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La Guía VICE al ahora

Este artista hace jabones con grasa de liposucción

"Se ve como jabón, funciona como jabón, pero es una obra de arte".
Gavin Butler
Melbourne, AU
DS
traducido por Daniela Silva
Un cirujano realizando liposucción y un jabón.
Imagen izquierda vía usuario de Flickr user Deepak Singh vía CC licence 2.0; imagen derecha vía Wikipedia vía CC licence 3.0

Artículo publicado originalmente por VICE Australia.

¿Alguna vez has sentido como si te bañaras con grasa de liposucción? Probablemente no. Pero, ¿qué pasaría si esa grasa se comprimiera en una barra de jabón, a la Fight Club, y te lo vendieran por 32 dólares cada uno como una obra de arte vanguardista? ¿Nada? Pues muy mal, porque un artista holandés llamado Julian Hetzel ya creó Schuldfabrik: un nuevo tipo de "hermoso" jabón producido a partir de la grasa donada de pacientes que se hacen la liposucción.

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Shuldfabrik se venderá en una tienda de cosméticos emergente y en una fábrica en el Festival de Adelaida de 2019, informa el ABC, donde los asistentes tendrán la oportunidad de lavarse con una barra de esas durante una presentación que también incluye a un cirujano plástico demostrando cómo sea hace la liposucción. De manera conceptual, Hetzel afirma que quiere usar jabón de grasa como un dispositivo metafórico para explorar la idea de convertir la culpa en una fuerza para el bien.

"Decidimos trabajar con la grasa como un material que representa la culpa o que contiene la culpa y para entender, ¿se puede utilizar como un recurso?", le dijo al ABC. "¿Podemos usar la culpa como algo productivo? ¿Podemos sacar provecho de nuestra propia culpa? Cómo hacer dinero con culpa".

Al trabajar con cirujanos plásticos en los Países Bajos, Hetzel logró producir suficiente grasa de liposucciones para producir 300 kilos del "jabón", pero él insiste en que no es "100 por ciento de grasa humana".

"Colaboramos con un fabricante de jabones y nos recomendó que hiciéramos una mezcla de diferentes grasas y aceites para tener un producto de muy alta calidad que también fuera hidratante y tuviera todos los componentes de un jabón realmente bueno", dijo. Las barras de 125 gramos terminaron con menos del 10 por ciento de grasa humana, y esos materiales corporales tuvieron que ser tratados a altas temperaturas para eliminar cualquier bacteria y virus y asegurarse de que el jabón fuera realmente higiénico.

Por consejo de los abogados, Hetzel también decidió no etiquetar oficialmente el producto como "jabón".

"Se ve como jabón, funciona como jabón, pero es una obra de arte", dijo.

Aquellos que estén menos interesados en el lado "artístico" de las cosas y más interesados en comprar las barras para regalarlas en Navidad también podrán llevarse a Shuldfabrik a casa por el precio de 32 dólares. Los fondos provenientes de las ventas se destinarán a la construcción de pozos de agua en la República Democrática del Congo, y una barra de jabón normal se otorgará al mismo país por cada venta.