Fotos de las décadas de guerra en Afganistán

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Fotos de las décadas de guerra en Afganistán

Hablamos con Steve McCurry sobre su nuevo libro, ‘Afganistan’.
SM
fotografías de Steve McCurry

Steve McCurry ha pasado casi 40 años haciendo fotos en Afganistán. En sus comienzos, retrató a los muyahidín en su lucha contra las invasiones soviéticas. Tras la retirada de las fuerzas soviéticas, McCurry decidió, a diferencia de muchos otros fotógrafos, seguir trabajando en el país, lo que le permitió documentar la vuelta de sus gentes a cierto grado de normalidad, un periodo de paz relativa, el posterior auge de los talibanes y el impacto de la invasión de la Coalición.

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fotografías de la guerra de Afganistán

El fotógrafo, autor de una de las fotos más famosas tomadas en Afganistán, prioriza los lugares y sus gentes sobre las imágenes combate, explosiones y ejércitos, dando lugar a un retrato piadoso y entrañable de un país que casi siempre suele asociarse con el peligro y la destrucción.

Tuve ocasión de charlar con él sobre Afganistan, el libro que ha publicado recientemente.

fotografías de la guerra de Afganistán

VICE: A diferencia de la mayoría de libros sobre Afganistán publicados durante los últimos años, el tuyo destaca por no contener imágenes de conflictos o combates. ¿Qué opinas respecto a la disyuntiva de mostrar el conflicto o los efectos del mismo?
Steve McCurry: Bueno, es que yo no soy fotógrafo de guerra, nunca he fotografiado conflictos. Hace 20 o 30 años sí que me vi en medio de algún combate, pero nada más. Nunca me definiría como fotógrafo de guerra. Para mí lo importante, o al menos lo que más me interesaba, era la población civil, la gente de esos lugares, atrapada entre dos bandos, que intentaba seguir adelante con sus vidas. Para mí esa era la parte importante.

Obviamente, entre las fotografías del libro hay algunas que muestran el impacto directo de la guerra. Heridas, detenciones… pero también hay imágenes que muestran esperanza, belleza. Con el volumen de material que has generado, el trabajo de edición debió de ser difícil. ¿Querías alcanzar cierto grado de equilibrio entre lo negativo y lo positivo?
Creo que la selección refleja más mi periplo por Afganistán. Podría decirse que es como un diario, del que he seleccionado las páginas más importantes. Ha habido conflictos armados en Afganistán desde 1978 y la situación continúa. Pese a ser un país precioso con gente increíble, vive momentos traumáticos y convulsos. Sus vecinos quieren intentar cambiar las cosas. Vecinos como Rusia o China. Luego están los EUA y sus aliados. Todos quieren intervenir. Hice la selección basándome en momentos memorables, personas memorables que conocí. Es, sin duda, un viaje personal con el que intento mostrar 40 años de cultura e historia de Afganistán; es la historia de mi experiencia en ese país durante los últimos 40 años.

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fotografías de la guerra de Afganistán

El libro deja muy clara tu afinidad con el pueblo de Afganistán. ¿Crees que después de los atentados del 11S se ha llegado a deshumanizar al pueblo afgano, o, cuando menos, a representarlo de forma inapropiada en los medios?
Los afganos tienen un gran sentido del humor. Son gente amable, muy hospitalaria y trabajadora. Están muy unidos a sus familias y solo piden tener acceso a la educación y la sanidad. Pero si tuviéramos que juzgar por las noticias, pensaríamos que todos son unos terroristas. Mi experiencia es muy distinta. Tengo muchos amigos afganos y me atrevo a decir que sé cómo son en realidad.

En el epílogo del libro, el historiador William Dalrymple trata específicamente el aspecto de la enorme diversidad de la población afgana. Como bien señalas, a menudo se considera a los afganos como un único pueblo, pese a que existe un gran número de grupos étnicos y tribales. Con esta selección ¿pretendías ilustrar al espectador respecto a esta complejidad y diversidad de las gentes de Afganistán?
Sí, quería mostrar tanta diversidad como pudiera. Como ya he dicho, este libro es como un viaje, por lo que tampoco es un compendio de todas las tribus y regiones en las que se divide el país. No lo hice con esa intención; no me corresponde a mí esa tarea. Este libro simplemente refleja mi experiencia. De hecho, hay fotos en las que la política o la situación del país no están presentes, porque son fotos personales…

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Después de casi 40 años trabajando allí, ¿qué ha hecho que te decidas ahora a hacer una retrospectiva de este calibre?
Bueno, yo creo que uno puede dedicar toda su vida a un tema. Supongo que llega un punto en que echas la mirada atrás, ves tu obra y llegas a la conclusión de que has dicho lo que querías decir, de que te has pronunciado. Llega un punto en que sientes que has vivido una experiencia, has vuelto a ella tal vez cinco o diez veces y que te estás repitiendo. Cuando eso empieza a pasar, ya sea en Afganistán o en cualquier otro sitio, es momento de pasar página.

En el libro se entrelazan imágenes de fortaleza y optimismo con otras de desesperación. ¿Cómo ves el país en la actualidad? ¿Crees que la situación ahora es más desesperanzadora que cuando lo visitaste por primera vez?
Afganistán sobrevivirá. Creo que lo que está pasando ahora continuará pasando. Los afganos son gente resistente y sabrán acomodarse a la situación. Esa ha sido la historia de sus vidas durante cientos de años. Respecto al rumbo que está tomando el país, con la intervención de los EUA, el Reino Unido y la OTAN, es una verdadera pena. Todos tenían sus propios planes y no creo que los estadounidenses hayan entendido cuál es la situación de Afganistán ni tengan interés en hacerlo. Después de tirar a la basura miles de millones de dólares y las vidas de unos pocos estadounidenses, lo único que podemos decir es que ha sido un error.

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Confío en que los afganos sobrevivan, pero los talibanes también viven ahí. Es su hogar y no van a irse a ninguna parte. Los combatientes afganos tienen una misión muy clara y la moral muy alta, puesto que se sienten victoriosos. Me imagino que los soldados estadounidenses destacados allí querrán volver a casa. No es su país, no es su lucha. A los soldados, por lo general, no les interesa la cultura; no se molestan en conocer a los lugareños.

Es inevitable pensar que todo ese dinero perdido podría haberse invertido en la creación de escuelas, hospitales, lo que fuera… Pero estoy seguro de que los afganos se las apañarán. Llegará un punto en que alguien se de cuenta de que no se está ganando terreno, de que es inútil malgastar más recursos en esta empresa. Creo que hemos aprendido que no podemos controlar el mundo.

Afganistan está disponible en Taschen.