Fotos de mujeres al frente de sus comunidades en la campiña rusa
Todas las fotos por Olya Ivanova.

FYI.

This story is over 5 years old.

sociedad

Fotos de mujeres al frente de sus comunidades en la campiña rusa

Cada vez más hombres rusos se van de sus casas en el campo para buscar trabajo, lo que ha llevado al improbable ascenso de las matriarcas y sus hijas granjeras en los poblados campesinos.

A pesar del hecho de que las áreas rurales constituyen una gran parte del territorio de diez millones y medio de kilómetros cuadrados de Rusia, las comunidades de los pequeños poblados permanecen invisibles. La mayoría de las personas se trasladan a las grandes ciudades en busca de trabajo y mejores oportunidades, y los pueblos, privados de infraestructura y fondos estatales, se quedan en el olvido. Sin embargo, la vida allí no se detiene. La fotógrafa rusa Olya Ivanova es una de las pocas personas que captura la vida contemporánea de las comunidades remotas.

Publicidad

Ivanova comenzó a visitar los pueblos de todo el país en 2009 mientras trabajaba como fotógrafa para una revista rusa. Instantáneamente se enamoró de la atmósfera. "Hay un sentimiento especial de libertad, principalmente debido a la forma de comunicación, totalmente diferente de las costumbres de la ciudad", explica. "No hay extraños, todo el mundo está involucrado en la comunidad. Las relaciones podrían ser todo menos formales, extrañas o frías. A veces hay verdaderos dramas e intrigas, pero todo el mundo se preocupa por los demás. Descubrí una comunidad cerrada de personas que viven una vida completamente diferente a la mía, así que mi principal interés fue capturarla desde el interior.

"En 2013, me invitaron a una expedición en la región de Vologda, en un pequeño pueblo a orillas del río", continúa. "Es un lugar muy hermoso, con bosques espesos, rápidos ríos septentrionales, gente ruda. Nos tomó alrededor de seis horas llegar en auto desde la cercana ciudad de Vologda. Si no conoces el lugar es poco probable que lo encuentres. Tuve suerte de vivir con los habitantes locales, ir a cortar el pasto con ellos, hacer hotcakes y cuidar a sus hijos. Un año más tarde regresé para tomar fotos por mi cuenta. No tuve que buscar el tema: tuve la suerte de presenciar el Día del Pueblo, una festividad de los pueblos de toda Rusia que se celebra en diferentes días del verano. "

El día del Pueblo resultó ser una gran oportunidad para capturar la vida comunitaria y observar sus convenciones sociales. En este día todos los jóvenes, niños y nietos que trabajan en las ciudades regresan al pueblo. "Es el día festivo de tu lugar natal, de tus raíces, de tu familia y de tu hogar ancestral. Todos se preparan con antelación, entusiasmados por lo que van a vestir, beber y hacer", dice Ivanova.

Publicidad

"Se coloca una enorme mesa comunitaria para beber y comer, y todos bailan al ritmo de la música en vivo y luego en la discoteca local. El centro de la fiesta es la Casa de la Cultura, un establecimiento que funciona como bar, discoteca y teatro. En este sitio la gente prepara sketches y representaciones, canciones, poemas y comedia. En el escenario hubo todo tipo de personas: políticos locales; la poeta Katya, que trabaja en la tienda de la ciudad vecina; la tía Ira con un acordeón y un bigote falso…"

Mientras observaba y fotografiaba la fiesta, Ivanova se dio cuenta de que la mayor parte del trabajo lo hacían las mujeres. Los hombres estaban en su mayoría ausentes, y a los pocos que encontró no les gustaba ser fotografiados. "Los hombres se niegan a participar en el Día del Pueblo, bailar, cocinar o ayudar a organizar las festividades, ya que lo perciben como una debilidad. Las mujeres llegan a la celebración con vestidos de estampado de leopardo y tacones altos, mientras que los hombres llegan de pants y con una botella de cerveza en el bolsillo, pero aun así hay cinco mujeres por cada hombre, así que son bienvenidos ".

A pesar de que la sociedad rusa sigue siendo muy patriarcal, las mujeres del pueblo resultaron ser los verdaderos pilares de la comunidad. Hicieron la mayor parte del trabajo —en sus hogares y en el pueblo— y ejercieron un verdadero poder social. "Una mujer del pueblo es con frecuencia la jefe de familia. El bienestar de todos en la familia depende de ella, pues se encarga de garantizar que todos estén bien alimentados y sanos, y se ocupa de la casa. Los hombres tratan de fingir por costumbre que tienen todo el poder, pero por lo general son totalmente dependientes de sus esposas", dice Ivanova.

Publicidad

La fuerte presencia de mujeres en la comunidad está determinada en parte por la demografía: la esperanza de vida de los varones en Rusia apenas llega los 65 años, y muchos hombres abandonan los pueblos para encontrar trabajo. Estos factores contribuyen a la presencia de una improbable matriarca invisible en el corazón de una sociedad obsesionada con la masculinidad: "No he revisado las estadísticas, pero realmente parece que hay más mujeres en los pueblos. Los hombres suelen irse del pueblo para conseguir trabajo, ya sea en los sitios de construcción o conduciendo tráilers. Con frecuencia, los hombres mueren antes de los 50 debido al alcoholismo", explica Ivanova.

"También hay una teoría de que después de la Segunda Guerra Mundial, cuando muchísimos hombres murieron en batalla, la actitud de las madres solitarias hacia sus hijos se reblandeció, así que crecieron infantiles y débiles. Factores como la ingesta de alcohol barato, el servicio militar corrupto y violento, el alto nivel de agresión, conducir sin cinturón de seguridad, contribuyen a que disminuya la esperanza de vida de los hombres".

Después de años de fotografiar la Rusia rural, las mujeres del pueblo siguen siendo el tema favorito de Ivanova. Sus heroínas son de diferentes edades y profesiones, pero todas forman parte del arquetipo que ilustra perfectamente el papel de la mujer en la sociedad rusa, o al menos lo que se espera de ellas. "Una mujer del pueblo es fuerte, puede hacer casi todo por sí misma, realmente no necesita un hombre para trabajar en la casa o criar a los hijos", dice Ivanova. "Una mujer hace todo el trabajo que supuestamente realizan los hombres: cortar el pasto, cargar los troncos pesados, cortar madera.

Publicidad

"Ella trabaja mucho, pero nunca se queja. Tiene un corazón muy grande, ama a sus hijos y a otros niños, ayuda a sus vecinos y familiares, pero aun así sueña con un hombre fuerte. En la discoteca del pueblo todas las chicas de vestidos de estampado de leopardo y tacones altos cantan en coro su éxito favorito: 'Oh, qué hombre, quiero tener tus niños, tus hijos y tus hijas'. Esa parece ser la única función de los hombres".