundo se remontaba por lo menos a las Cruzadas. Un jugador diligente que lee cada correo electrónico del juego podría haberse dado cuenta de que Abstergo es básicamente un Illuminati fantástico que pone drogas tranquilizantes en el agua potable, quiere controlar las mentes poniendo un artefacto místico en un satélite y quiere crear una super corporación que domine las industrias química, biológica y de entretenimiento. Todas las teorías de conspiración cobran vida aquí.

Hacer que Aya sea la primera asesina significa que ella es la primera persona en crear esa teoría de conspiración. Al crear a los asesinos, Aya se convierte en la persona que entendió que toda la opresión desigual, la violencia y la quema de cultivos de su tiempo en Egipto tenía un propósito. Para ser claros, Aya es una persona ficticia, y también lo es toda esta empresa.

Al mismo tiempo, especialmente en el momento político que estamos viviendo ahora, creo que hay un valor retórico en un juego que nos dice que fue una mujer la que entendió primero la naturaleza interconectada de las diversas formas en que su gente fue oprimida. Y que para acabar con ello, o por lo menos combatirlo, tuvo que formar una vasta coalición de personas afines a ella que se dedicaran a la búsqueda de la libertad para todos, universalmente, y no sólo a la búsqueda de la libertad de aquellos que se les parecieran, actuaran como ellos, o tuvieran sus mismos deseos básicos.

Quitar del centro de la narrativa a Bayek en Origins no es sólo un movimiento hacia la existencia de "personajes femeninos fuertes" sin una política que los respalde. A lo largo del juego, deliberadamente Aya es mantenida separada de Bayek. No comparten una rama de ascenso. El jugador no puede alterar las armas que ella tiene. Ella es su propio personaje, su propia persona, y en los momentos finales del juego vemos cómo eso realmente rinde frutos. El juego se salta varios años. Aya ingresa al Senado romano, y está tratando de cazar a César. Vemos uno de los momentos políticos más poderosos de la historia humana, y la primera espada es la de ella.